Mi futuro Real
Si pertenezco a la fundación del Teatro Real es, además de por gozar de la confianza del Presidente de la CAM, por mis criterios culturales-empresariales y también por el peso que, poco o mucho, pueden tener mis opiniones en los medios musicales. Creo que en el actual momento del teatro es bueno dejar constancia de las mismas.
Estamos ante el quinto año del Real, sin percance alguno en sus funciones de temporada. Si el teatro se abrió y viene funcionando con mucha dignidad es, en grandísima parte, gracias a Juan Cambreleng y al maestro García Navarro, nombrado por el primero. Cierto es que no ha colmado todas nuestras expectativas, pero tampoco olvidemos donde estamos y los medios con los que cuenta el teatro. En la gestión de Cambreleng hay tantos claroscuros como en cualquiera otra, pero el balance es positivo. Otra cosa es que la desaparición de García Navarro y la llegada de Sagi avoquen a una nueva etapa que creo absolutamente conveniente.
El teatro necesita un auténtico intendente, que asuma todas las responsabilidades. La dependencia de una comisión ejecutiva política por más tiempo no me parece conveniente ni para el teatro ni para los propios políticos. Es ya hora de que el Real entre en una andadura normal, como cualquier otro teatro en el mundo. Así la prensa dejará de mirarlo con lupa y los críticos podrán irse a dormir tras cada estreno en vez de ponerse a escribir crónicas apresuradas. Por eso creo conveniente modificar estatutos, que se amplíe la ejecutiva con personas del medio y que sus reuniones se espacien en el tiempo. No hay que inventar nada, hace falta solo un intendente que represente en todo al Real, que conozca cuáles son las competencias de un director artístico y sepa trabajar en equipo. Una persona que se desenvuelva bien entre los políticos de las administraciones central y autonómica y -¿para qué meternos en aventuras absurdas?- que conozca a fondo lo que es un teatro. Me consta que, aunque pueda haber otros, la mayor parte del mundo musical tenemos un mismo nombre en la cabeza y creemos llegada su hora. Lo importante, en cualquier caso, es no perder la ocasión de poner las bases para alcanzar el Real de nuestros sueños.