Bandas sonoras una extraña elección
Importantes nombres de la composición optan a la Mejor Partitura Original
20 marzo, 2003 01:00John Williams (Atrápame si puedes) y Philip Glass (Las horas)
Philip Glass, John Williams, Elmer Bernstein, Elliot Goldenthal y Thomas Newman son los nombres que competirán por llevarse la estatuilla a la Mejor Partitura Original. El crítico José Luis Pérez de Arteaga recorre los trabajos elegidos y realiza su particular apuesta dentro de unas candidaturas cuestionadas por su "curiosa" selección.
Que no esté Chicago es comprensible porque se trata de un "musical" y tiene apartado propio, y porque su partitura es mayoritariamente "no original" -fue escrita por John Kander para la pieza teatral de Bob Fosse-, y los nuevos segmentos de Dany Elfman no dan para mucho.
Yendo a las nominaciones definitivas, la primera sorpresa es la presencia del gran John Williams no por su segundo Harry Potter o por los formidable pentagramas para Minority Report, sino por el Atrápame si puedes del mismo Spielberg, que es una banda sonora fresca, divertida, suavemente jazzística, pero claramente menor en el quehacer del músico. También es curiosa la concurrencia de Elliot Goldenthal por Frida de Julie Taymor, no porque su trabajo sea mediocre -es lo último que se puede predicar del autor de la música de Entrevista con el vampiro-, sino porque queda subsumido por el empleo masivo de temas populares. En el terreno más negativo, aparece la aportación de Philip Glass al film de Stephen Daldry The Hours: Glass ha escrito notables obras para el cinema, como su trilogía con Godfrey Reggio Koyaanistkatsi, Powaqqautsi y Nagoyquatsi, o su partitura para Agente secreto de Christopher Hampton, pero la música de estas "Horas" es inventivamente mínima y repetitivamente máxima, y su labor termina por hacerse sinónimo del vocablo "aburrimiento".
Trabajos premiables
Llegamos así a los dos trabajos más "premiables" en teoría: Road to Perdition del sempiterno candidato Thomas Newman -lleva más de una década de nominaciones- y el Lejos del cielo de otro gran veterano, Elmer Bernstein. Partituras, en cierto aspecto, contrapuestas: frente a la prosopopeya lingöística de Newman, que va en paralelo con el tono mítico-enfático de la película de Sam Mendes, la sencillez a veces desconcertante, casi etérea, de los pentagramas "retro" -la América de los 50- de Elmer Bernstein para la producción de Todd Haynes. Pero ambas propuestas y lenguajes funcionan perfectamente, tanto en el contexto del filme al que secundan como oídas aisladas de su complemento visual. Newman canta con gran orquesta sinfónica e instrumentario exótico adicional la soledad del gangster de buen corazón y Bernstein comprime esa misma orquesta, con la sola adición de un piano, para evocar la soledad de la esposa y ama de casa.
Pero, aquí lo hemos escrito hasta el agotamiento, la Academia americana es impredecible y que se cumplan profecías -como en la pasada edición con Shore y La Hermandad del Anillo- es lo contrario de la norma. La solución, en la madrugada del lunes.