Música

Ibermúsica se hace británica

La Sinfónica de Londres actuará en España junto a Gergiev, Harding y Temirkanov

13 octubre, 2005 02:00

Ricardo Chailly. Foto: R.C.

Desde hace más de tres décadas Ibermúsica es un referente para la vida musical, y no sólo madrileña, pues sus orquestas giran por todo el país. Sus abonados pagan algunos de los precios más altos del panorama filarmónico español. Esta temporada, el mayor protagonismo lo asume la Sinfónica de Londres que vendrá nada menos que con tres batutas diferentes, Gergiev, Harding y Termikanov.

Una especie de nervadura central de la temporada de Ibermúsica lo constituyen los conciertos de la Sinfónica de Londres, una orquesta nacida en 1904 y que mantiene una frescura de sonido, una flexibilidad y un eclecticismo raros. Su espectro sonoro, luminoso y claro, no es incompatible con el nivel técnico, que da alas, cuando la ocasión lo requiere, a un virtuosismo muy bien trabajado. A las órdenes del que va a ser su titular, el ruso Valeri Gergiev, la agrupación abre precisamente la temporada, y lo hace hoy mismo, en el Auditorio Nacional, con una sesión que combina el romanticismo intenso y emotivo de Schumann, el de su Concierto para cello (con Johannes Moser), y la ampulosidad estridente y patética al tiempo de la Sinfonía nº 8 de Shostakovich. Y mañana el programa es totalmente ruso, con una selección de Jovanchina de Mussorgski y otra pieza de Shostakovich, la caudalosa y repetitiva Sinfonía nº 7 Leningrado, de la que Gergiev, un director nervioso, tenso y ágil, hace una creación. Las maneras vigorosas, las demandas casi violentas a veces y el temperamento explosivo de este maestro conjugan bien con el conjunto británico, que en su tercera actuación, jornadas más tarde, el día 20 del mismo mes, será gobernada por un director totalmente distinto, el inglés Daniel Harding, de modos más elásticos, de estética musical más agresiva, en busca siempre de sonoridades más puras y de una línea expositiva que trata de ser objetiva. La obertura Genoveva de Schumann sonará junto al Doble Concierto (con Nikolitch y Hugh) y a la Cuarta de Brahms. Músicas de un romanticismo muy cálido y realmente exigentes a la hora de reflejar emociones.

Sinuoso Temirkanov
En su tercera visita la formación aparece presidida por un viejo conocido, también ruso, Yuri Termikanov, un director de marcada personalidad, de rara concentración, de gesto sinuoso -generalmente sin batuta- y práctico, de un magnetismo indiscutible; y de una curiosa falta de interés en ampliar su repertorio, anclado en unas cuantas obras. Entre ellas la Primera Sinfonía de Mahler, que combina, el 10 de mayo de 2006, con el Concierto para violín nº 1 de Prokofiev (con Lisa Batiashvili), que sigue siendo protagonista un día después con su suite de Romeo y Julieta, otra pieza del gusto del director. La refinada pianista francesa Hélène Grimaud dará forma al musculado y profundo Concierto nº 2 de Brahms.

Junto a estos cinco nada despreciables conciertos, se sitúan en el cuadro de la temporada que organiza Aijón algunos acontecimientos muy sustanciosos. Entre ellos evidentemente hay que marcar con piedra blanca la presencia, tras muchos años y luego de su grave enfermedad, de Claudio Abbado al frente de la Gustav Mahler Jugendorchester. El programa promete: Pelléas et Mélisande, ese endiablado y revelador poema sinfónico del Schünberg temprano, y la Cuarta Sinfonía de Mahler, de tan refinados acentos y estructura tan vienesa. La solista es la solvente soprano Julianne Banse.

Se puede anotar también la Filarmónica de Munich con una de las batutas de moda, el germano Christian Thielemann, que toca también la Cuarta de Brahms. Buena ocasión de comparar, en todo caso, con Londres/Harding. Al lado de esta obra maestra, otra de signo bien distinto cual es Metamorfosis de Strauss. Citemos ahora, en sucesión, otros binomios orquesta/batuta: Gewandhaus de Leipzig/Chailly, Sinfónica de la Radio Bávara/Jansons, NDR de Hamburgo/Von Dohnányi, Sinfónica de Viena/Kraizberg, Chamber of Europe/András Schiff…

No faltan solistas de campanillas, como el barítono Thomas Quasthoff (Winterreise de Schubert) y el pianista Evgueni Kissin. Relevante asimismo la actuación del Sexteto de la Filarmónica de Berlín.