Image: Cuenca se hace oír

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Música

Cuenca se hace oír

La Semana de Música Religiosa celebra su 47 edición en pleno año Messiaen

13 marzo, 2008 01:00

La grand chapelle de Albert Recasens

La Semana Religiosa de Cuenca abre sus puertas con el centenario de Olivier Messiaen como fondo. Escenarios como el del Teatro Auditorio, las iglesias de la Merced o San Felipe y la Catedral acogerán el talento y la tradición de Aqua Escena, la Grande Chapelle, la JONE, Il fondamento, Jorge Fernández Guerra, Sir Eliot Gardiner, Juanjo Mena, Aldo Mata y Philippe Herreweghe, entre otros.

Este año, la Semana de Cuenca se detiene en los "réquiem", las músicas funerales, que de una manera u otra pueblan su programación. Es lo propio, por otra parte, de un festival que ocurre en plena Semana Santa. Llueve sobre Cuenca la música de difuntos. La más antigua es la propiamente litúrgica. Como viene ocurriendo desde hace ya muchos años, los gregorianistas de Schola Antiqua, dirigidos por Juan Carlos Asensio, cantarán en la Catedral el Triduo Sacro, o sea, los Oficios de Semana Santa, donde se narra y se vive la muerte de Cristo. Es una especie de gran réquiem que dura días y que el Festival presenta al alimón con el obispado: los curas hacen la liturgia y los músicos la cantan. Esta superposición de arte verdadero sobre rito verdadero, de Festival sobre Festividad, prolifera a lo largo de la Semana y es una de las claves de su éxito continuado. Visto del revés, este baño de arte que cae en Cuenca sobre la Semana Santa viene a ser la revancha de aquel baño cristiano que recibieron en su día las fiestas paganas.

El réquiem alemán
Las "Musikalische Exequien" de Henrich Schötz son, como su nombre indica, un réquiem alemán. Lo cantará la Capilla Flamenca que dirige Dirk Snellings. Pero el "réquiem alemán" por excelencia es el de Brahms, que vendrá a Cuenca de la mano de Philippe Herreweghe y la Orquesta de los Campos Elíseos (¡fúnebres también ellos!). Para acompañarlo, sonarán los Totenfeier, "Ritos mortuorios", de Mahler. La contrapartida sureña, italiana, es el réquiem de Verdi, en el que culminan muchos siglos de tradición cristiana en la representación dramática del Día de la Ira. Juanjo Mena, uno de nuestros mejores directores, dirigirá esta impresionante obra a la Orquesta de la RAI y al Coro Maghini de Turín.

Sin llegar a titular nada "réquiem", por haberlo escrito casi todo "en protestante", Bach ha sido uno de los artistas (si no el que más) que ha mirado con más penetración tejado arriba. Y no necesariamente en el sentido religioso, sino, en general, en cuanto a la reflexión trascendente. Este año sonarán en Cuenca sus Cantatas fúnebres 106 y 198, interpretadas por Paul Dombrecht e Il Fundamento, y La Pasión según San Juan, que nos permitirá disfrutar una vez más de John Elliot Gardiner y sus conjuntos: el Coro Monteverdi y los English Barroque Soloists.

Como Bach, Olivier Messiaen tampoco tituló nada "réquiem" pero, bien mirado, no compuso otra cosa. Toda su imaginería de vitrales, pájaros, silbidos Martenot, ritmos indios y acordes de colores no son sino visiones del más allá, adonde jamás dejó de mirar este extraordinario compositor. El pianista Peter Donohoe, alumno de Messiaen y especialista en su obra, es el artista residente de la Semana y, además de interpretar su música, intervendrá en las Jornadas Messiaen que tendrán lugar en paralelo. Reinbert de Leeuw dirigirá a la JONDE un monográfico Messiaen, con el Poème pour Mi y las Tres peqeuñas liturgias de la Presencia Divina.

Tendremos también el réquiem de Duruflé y el Tombeau pour Messiaen de Jonathan Havery; pero el "requiemista" principal del siglo XX fue Benjamin Britten. Si otros grandes compositores han escrito un gran réquiem, él ha hecho dos: la Sinfonía da réquiem, donde dibuja sin palabras una muerte más o menos reconfortante, y el War réquiem, donde pinta, de palabra y de obra, todo el horror de la guerra y de la vida. El maestro Mena se encargará también, al frente de los mismos conjuntos italianos, de hacer sonar este extraño réquiem en el que el alma no encuentra descanso.

Grandes encargos
Sin salirse todavía del tema, la Semana de este año presenta el estreno de dos grandes composiciones por encargo. Lera Auerbach (Cheliabinsk, 1973) es una gran promesa joven de la música ruso postsoviética. Pianista, compositora y artista de muy hondos sentimientos, viene a Cuenca con un réquiem ruso que trae a la memoria el réquiem polaco de Penderecki, por cuanto no lamenta en general el destino de la humanidad, sino que protesta concretamente por crímenes cometidos contra uno u otro pueblo. En ese sentido, ni estos dos, ni el de Britten son propiamente "requiems", diga lo que diga su título, porque no piden el descanso, eterno o no, sino la reparación. Incumplen así, no ya el requisito cristiano de mirar a la otra vida y no a ésta, sino la antigua tradición pagana de beber los muertos las aguas del Leteo, que es el río del Olvido.

Este réquiem ruso emplea textos de Pushkin, Derzhavin, Lermontov, Pasternak y Ajmátova, junto a textos litúrgicos y salmos ortodoxos. Será estrenado por Markus Poschner al mando de la Bremer Philarmoniker. Además de con este gran fresco sinfónico-vocal, que ocupa toda una sesión, la joven Auerbach se presenta también como pianista, tocando en la Fundación Antonio Pérez preludios propios y los Cuadros de una exposición de Musorgski, que rebotarán entre una y otra arpillera de Manuel Millares.

El otro encargo de la Semana es el del compositor madrileño Jorge Fernández Guerra (1958). Es también un "anti-réquiem", pero en otro sentido. Esta pieza sí es auténticamente fúnebre pero no pide el descanso, sino que explora/imagina el más allá. Los intérpretes de este estreno serán la Joven Orquesta Nacional de España y el coro Tenebrae, bajo la batuta de José Luis Estellés, el excelente clarinetista que confirma su vocación directorial con este difícil programa, que se completa con la representación de Los siete pecados capitales, la última colaboración entre Bertold Brecht y Kurt Weill.

Pero esta "ópera-ballet" no es la única producción escénica de la Semana. Está también el auto sacramental La paz universal o El lirio y la azucena, de Calderón, con música de José Peyró, que es el espectáculo inaugural de la Semana. Esta vez se cuenta con la participación de Albert Recasens como director musical, al frente de La Grand Chapelle, y Juan Sanz como director de escena. La otra producción escénica es Ubi est Christus?, un drama litúrgico medieval. Junto a los estrenos ya señalados, estará el de 4 in 3 in 2 in 1, de Kees Boeke, y el de El triunfo de la muerte de Miguel Franco.

Ars Sacro en El Escorial, Segovia y Bilbao

La música sacra no sólo estará estos días en Cuenca. Mañana comienza en El Escorial su Ciclo de Música Religiosa con la Real Filharmonía de Galicia Choeur Accentus dirigida por Antonio Ros Marbá. La 26 Semana de Música Sacra de Segovia de la Fundación Don Juan de Borbón acogerá, a partir de próximo 17, a formaciones como el Cuarteto Messiaen, que celebra el centenario de Olivier Messiaen. Finalmente, en Bilbao aún puede verse, hasta el 18 de marzo, el festival Bilbao Ars Sacrum (BAS).