Image: Josep Pons

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Música

Josep Pons

“Ha costado mucho convencer a los grandes músicos para que vinieran a la ONE”

29 mayo, 2008 02:00

Josep Pons. Foto: Sergio Enríquez.

El director titular de la Orquesta Nacional tiene ganas de hablar. De hacer balance. De presumir que ha durado más que ningún otro director y de presentarse ante la sociedad como el artífice de una "transición" necesaria. Corren nuevos tiempos políticos y la ONE estrena un "acuerdo" que intentará solucionar problemas que afectan a horarios, contratos y derechos de grabación. A punto de comenzar su Festival América España Pons habla de todo ello con El Cultural.

Al tomar posesión de la dirección titular de la Orquesta Nacional de España, en plena crisis, con la orquesta en huelga y los abonados enfurecidos, Josep Pons explicó a El Cultural que la Nacional quedaría pacificada y que sería referencia de calidad en España. "¡Voy a revolucionar la ONE!", dijo entonces. Ahora, cinco años después, a punto de empezar su festival estrella, el Festival América España, Pons da por alcanzados la mayor parte de los objetivos de entonces y asegura haber convertido a la ONE en un orquesta del siglo XXI.

-Ha sobrevivido usted cinco años al frente de la ONE, la orquesta "comedirectores".
-Ya ve: he durado ya más que la mayoría de mis predecesores.

-No sólo ha sobrevivido: se le ve contento.
-Es que hay motivo para estarlo. En estos días se está firmando el nuevo acuerdo que va a cambiar de arriba a abajo la situación. Economía ha dado ya su visto bueno.

-¿En qué consiste ese acuerdo?
-Regula la adecuación de los horarios, el equilibrio entre los distintos tipos de contratos y resuelve todos los motivos de tensión. Regula, además, los derechos audiovisuales. A partir de ahora, la Orquesta cede todos sus derechos de grabación, de retransmisión e incluso de internet y nuevas tecnologías.

-¿La ONE vuelve a la radio?
- Todas las semanas. Y ya se puede grabar y editar lo que sea. De momento, vamos a grabar en vivo todos los conciertos del Festival América España, que empieza dentro de dos semanas.

-¿No me diga que la ONE ya no es un avispero?
-Eso está definitivamente superado. Quedan cosas, como la estructura del Coro o la redacción del Reglamento, pero cada vez son menos.

-Se dice que el acuerdo se ha logrado a costa de una subida salarial brutal.
-Ha habido una actualización, ¡que no se producía desde 1992!, y se han reunido en la nómina pagos que venían haciéndose de manera dispersa. No sé exactamente cuánto importa la subida, pero sí sé que es perfectamente razonable.

-Además del sueldo, ¿qué es lo que ha posibilitado el cambio?
-Se ha hecho entre todos. La Administración se ha mostrado comprensiva y los músicos también. En este último tramo hemos tenido un apoyo importantísimo.

-Choca el nombramiento del oboísta Ramón Puchades como nuevo Director Técnico. Desde fuera, lo que parece es que ha habido guerra y que los músicos han ganado de calle, hasta el punto de que uno de ellos ha ocupado el cuartel general enemigo.
-No me gusta lo de "uno de ellos". Aquí no hay "ellos". Todos somos "nosotros". Administración, oficina, orquesta, director... todos estamos en el mismo barco y es bueno que estemos en el mismo lado de la mesa.

-Eso suena a sindicato vertical.
-Pero no se parece en nada. A Puchades lo propuse yo, porque sabía que iba a hacer una gran labor y la está haciendo.

-¿Cómo se han tomado en la Orquesta el nombramiento de uno de ellos como Director Técnico?
-Les parece un gran gesto por parte de la Administración y una gran responsabilidad para ellos.

-Cuando llegó usted, anunció que iba a revolucionar la ONE. ¿Lo ha hecho?
-No sé si "revolución" es el término exacto. Digamos mejor que he liderado una "transición", porque aquí ha sido la propia orquesta la que ha realizado el cambio desde dentro. Como aquellas Cortes que votaron la venida de la democracia.

-¿Transición a qué?
-A una orquesta del siglo XXI.

Una última sonrisa
-¿Diría usted que existe una ‘Leyenda Negra’ de la ONE?
-Sí. A nosotros todo nos resulta más difícil que cualquier otra orquesta española. Jugamos con el campo cuesta arriba. He tenido que tragarme muchas risitas: "¿Estás en la ONE?, ¡con lo mal que tocan y lo conflictivos que son!, ¡pero si ahí desayunan directores!". Sé que seré yo quien ría el último. O no, porque no soy socarrón, pero sí daré una última sonrisa.

-Qué se encontró al entrar. ¿Se lo desayunaron a usted crudo también?
-En absoluto. Había problemas, pero cuando me metí dentro, no encontré más que entusiasmo por la tarea y muchas ganas de encontrar un sonido y de quitarse esa leyenda de encima.

Calidad y referencia
-En su primera entrevista como titular de la ONE dijo que quería hacer de ella una referencia de calidad y que la convertiría en anfitriona de los mejores músicos. ¿Cómo lo ve ahora, pasados cinco años?
-Estamos en ese camino y hemos avanzado mucho. El avance en calidad es objetivo. Hay un sonido, un balance. Ya podemos entrar, al menos, en la cuestión idiomática: tocar un Rameau como si fuéramos una orquesta de instrumentos originales y, en el mismo programa, hacer un Shostakovich al que se le note todo el peso de su país.

-¿La ONE, anfitriona de los mejores músicos?
-Ha costado, pero se está consiguiendo. Se ha hablado mal de la Nacional, se la ha denostado y ha sido difícil convencer a algunos músicos de que vinieran. Pero una vez que vienen, repiten encantados, porque les gusta lo que oyen. Acaban de venir los pianistas Arcadi Volodos, Lang Lang y Lars Vogt. El año que viene tendremos a los violinistas Gil Saham, Anne-Sophie Mutter, Joshua Bell,y Julian Rachlin, pero acaban de venir Gidon Kremer y Frank-Peter Zimmermann. Eso significa que en tres temporadas hemos tenido a lo mejor de lo mejor.

- ¿Cree que ese orgullo es una sensación interna en la Orquesta? ¿Llega ya al exterior?
-Llevará tiempo. En Granada, cuando la gente empezó a decirme, ‘¡Oh, qué sonido!’, en realidad llevábamos ya cuatro años sonando así. Estas cosas tienen efecto retardado. William Christie vino a oírnos hace poco, se entusiasmó y se manifestó encantado de venir a dirigir la Orquesta en cuanto tenga fecha. En otro tiempo, hubiera tenido que convencerle . O fijémenos en Daniel Barenboim. "Vine al concierto de un amigo y me voy con la satisfacción de haber oído una gran orquesta", dijo después de la actuación de Larry Foster y Arcadi Volodos.

-¿Tan bien suena la Orquesta?
-Hay camino por delante, lo sabemos y lo queremos recorrer. Pero la mejora es evidente. Ahora que podemos empezar a grabar, tenemos ya muchas novias.

-¿En qué faceta de su proyecto han avanzado menos?
-En la música de cámara. Se intentó, pero no se consiguió. Eso me duele mucho. Espero poder hacerlo antes de irme.

- Ah, ¿se va usted?
-Me he puesto como límite el 2011. No debemos eternizarnos en los proyectos. De Granada me fui a los 10 años, en el mejor momento.

- ¿Y qué le dejará al siguiente?
-Espero hacer un traspaso sosegado y poder decir: aquí tienes una orquesta con estructura clara, que te permite trabajar, una orquesta ágil, con prestigio, que gira y que graba, y que invita a artistas de primer nivel. ¡Eso es muy distinto de lo que yo me encontré!

El sonido de la leyenda negra

La "leyenda negra" genuina es la de España en América: la colonización española fue un genocidio se pongan como se pongan los historiadores. Los hechos no cuentan. El sambenito está colgado. También la Orquesta Nacional arrastra el suyo. Es una orquesta de funcionarios adinerados y sindicalistas amarillos que desprecian la música, odian a los directores, les sabotean los ensayos, les hacen llorar y se los meriendan. Además, tocan fatal. Lo malo de las leyendas negras es que desvían el tiro hacia problemas fantasma. No será insultando a Cortés como América se librará de sus tiranos y no será llamando comeniños a sus músicos como la ONE encontrará el buen sonido.