Flórez, en su última visita al euskalduna

Romanzas y ritmos guerreros llegan la próxima semana al Palacio Euskalduna de Bilbao con La fille du régiment, de Donizetti, de la mano de Emilio Sagi y Juan Diego Flórez.

La fille du régiment marca uno de los momentos más intensos y triunfales de la vida artística de Donizetti, que a finales de la década de los treinta del siglo XIX se había hecho prácticamente el amo de París con la versión francesa de Lucia (Lucie de Lammermoor) y Les Martyrs; y con esta ópera cómica que se repone en el Palacio Euskalduna el próximo martes a iniciativa de la ABAO. Aunque en la faltriquera del músico había más cosas, como un proyecto titulado Le Duc d’Albe -que en realidad no se estrenaría, en italiano, en Roma hasta 1882- y otro denominado L’Ange de Nisida, que acabaría convirtiéndose más tarde en La favorite.


Esta obra es una opéra-comique con todas las consecuencias, con sus aires y personajes de vodevil; con la típica mezzo dugazon; aunque la vena italiana se aprecia con claridad, particularmente en una aria tan bella, sentida y poética como Pour me rapprocher de Marie, que canta el tenor, Tonio. Los libretistas, Vernoy de Saint-Georges y Bayard, discípulos de Scribe, conocían las argucias de este tipo de acciones ligeras. La obra se estrenaría, traducida al italiano y con recitativos acompañados, en el Teatro de La Scala el 3 de octubre de 1940.


Ritmos guerreros y tiernas romanzas se dan la mano en la composición, que en su reposición parisina, en 1850, consiguió un triunfo monumental: en 1875 se había representado ya 600 veces y en 1914, 1.000. Y los espectadores de todas las épocas han esperado con fruición el número espectacular y más conocido de la obra, el aria de Tonio Ah! mes amis, quel jour de fête!, en la que el cantante ha de emitir nada menos que nueve sobreagudos (llamados de pecho). Una buena prueba para un lírico-ligero; aunque el creador, Mecene Marié de L’Isle (1811-1879), era en realidad un baritenor que cantaría seguramente esas notas altas en falsettone.


No es desde luego la costumbre del tenor peruano Juan Diego Flórez, protagonista de estas funciones, que ataca los agudos, tersos, penetrantes, a plena voz. Junto a él la prometedora soprano costarricense íride Martínez. El Sargento Sulpice es Paolo Bordogna y la Marquesa, Annie Vavrille. El segundo reparto lo encabezan los jóvenes Cosmin Ifrim y Kathleen Kim. Todos, excepto Flórez, debutan en Bilbao. La producción, de Emilio Sagi, ya ha sido aclamada en Bolonia, de donde procede. El solvente Yves Abel empuña la batuta ante la Sinfónica de Navarra y el Coro de la ABAO.