Image: Los juegos de edad de Kozlovsky

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Música

Los juegos de edad de Kozlovsky

Los colegas de Domingo más allá de los 70

16 julio, 2010 02:00

Plácido Domingo, como Simon Boccanegra.


Plácido Domingo y Daniel Barenboim compartieron la mesa de un restaurante berlinés después de haber oficiado Simon Boccanegra en el teatro vecino de la Staatsoper. Era la primera vez que el tenor madrileño se atrevía con el barítono protagonista de la ópera Verdi, así es que los clamores del público beneficiaron el ambiente distendido de la cena. Se le ocurrió entonces a Barenboim contar la historia del tenor ruso Ivan Kozlovsky (1900-1993). Fumándose un puro, nos dijo a los presentes que el tipo en cuestión había cantado profesionalmente hasta los 93 años. También nos explicó que el secreto de la longevidad consistía en reservarse, dosificarse como un reloj de arena averiado. Únicamente se empleaba de veras cuatro funciones al año. ¿Cuáles? Aquellas que coincidían con la visita de Stalin al Bolshoi. Kozlovsy se convirtió en el intérprete favorito del mostachudo sátrapa, razón por la cual la dirección del teatro no podía reprocharle su indolencia ni su apatía cuando el patriarca soviético se ausentaba del palco. Que era casi siempre.

Está probado históricamente que la devoción de Stalin a Kozlovsky se materializó en un beso paternalista y trascendental en público. También consta que el agraciado tenor correspondió al padre de la patria acompañándolo al piano. Cantaba Stalin y es de suponer que bastante mal, pero las crónicas de la época no podían cuestionar la línea canora del depredador. Barenboim se recreaba en la historia y explícitamente proponía a Domingo la proeza de superar la marca de longevidad de Kozlovsky. Se lo decía entre carcajadas y bocanadas de humo, aunque Plácido no tenía realemente necesidad de emular al colega ruso. Ya lo había batido con creces. No por los años, sino por el número de funciones.

La anécdota y el matiz vienen a cuento porque Plácido Domingo representa un caso sin equivalencia en la historia de la ópera. Pueden mencionarse algunos colegas que han sobrepasado los 70 años en activo -Raina KabaivaNska, Hans Hotter, Nicolai Ghiaurov- y ejemplos, como el recientemente fallecido Giuseppe Taddei, que se retiraron a los ochenta, pero el caso de Domingo es diferente por el número de horas de vuelo, por la extraordinaria salud vocal que aún conserva y por la fortaleza con que ha sostenido su propio lema: "If I rest, I rust" (Si me detengo, me oxido).

Nos lo explicaba él mismo en la antesala de su debut como Simon Boccanegra en Berlín: "Sí, empieza a sorprenderme la longevidad. Pero me siento bien. Y me encuentro en buena forma. No voy a cantar un día más de lo que deba ni un día menos de lo que pueda". Es el desafío con que se levanta cada mañana. Literalmente, puesto que el ritual del maestro al despertarse consiste en comprobar si la voz todavía está en su sitio. No le ha defraudado a punto de cumplir 70 años. Ni es posible que lo haga a los 93. La edad de Kozlovsky.