Image: Atomicos

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Música

Atomicos

La gran esperanza del jazz europeo celebra una década de éxitos con Theater Tilters

1 octubre, 2010 02:00

Los cinco integrantes de la banda escandinava.

Diez años llevan los integrantes de Atomic desmarcándose entre el free jazz norteamericano y la libre improvisación europea. La semana que viene publican su tercer disco en directo, Theater Tilters.

La irrupción del quinteto escandinavo Atomic en la escena jazzística europea tuvo un merecido eco en Estados Unidos. La banda se propuso enarbolar la bandera del free jazz americano cuando los músicos de aquel país se sometían definitivamente a la fusión, a un "todo-vale" que a menudo no tenía traducción. O si la tenía era intrascendente. Así pues, la presentación en sociedad de Atomic supuso una ráfaga de aire fresco en un tiempo de aburguesamiento creativo, al tiempo que reivindicaba los valores de la esencia del jazz: la energía y la improvisación. Hoy la ardiente temperatura musical del grupo y su audacia compositora apenas encuentra espejos donde mirarse, si acaso en la igualmente intensa y vital propuesta de colectivos como el actual cuarteto de Wayne Shorter.

Al margen de colaboraciones previas en bandas como Fire House, Element o Fredrik Norén Band, Atomic cumple este año una década de existencia. Y lo celebra con el lanzamiento de un disco grabado en directo en el Teatro Lederman de Estocolmo, Theater Tilters (Jazzland/Universal), donde avanzan nuevos temas y repasan clásicos de su repertorio como Roma o Bop About. "Somos una banda de directo", comenta su baterista Paal Nilssen-Love. "Sólo en el directo la música puede crecer y desarrollarse. Sin música no hay público y sin público no hay música. Por eso estamos siempre de gira. La música en un estudio de grabación puede llegar a morirse, se pierde la magia del momento, aunque disfrutemos mucho con los procesos posteriores de mezcla y masterización".

Theater Tilters sale a la venta en España la semana próxima y supone el séptimo registro de Atomic, donde la delantera sueca la ocupan el trompetista Magnus Broo y el saxofonista y clarinetista Fredrik Ljungkvist, y de la retaguardia noruega se ocupa el pianista noruego Håvard Wiik, el contrabajista Ingebrigt Håker Flaten y el mencionado Nilssen-Love. El registro vuelve a publicarse bajo un sello asociado al jazz electrónico, del cual el baterista se desmarca: "Creo que en la música electrónica hay una falta de interacción inmediata, espontánea, por lo que no me ocupo mucho de ella. No reniego de este lenguaje, eso sí, siempre y cuando no limite la velocidad y la espontaneidad".

El jazz expansivo y nuclear de Atomic se basa, a partes iguales, en una arrebatadora concentración de elementos de la escuela tradicional jazzística americana y elementos de la música improvisada europea, aunque también realicen encendidas actualizaciones del hardbop o el postbop, que muchos han descrito como freebop. "Escuchamos de todo. Música contemporánea, étnica, rock... Trabajamos de manera muy democrática, aunque Wiik y Ljungkvist escriban la mayoría de los temas. Y desde hace un par de años, la improvisación es mucho más colectiva, incluso en los tramos solistas. La interacción que ahora tenemos está a un nivel superior, el juego es mucho más vivo, porque nos ofrece la oportunidad de estirar más la música, de enfrentarnos a un desafío continuo...".

El concepto colectivo del grupo bien podría echar raíces en los grupos de Miles Davis y en discos suyos como Bitches Brew, del cual se celebra este año el 40 aniversario. "El disco abrió multitud de puertas musicales a un montón de artistas, no sólo de jazz. Es un disco importantísimo para la historia del jazz, pero no menos importante es lo que generó después. Es necesario que no dejemos de escuchar a gente como Miles, John Coltrane, Joe McPhee, Peter Brötzmann, Don Cherry, Cecil Taylor, Art Blakey, John Stevens, Evan Parker, Charlie Parker, Eric Dolphy... Ellos nos abrieron el camino".

Desde la publicación de su primer álbum, Feet Music (2002) -título que tomaron prestado de un tema de Ornette Coleman-, Atomic se ha convertido en una de las voces referenciales de la cultura vanguardista, gracias a un jazz explosivo que a menudo parece un acelerador de partículas musicales.