Image: Jorge de León

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Música

Jorge de León

“Vuelvo al Palau de les Arts sabiendo decir que no”

12 noviembre, 2010 01:00

El tenor Jorge de León. Foto: Tato Baeza / Palau de les Arts.

El Palau de les Arts de Valencia inaugura mañana su quinta temporada operística con una nueva producción de Aída, de Verdi, que revalida al tenor canario Jorge de León tras su gloriosa intervención en el Teatro Real.

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  • Durante diez años, Jorge de León (Santa Cruz de Tenerife, 1970) compaginó las redadas policiales con las clases de canto en el conservatorio. Ya ha colgado el uniforme, pero desde entonces el tenor tinerfeño no proyecta los agudos, los dispara. "Gajes del oficio", bromea mientras estira los brazos para una prueba de vestuario en los talleres del Palau de les Arts de Valencia. "Atracos, reyertas, manifestaciones, robos. Todo eso te curte para cuando un día te llaman de urgencia para una sustitución in extremis". Ocurrió la temporada pasada, durante una de las representaciones de Andrea Chénier en el Teatro Real de Madrid. Acudió en calidad de cover (doble de voz) de Marcelo Álvarez y acabó jaleado por el público madrileño.

    -Le aplaudieron como si fuera el mismísimo Giacomini...
    -Fue algo increíble. No me di cuenta de la hazaña hasta que el público me ovacionó varios minutos. Sólo entonces fui consciente del peligro.

    -Desde entonces su teléfono no ha parado de sonar y en los foros de ópera su nombre se repite como un mantra.
    -Es una verdadera locura. Ya me han ofrecido hacer Otello. Así que vuelvo al Palau sabiendo decir que no. Quiero cuidarme, tomarme las cosas con calma y no perder el norte.

    Jorge de León siente el templo de Calatrava como su segunda casa. Intervino en la La Bruja de Emilio Sagi, la primera zarzuela del Palau, y repitió más tarde en Cavalleria rusticana, La vida breve y Carmen. Ahora ha sido convocado para la apertura de una temporada avalada por la habitual factura de nombres (Maazel, Domingo, Lepage, Schrott, Seiffert) a los que acostumbra la intendente Helga Schmidt.

    Foso a cuatro manos
    De León es consciente de la complejidad del título verdiano, que expone a los tenores desde el primer acto con la archiconocida romanza Celeste Aida. Lo vigilará desde el foso Lorin Maazel, que se reparte las funciones con el joven Omer Wellber, futuro titular de la Orquesta de la Comunidad Valenciana. La Aída valenciana, coproducida con la Royal Opera House y la Ópera de Oslo, estará en cartel durante nueve funciones, desde mañana y hasta el 29 de diciembre. Se estrenó en mayo en el Covent Garden londinense, que acogió, sin demasiado entusiasmo, el concepto escénico del escocés David McVicar, empeñado en expropiar a la princesa etíope de todo su contexto. El montaje resulta grandilocuente en lo militar y excesivamente sintético en sus referencias históricas. "Monumental y abstracto", en palabras del propio McVicar. Ni rastro de la arena ni de los jeroglíficos del antiguo Egipto. Adiós a los camellos y a los elefantes de otras producciones.

    El enfoque "multietnográfico" (sic) de su colaborador Jean Marc Puissant se ha nutrido de las imágenes bélicas de Afganistán para exhibir los horrores de la guerra en su sentido más amplio. Motivos incas y aztecas aluden a un tiempo inmemorial a la vez que impreciso en el vestuario de los guerreros. El palacio real de Menfis evoca el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén o las ruinas de Kabul. Y el ardiente Radamés, comandante del ejército al que da vida Jorge de León, blande una catana cual samurái. "Es una puesta en escena de armas tomar -arguye el canario- porque no es descriptiva, sino que pone la mirada en los valores que mueven al ser humano". Honor, amor y patria son los ingredientes de un montaje eminentemente moderno, a ratos frío y oscuro, y de esencias cinematográficas.

    -Fue Giancarlo del Monaco quien reparó en usted durante unas audiciones en la Ópera de Tenerife.
    -Tuve la oportunidad de que me escuchara, y enseguida me ofreció varios proyectos. Gracias a él debuté en Madrid. Ahora acabamos de trabajar en una Madama Butterfly y en abril nos vamos a China a hacer Tosca. A su lado, soy como una esponja que lo absorbe todo.

    -Además, ambos comparten cierta nostalgia por los clásicos.
    -Gigli, Schipa, Di Stefano, Corelli, el gran Mario del Monaco... Los maestros de aquella escuela nos han brindado grabaciones memorables. Sólo por su forma de sentir, el fraseo, el calibre y el tratamiento de la voz merecen toda nuestra admiración. Lo mismo se puede decir de Kraus, Domingo, Carreras o Aragall. Hoy todo es distinto. Empezando por la afinación de las orquestas y siguiendo por el culto a la imagen. Donde antes mandaban los divos, hoy lo hacen los registas.

    De León vuelve a Valencia con el rol que debutó en Niza hace dos años, pero esta vez como cabeza de reparto, por delante de Marcelo Álvarez y compartiendo funciones con Daniela Barcellona. Insiste, sin embargo, en que el orden de los repartos no siempre obedece a la lógica del estatus. "Marcelo tenía unas fechas ocupadas, y yo otras. ¿Cómo voy a anteponerme si fue Marcelo quien estrenó la producción?". Y desmiente los rumores. "Coincidí con él hace poco en Verona durante la Carmen de Zeffirelli, y comprobé una vez más que es un magnífico compañero".

    A la caza del ‘spinto'
    Aún no tiene perfil en Wikipedia pero Jorge de León se ha hecho un nombre en la factoría vocal de Alfonso Leoz, donde sigue trabajando "la parte central, los pianos y la afinación". Como las sopranos dramáticas, los tenores spinto son una especie en peligro de extinción. "A poco que deslumbres en Cavalleria o Chénier te llueven las ofertas. Puedo abarcar roles de spinto, e incluso alguno más dramático, pero lo que no tengo es prisa. Cuando lleguen los fracasos aprenderé de ellos tanto como de los éxitos. Porque, sí, quiero asumir ciertos riegos".

    Después de Valencia le esperan Trieste y Barcelona. Se ha esfumado la zarzuela de su agenda, aunque confía en que el repertorio de sus comienzos (Dúo de la Africana, La del manojo de rosas, Los gavilanes...) vaya comiéndole terreno a la opereta francesa en las grandes casas de ópera, como ya ocurrió en Ginebra, donde debutó Doña Francisquita. "No pido nada, porque mi sueño ya se ha cumplido. Sólo espero no despertarme pronto".