Image: Ifigenia a la española

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Música

Ifigenia a la española

Emilio Moreno rescata a José de Nebra

3 diciembre, 2010 01:00

El Concierto Español, en la Capilla Real de Aranjuez.

El Concierto Español de Emilio Moreno y cinco solistas de excepción recuperan en León y Soria la zarzuela Ifigenia en Tracia del zaragozano José de Nebra.

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  • Siempre a la caza de rarezas de auténtico valor, El Concierto Español, con Emilio Moreno al frente, nos acerca otra página muy digna de ser rescatada, esta vez firmada por un español, José de Nebra (1702-1768): Ifigenia en Tracia. La obra fue estrenada en 1747, cuando el compositor entró al servicio del recién coronado Fernando VI, rey melómano, casado con la portuguesa Bárbara de Braganza. A partir de ahí, Nebra se centró más en la música sacra.

    La belleza de esta partitura va a poder ser apreciada en directo, mañana, en el Auditorio de León (dentro de la programación del tercer ciclo de las Artes Escénicas y las Músicas Históricas) y, el domingo, en el Teatro del Palacio de la Audiencia de Soria. El reparto que se nos ofrece es muy apropiado. Todas voces especializadas en cometidos de este tipo y habituales colaboradoras de El Concierto Español. Como es lógico en obra de esa época, todos los personajes son cantados por mujeres, que sustituyen en su caso a los castrati. Al frente se sitúan tres sopranos lírico-ligeras de variado tonelaje y arte seguro, buenas estilistas: Marta Almajano, María Espada y Raquel Andueza, excelentemente secundadas por la también aérea soprano Soledad Cardoso y la mezzo Marta Infante.

    El libreto de esta zarzuela, cuyo título completo es Para obsequio de la deydad, nunca es culto la crueldad, y Iphigenia en Tracia, se debía al dramaturgo Nicolás González Martínez, que se había basado en el drama mitológico clásico de Ifigenia en Táuride, de Eurípides. La anécdota es muy conocida y narra las peripecias de Orestes, quien, tras ajusticiar a los asesinos de su padre Agamenón, es perseguido por las Erinias. Para salvarse acude al santuario de Apolo en Delfos, donde la pitonisa, que no es otra que su hermana Ifigenia, le ordena como expiación que lleve a Atenas la imagen de Diana. La acción se desarrolla en la época de Toante, durante la cual se sacrificaba en el altar de Diana y en su honor a los ignorantes que pisaran el bosque que rodeaba el templo de la diosa. Se trata, como nos explica el especialista Emilio Moreno, de una pieza que, como mandaba el género, "alterna lo cantado y lo hablado, en una inteligente combinación de elementos musicales españoles y foráneos".

    La orquesta es la tradicional italiana con cuerdas, oboes, flautas, fagot, trompas y el bajo continuo (que brilla en la estupenda obertura inicial) y las voces están todas en las acostumbradas tesituras de soprano, excepto en los cuatros o coros. Y lo español está siempre omnipresente: junto a recitativos y arias da capo del más puro estilo italiano no faltan los detalles de seguidillas, villancicos y tradicionales cuatros hispánicos.