Música

Vives según Boadella

Estrena en los Teatros del Canal el musica Amadeu

21 enero, 2011 01:00

Toni Comas en un ensayo de la obra

Albert Boadella estrena este sábado, en los Teatros del Canal, el musical Amadeu, recreación dramática y humorística de la vida del compositor de Doña Francisquita.

En la galería de catalanes "traidores a la tribu" que Albert Boadella inauguró con Josep Pla (La increíble historia del Doctor Floïd y Mr. Pla), y continuó con Dalí (Daaalí), hay colgado un nuevo retrato: el del compositor Amadeo Vives. Sobre él gira Amadeu, un espectáculo musical que el autor y director ha escrito a partir de zarzuelas tan populares como Doña Francisquita, Bohemios y Maruxa, pero también de canciones eróticas que compuso en su juventud: "Me he servido de las partituras formidables de Vives, de sus arias y piezas más conocidas, para componer un argumento que las atraviesa y que plantea rasgos de su personalidad y de sus ideas".

Como otros escritores que han practicado el género de la biografía, se diría que el director catalán escoge a sus biografiados para reflejar su vida propia. Con Amadeo comparte una juventud de adhesión al catalanismo y de triunfos artísticos tempranos (Alias Serrallonga, o la saga de los Ubus). Y luego compartirán Madrid como destino: "Vives traicionó en alguna medida a la tribu. Él nació en Collbató, un pueblo en las faldas de Montserrat, y estuvo vinculado a la Reinaxença, fue amigo de Verdaguer e hizo obras muy sentimentales, composiciones tan populares como La balanguera, hoy el himno de Mallorca. Pero como sucedió con la mayoría de aquellos artistas, se ahogaba en aquel ambiente, sentía la terrible y pesada mochila del sentimentalismo catalán que coarta la libertad artística, y se fue a Madrid, donde tuvo mucho éxito y donde acabó haciendo música típica y tópicamente española", explica el director.

En el plano personal, sin embargo, Amadeo Vives estuvo marcado por un problema físico terrible que desencadenó en grandes frustraciones. Tenía el brazo y la pierna izquierdos atrofiados: "Era una especie de Quasimodo y su aspecto le llevó a mantener relaciones difíciles con las mujeres".

Lo que animó al director a escribir y montar este espectáculo fue la lectura de una noticia en un periódico catalán en la que se informaba de que los restos mortales de Amadeo Vives iban a ser tirados a una fosa común, ya que nadie los reclamaba. El Ayuntamiento de Barcelona no quería hacerse cargo de ellos y tampoco el de Collbató, hasta que finalmente el Palau de la Música (Vives fundó el Orfeó Catalá, que luego impulsó el Palau) aceptó hacerse cargo de ellos por un tiempo. "Me pareció un signo de ingratitud hacia los artistas ‘traidores', pues incluso en el artículo se le reprochaba a Vives que se hubiera vendido al enemigo", comenta el director.

A partir de esta anédocta, Boadella teje una historia cuyo punto de partida es la investigación de la vida de Vives por un joven periodista (Raúl Fernández). Un argumento dramático y humorístico que llevará al joven a replantearse sus conceptos sobre el arte y la política conforme se adentre en la biografía de Vives.

Las necesidades del reparto del espectáculo han llevado a Boadella a prescindir de su compañía, Joglars: "Lo más complicado era encontrar actores capaces de tocar, cantar y actuar. Si no hubiera tenido a Toni Comas, que da vida a Vives y que canta, toca el piano y actúa, hubiera sido imposible hacerlo. En nuestro país es difícil encontrar a actores tan virtuosos". La producción alterna dos elencos, con las sopranos Yolanda Marín y Auxiliadora Toledano, las mezzosopranos Lola Casariego y Joana Thome y los tenores Israel Lozano y Francisco Corujo. Y además participa el Coro de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid.

Toros y zarzuela.
Amadeu permite a Boadella saldar una antiquísima deuda, la de internarse por primera vez en la zarzuela: "Mi primer contacto con el teatro fue presenciando ensayos de zarzuela. Mi hermano era cantante y me las aprendí todas desde pequeño. En Barcelona, en los años cincuenta, la zarzuela gustaba mucho, pero le ha sucedido como a los toros. Hay una identificación del género con España, y es verdad, pues significa España en el sentido más puro: apenas hay compositores de zarzuela madrileños, todos son de provincias que vienen a Madrid, pues la ciudad actúa como catalizador. Creo que el enorme pecado de los directores de mi generación es haber despreciado el género".