Chema Blanco, director de la Bienal de Sevilla, sostiene que “los momentos de crisis que marcan una época son aquellos que, vistos con la distancia suficiente, terminan mostrándose como fundamentales para el desarrollo de las historias de las artes”, pero lo que sí observamos es que, aun en medio de esa crisis y sin esperar a establecer intervalos temporales, es la mujer artista –cantaora o bailaora– la que emerge en esta vigésimo segunda edición, agitando un deslumbrante protagonismo. Siempre, por supuesto, dentro de la diversidad, pues ese es el carácter que distingue desde hace años al flamenco y su mundo, tanto en las actitudes musicales y dancísticas como en los conceptos interpretativos.
El cartel de Antonia Moreno
No hay más que contemplar el cartel –cuya autora es la fotógrafa de Arcos de la Frontera Antonia Moreno– con que se anuncia la más importante efeméride flamenca, para corroborarlo. Aparecen cuatro bailaoras, dos que se enfrentan a la cámara: Manuela Carrasco, con una mirada penetrante y resolutiva, y Eva Yerbabuena, con la suya enigmática y profunda, y en otro plano dos jóvenes creadoras, María Moreno y Patricia Guerrero. Además, la foto está inspirada en la que hiciese en Sevilla Isabel Steva, la gran Colita, que fue publicada en 1975 en el libro, con textos de Caballero Bonald, Luces y sombras del flamenco.
El talento creativo
La Bienal de Sevilla, del 8 de septiembre al 1 de octubre y con el pregón inaugural de Laura García Lorca, es la monumental celebración donde de par en par se abren las puertas a todas las tendencias, criterios, estéticas, líneas, movimientos, estilos, tradiciones y vanguardias, ortodoxias y transgresiones que hoy conviven felizmente bajo el cielo protector del flamenco dada su naturaleza integradora, absorbente por un lado, y por otro, ampliamente generosa, regando con su influencia manifestaciones artísticas de la más variada especie. Al fin y al cabo, como señala Antonio Muñoz Molina, “tonal o atonal, vanguardista o conservadora, lo que importa de una obra es el talento creativo que se manifiesta en ella”.
“Los momentos de crisis que marcan terminan mostrándose como fundamentales para el desarrollo de las historias de las artes”. Chema Blanco (director de la Bienal de Sevilla)
Por eso, y además de los conciertos y espectáculos, la muestra ha diseñado dentro del proyecto general una serie de ciclos: Programa de apadrinamiento, en el que un artista emergente es presentado y llevado de la mano por otro reconocido; Gratia plena, una tanda de tres actuaciones en la iglesia de San Luis de los Franceses a cargo de tres eminentes cantaoras jerezanas de estirpe, Juana la del Pipa, Dolores Agujetas y La Macanita; Territorios, que es una especie de invitación para viajar por cuatro enclaves: el sevillano y flamenco barrio de Triana, el cante, el baile y la guitarra de los artistas más jóvenes, las músicas de Huelva y el ámbito de los tablaos. Por último, además de las comparecencias de Rafael Riqueni y Vicente Amigo, está Guitarra desnuda, una sucesión de catorce conciertos, comisariados por el maestro también jerezano Gerardo Núñez, en los que la guitarra solista vuelve a sus orígenes, prescindiendo de acompañamientos para mostrar su sonido limpio y rico en matices.
“Yo siempre he luchado por conquistar espacios para la guitarra de concierto, y pienso que su máxima expresión se da cuando se vale de sus propios recursos técnicos y sonoros”, afirma Núñez. La guitarra flamenca, que tiene un enorme prestigio fuera de nuestro país, por regla general y salvo excepciones es ignorada sin embargo en los festivales españoles a pesar del número de compositores e intérpretes extraordinarios.
“La guitarra solista es uno de los elementos principales en un arte que ha adquirido la categoría de universal. Lo más importante de este ciclo es precisamente esa guitarra desnuda, que supone un reto, porque estamos acostumbrados a rodearnos de distintos instrumentos y percusiones y eso puede ser un concierto flamenco pero no de guitarra”, termina diciendo Gerardo Núñez para reivindicar y defender la figura de Ramón Montoya, tocando solo en la Sala Pleyel de París durante su famosa gala de 1936 ante 2.500 personas, la de Sabicas en Nueva York o la de Paco de Lucía en el Teatro Real, cuando se presentó solo “con un poderío impresionante”.
Personalidades históricas
El mejor cante sonará en la Bienal de Sevilla, tanto en las voces de destacados intérpretes masculinos: José Valencia, Juan José Amador, Segundo Falcón, Miguel Ortega, Alfredo Tejada, Antonio Reyes o Israel Fernández, como, y sobre todo, en las voces femeninas: Mayte Martín, Marina Heredia, Gema Caballero, María Terremoto, Rosario la Tremendita, Remedios Reyes, Rosa de Algeciras o Charo Martín.
El cantaor Tomás de Perrate tiene a sus espaldas una de las genealogías más ilustres integrada por nombres que ya son personalidades históricas.
Esa es la razón por la que ha declarado en varias ocasiones: “Mi familia ha inventado el flamenco”. Con una poderosa base musical y rítmica heredada, e instruido en esas interminables fiestas familiares donde el flamenco deja de ser representación para convertirse en rito privado y en el ceremonial doméstico de la creatividad, la comunicación y el gozo, acaba de descubrir un nuevo lenguaje que mostrará en la Bienal al lado del guitarrista Raúl Cantizano y el contrabajista Marco Serrato a través del concierto titulado Tiento Madera.
Dosis de libertad
“En medio del proceso que llevo a cabo desde hace algún tiempo, tratando de investigar qué hay detrás de esta voz mía, me propuso Raúl trabajar sobre improvisaciones libres, lo cual me resultaba muy lejano. Pero me lancé y he encontrado una forma expresiva que sinceramente me parece genial”. Perrate, que se compara con un niño feliz ante el hallazgo, explica: “No es algo que tenga demasiada relación con el flamenco, en el sentido estricto del término, aunque esté presente sin mostrarse con su apariencia habitual, pero sí es verdad que me aporta una gran dosis de libertad y me permite descubrir un mundo interior del que yo no tenía ni idea. Es una experiencia más que un desarrollo musical al uso. Si en nuestra época podemos disfrutar y trabajar con sonidos que están ahí y vamos encontrando, ¿por qué no hacerlo?”.
Exposiciones –por cierto, una espléndida de Colita–, cine, encuentros, cursos y, por supuesto, los espectáculos de baile como argumento principalísimo, entre ellos los de Manuela Carrasco, Rocío Molina con Niño de Elche, Olga Pericet, Israel Galván, Andrés Marín, David Coria, Patricia Guerrero, Alfonso Losa con Concha Jareño, Ana Morales, María Moreno, Paula Comitre, La Piñona o Estévez y Paños.
Un universo profundo
“Un reloj es el hilo que nos conduce en el viaje a través de la noche, un tiempo en el que habitan muchas cosas, a la vez que te lleva a diversos estados”, dice Rafaela Carrasco de su espectáculo Nocturna, arquitectura del insomnio. “Es una obra que no tiene una dramaturgia clara ni personajes definidos, pero que a lo largo de su proceso creativo he ido descubriendo lugares que desconocía. No tiene nada que ver con lo que he hecho en otras ocasiones, y eso me desconcierta, pero por otro lado me revela un universo profundo que, al correr la cortina que lo ocultaba, me motiva y gratifica”.
Eva Yerbabuena nos anuncia Re-fracción (Desde mis ojos), el espectáculo con el que se inicia la Bienal. “Es un diálogo que mantengo con el músico, coreógrafo, bailarín y escenógrafo Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola. Y también un encuentro de muchísimas cosas, de muchísimos años, de una edad, de la experiencia, de los sentidos, de lo vivido en un cara a cara de transmisión recíproca. Una confluencia entre dos personas que se cuentan lo que piensan, lo que sienten, la fugacidad del tiempo... Ha sido un trabajo muy enriquecedor en todos los sentidos”.
"Vente a Sevilla y te lo bailo"
¿Y cuál es el significado del subtítulo, (Desde mis ojos), así entre paréntesis? “Pues de qué manera me ve él y de qué manera lo veo yo, de qué naturaleza es la mirada de uno y otro”, dice Eva Yerbabuenba. ¿Y cómo se expresa todo eso con la danza? “Es muy difícil contarlo. A mí me encantaría que pudieses venir a los ensayos. Te puedo decir que es un espectáculo profundo, entrañable, a veces duro, a veces frágil... Anímate y acércate a los ensayos. Lo verás todo muy claro”, añade. Esto se repite, porque una vez, en circunstancias similares, me dijo: “Pues vente a Sevilla y te lo bailo. Es la mejor manera de explicártelo”. En la Bienal de Sevilla el arte de la danza va más allá de las simples palabras.