Joni Mitchell, la artista que nunca quiso ser la "princesa" del folk: "A veces me siento vulnerable, otras engreída"
- La octogenaria cantautora, pintora y poeta, cuyo 'biopic' protagonizará Meryl Streep, se sincera en unas memorias sobre sus cinco décadas de carrera.
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Con su larga melena rubia, sus ojos azules cristalinos y su cara lavada, Joni Mitchell (1943, Canadá) siempre ha sido considerada musa del movimiento hippie y de la contracultura de la década de los 70. Su sensibilidad hacia la naturaleza, hacia disciplinas artísticas como la pintura o la poesía y hacia "las atrocidades de nuestra ignorante modernidad" le han erigido como una artista delicada y etérea, muy a su pesar.
"Otra de las luchas constantes que mantengo tanto en mi vida privada como en la artística: dejar de ser el estereotipo de una princesa mágica, ese sambenito que me endilgaron en los inicios de mi carrera", reconoce Mitchell a Malka Marom en Desde ambas caras (2014), memorias que recogen las conversaciones que ambas mantuvieron desde esa primera entrevista en 1973 hasta la última en 2012 y que acaban de ser traducidas al español por Elena y Cristina Vilallonga y publicado por Libros del Kultrum.
Marom, periodista, escritora y cantautora, descubrió el talento de la canadiense en un remoto tugurio de Ontario y se quedó prendada de él. Poco después lo hizo también David Crosby, productor de su primer álbum, Song to a Seagull (1968), y quien animó a Mitchell a mudarse de Nueva York a Los Ángeles, nido efervescente de artistas durante la década de los 70. Tras ese primer álbum llegaría Clouds (1969) —cuya portada del álbum, como muchos otros posteriores, está pintado por ella misma—, su primer Grammy, y una de esas canciones que marcarían para siempre el legado de la artista: Both Sides Now.
En estas conversaciones, Mitchell recorre todos y cada unos los recovecos de esa vida nómada, compleja —fue madre a los 21 años y dio en adopación a su hija— solitaria y muy marcada por la enfermedad. Desde una poliomielitis a los 9 años que le obligó a ser "valiente" antes de tiempo, hasta una neurisma cerebral a los 71 con la que tuvo que volver a aprender a hablar, andar y cantar a sufrir la rara enfermedad de Morgellons.
La resiliencia es una de sus banderas, pero también la necesidad de reivindicarse desde un prisma más real y poliédrico. "Yo no quiero ser vulnerable. A veces me siento vulnerable, otras veces me siento engreída y creo que mi música también lo transmite", reconoce a Malka Marom.
Mitchell rechaza la idea de ser vista como una figura pura o idealizada —"Quieres que sea humilde, pero defiendo el derecho a la arrogancia", asegura—. Cuando empezó a escribir, solo escribía ficción, pero dejó de hacerlo porque queria ser realista, escribir desde la experiencia personal. De ahí que esa sensibilidad "mística" que siempre han atribuido a su música, está, en realidad, mucho más ligada a lo terrenal, a la angustia y la crítica social.
"Como soy extremadamente sensible, he trabajado para conseguir claridad. Ser ultrasensible no significa estar siempre con la herida abierta y sangrando, sino que percibo cosas que probablemente otras personas no perciben", señala la artista.
La canadiense también relata cómo siempre ha temido quedar reducida a una sola "faceta", la de cantante folk, género que la vio nacer profesionalmente, pero en el que siempre se sintió atrapada. Por ello, buscó probar con registros como el jazz o el rock, colaborando con músicos como Charles Mingus —del que surgió el disco Mingus (1979) —y Jaco Pastorius, bajista y figura importantísima en el género del jazz fusión.
"Tengo miedo de convertirme en una fabricante de canciones, en cantautora, he cultivado el oficio de escribir canciones y no poesía", le dice a Marom. "Cuando le dije a la editora de Random House que quería publicar un libro de poesía me dijo: 'Tú no eres poeta'. ¿Qué soy si no? ¿No crees que puedo ser un nuevo tipo de poeta?".
En el libro, donde disecciona múltiples de sus canciones, no duda en reclamar el título "oficial" de poetisa. "Si Jim Morrison, que canta canciones antiguas de películas (Roders of the Storm), es poeta, yo también soy poeta. Si Dylan y Leonard son poetas, yo también lo soy". Fue amiga de ambos artistas, quienes la consideraban "un hombre más", pero estaba acostumbrada a tener que trabajar el doble para obtener el mismo reconocimiento.
Aun así, siempre rechazó llamarse feminista. "Nunca he sido feminista. Estaban tan obsesionadas con el ama de casa, la familia, que para mí era deprimente. Y a pesar de que mis problemas, de alguna manera, eran femeninos, los suyos no me ayudaban ni eran compatibles con los míos. Lo mío era de otra índole. No quiero hacer pandilla contra los tíos. Los hombres necesitan ser guiados. Las feministas, en cambio, querían ser como ellos", dijo en 1973.
Sin embargo, como apunta Cristina Villalonga, traductora del libro, en el posfacio, a través de sus canciones "queda muy claro y patente su empático interés por las vidas de tantas mujeres. Solo hay que ver cómo describe a las heroínas de sus canciones, en el modo a referise a su propia historia o la de los hombres con los que se ha cruzado en su vida".
Mitchell es una artista de la vieja escuela, no se considera "un animal de escena", prefiere el proceso creativo de escribir canciones, los clubes pequeños a los grandes estadios y cree que el espíritu musical actualmente es "decadente", "trágico". "Falta imaginación, incluso en los años 50 todas las canciones que conseguían llegar a la radio sonaban distintas. Ahora todos quieren sonar como los otros. No existe el concepto del individuo. La cultura dominante no quiere individuos", dijo en 2012.
Hace solo dos semanas, bastón en mano, cantaba I'm still standing con Elton John en el Hollywood Bowl. A su lado estaba Meryl Streep, quien interpretará a la cantante en el biopic sobre su vida, dirigido por Cameron Crowe (Casi famosos, Vanilla Sky, Jerry Maguire).
El próximo 7 de noviembre la artista cumplirá 81 años, pero su carrera lejos de haberse movilizado parece reivindicarse más que nunca. Aun así, Mitchell asegura que es consciente de que es "una mota insignificante dentro de la industria", pero sabe que ejerce una "gran influencia". "Fui la primera en hacer esto y aquello. Nunca obtendré el reconocimiento, pero realmente no me importa".