Las Grecas, rockeras y flamencas

Las Grecas, "rockeras y flamencas"

Música

Rockeras, flamencas y pioneras: Las Grecas, reivindicadas medio siglo después

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Gipsy Rock (1974) llegó hace 50 años como un huracán. Las Grecas, dúo formado por las hermanas Carmela y Tina Muñoz, fusionaron la guitarra de Jimi Hendrix y los fandangos caracoleros, el soul afroamericano del sur de Estados Unidos y el flamenco calé, creando un nuevo género musical en la España gris del tardofranquismo. 

Madrileñas, gitanas y melómanas, Las Grecas, fascinadas por las nuevas corrientes musicales que llegaban desde el otro lado del charco, especialmente el rock, el pop y la psicodelia, dieron con un nuevo sonido tan castizo como yanqui. De padre cantaor aficionado y corazón fusión, las hermanas Muñoz rompieron con todas las barreras de flamenco, dando con un sonido que conjugaba la pureza y el mestizaje.  

El álbum, que contó con la guitarra del lisboeta Johnny Galvao, colaborador de Miguel Ríos, los teclados de Eddy Guerín y la batería de Pepe Nieto, se convirtió en un símbolo de libertad artística y cultural, representando a una juventud que buscaba algo nuevo y diferente en plena transición de los valores sociales en España.

Tras conseguir colarse a actuar en los tablaos de Manolo Caracol y Lola Flores, donde pululaban el productor José Luis de Carlos y el compositor Felipe Campuzano en busca de sangre fresca, fueron fichadas por la discográfica CBS y bautizadas con el nombre de Las Grecas, por ser esas niñas "que cantan tan raro que parece griego". Tenían las voces tan acopladas que parecían una, su influencia flamenca exudaba en cada quejío y ablandaron el corazón de Paco de Lucía y Camarón. 

En 1973, con solo 20 y 17 años, Carmela y Tina irrumpieron en las listas de éxitos de la época con una de esas canciones que tardan poco en convertirse en leyenda: Te estoy amando locamente, un retrato descarnado del enamoramiento juvenil, que suena igual de auténtico cinco décadas después.

Tarjeta promocional discografía. Foto: Miradas Flamenkas.

Tarjeta promocional discografía. Foto: Miradas Flamenkas.

El single, del que siempre han defendido ser las únicas compositoras y que incluía Amma Immi en su cara B, vendió 500.000 copias en tres meses. Un año después publicaron el álbum en el que también se encuentran canciones como Orgullo —y sus míticos solos de guitarra—, Achilipu y versiones de coplas como La zarzamora y Asi Asi (El garrotín). 

Rápidamente, Las Grecas se convirtieron en estrellas, no solo por su música, también por su presencia. Vestían como querían, no creían que para cantar flamenco debían enfundarse en una bata de cola. Lunares, encaje, satén, volantes, pantalones de campana, sombras de ojos oscuras y delineado marcado. Con la misma filosofía se atrevían con el baile, nunca necesitaron coreógrafos.

Fueron trasgresoras y pioneras sin pretenderlo, de ahí que su legado como referentes femeninos haya perdurado hasta hoy. De las Azúcar Moreno y Lolita Flores a Soleá Morente y Rosalía, quien además de cantar Te estoy amando locamente en el Coachella de 2019, volvió a homenajear a Las Grecas recientemente —aunque Carmela haya renegado de ella en alguna ocasión—. 

"El que quiero no me quiere / Como quiero que me quiera / Hoy termina la condena", entona la catalana en LLYLM, en respuesta a lo que las hermanas Muñoz cantaron en Asi Asi (El garrotín): "Yo tengo mi penitencia / Yo tengo una pena oculta / A quien quiero no me quiere / Quien me quiere no me gusta". 

Carmela y Tina se querían como hermanas y se entendían como gemelas. En 1975 publicaron su segundo álbum, Mucho más, que no tuvo el reconocimiento del anterior, pero gracias al que todavía pudieron saborear la miel del éxito. No se quedaron quietas, lanzaron disco al año: Tercer Álbum (1976) —que incluye Sarai, emotiva canción interpretada en solitario por Tina, donde demuestra sus grandes dotes como cantaora—  y Casta Viva (1977), su último trabajo juntas. 

Aunque Carmela ha asegurado que Las Grecas se disolvieron en gran parte por los problemas con su manager, quien dejó de conseguirles bolos, la enfermedad de Tina  (esquizofrenia paranoide) y su adicción a la heroína hicieron que su camino, tanto profesional como personal, se torciese. En 1995, Tina moría en un centro de acogida de sida a los 37 años. 

Comenzaron su carrera profesional de forma inocente y prematura, pero no eran tan frágiles como se les presupone. "La gente piensa que todo se orquestó a nuestro alrededor y nosotras no nos enterábamos de nada pero eso no es cierto, nosotras sabíamos muy bien lo que queríamos y cómo podíamos hacerlo", ha confesado Carmela a Paloma Concejero, directora del festival Miradas Flamenkas. 

En su quinta edición, el festival homenajea a las hermanas Muñoz, con una inusual actuación de la propia Carmela —alejada de los escenarios desde hace años—, quien cantará acompañada de sus hijos Julio y Manuel, y dos de las hijas de su hermana Tina, Tania y Tamara, en una espectáculo llamado Te sigo amando locamente que tendrá lugar el próximo 17 de noviembre. 

Además, el Centro Cultural Pilar Miró de Vallecas acogerá hasta el 8 de diciembre una exposición con fotografías, discos suyos y toda una escenografía para recordar la historia y la trayectoria de este "dúo revolucionario". Un festival "con orgullo de extrarradio", señala Concejero, en cuyo marco actuarán artistas como el cantaor David de Jacoba, Ana Morales (Premio Nacional de Danza 2022), el bailaor Rafael Ramírez, Quentin Gas & Los Zíngaros, la cantaora sanluqueña Laura Vital junto al grupo Ágora y la cantante madrileña Elena Salguero.

Este será el segundo homenaje a la figura de Las Grecas, tras el realizado en 2017 por Saray Muñoz, cantaora del Ballet Nacional y una de las cinco hijas de Tina, quien rindió tributo a su madre en un concierto en Madrid.