Muere a los 83 años el bailaor Eduardo Serrano 'El Güito', leyenda del Madrid flamenco
- El coreógrafo e intérprete, natural del Rastro, tuvo una dilatada y prestigiosa carrera y destacó por una personalidad muy particular en el baile.
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El bailaor Eduardo Serrano Iglesias, conocido como El Güito, ha fallecido a los 83 años en un hospital de Villalba (Madrid). Maestro de bailaores y coreógrafo, fue una de los intérpretes más influyentes de la danza flamenca en la segunda mitad del siglo XX. Artista invitado en el Ballet Nacional de España, formó parte de las compañías de Juanito Valderrama, Manolo Caracol, Manuela Vargas o el Ballet Español de Madrid y acompañó a cantaores como Camarón, Enrique Morente y José Mercé.
Gitano del Rastro, El Güito fue una figura imprescindible del Madrid flamenco, un habitual de enclaves icónicos como el tablao Casa Patas, las Bodegas Alfaro o el Candela, que ha reabierto sus puertas hace apenas unos días. Y, por supuesto, en la escuela Amor de Dios, en la que impartió clases durante muchos años. Desde la mítica escuela madrileña consideran que es algo así como "nuestro James Brown o nuestra Tina Turner".
Nacido en Madrid en 1942, con 11 años fue a parar, acompañado de su madre, lotera del barrio, a la escuela de su primer maestro, Antonio Marín, al que le faltaba una pierna. Ubicada en la Plaza Vara del Rey, en El Rastro, estaba junto a la escuela de la bailaora La Quica, otro nombre icónico del flamenco madrileño y también maestra de El Güito.
Con solo catorce años, debutó en la compañía de Pilar López —como sustituto de Farruco— junto a Antonio Gades, Mario Maya, Curro Vélez y Alberto Portillo en el Palace Theater de Londres. Poco después, actuaría en tablaos ahora inolvidables como Torres Bermejas, que abrió en 1960 muy cerca de la Gran Vía.
Aunque siempre fue un guardián de la esencia flamenca, a mediados de los sesenta sus interpretaciones comenzaron a tornarse más renovadoras. A partir de 1965, El Güito figuró entre los artistas participantes de la primera edición del Festival Flamenco Gitano de Barcelona, impulsado por el galerista y especialista en jazz Olaf Hudtwalcker en colaboración con los organizadores de conciertos Horst Lippmann y Fritz Rau. La bailaora La Singla, Paco de Lucía y Camarón de la Isla, Paco Cepero, El Chato Amaya, Perrate, Diego Pantoja, Orillo o Pepín Salazar fueron algunos de los grandes nombres que formaron parte de este hito.
Desde 1971 hasta 1975, estuvo integrado en el Trío Madrid junto a Carmen Mora y Mario Maya. En la década de los 80, participó en la Cumbre Flamenca de Madrid en las ediciones de 1984 y 1985 e hizo una gira por Europa y Estados Unidos junto a Enrique Morente, Familia Montoya y Serranito.
En 1988 y 1989 El Güito compartiría cartel con Farruco, Manuela Carrasco, Chocolate, Fernanda de Utrera, Juan y Pepe Habichuela, entre otros, en uno de los espectáculos más importantes de la historia del Flamenco: la producción de Mel Howard Flamenco Puro, con el que realizarían una extensa gira por Estados Unidos. En 1992 formó parte del elenco que acompañó a Camarón en el espectáculo que ofreció en Nimes (Francia).
El Güito fue un bailaor profundo, de estilo sobrio y sin estridencias: nunca dio una patada de más ni aceleró la velocidad de sus movimientos para epatar con el público. Caracterizado por mantener siempre la cabeza en alto, tuvo predilección por la soleá, palo en el que fue considerado un maestro. El periodista y flamencólogo José Manuel Gamboa sugiere en las memorias que escribió de El Güito, ¡La cabeza del flamenco!, que el bailaor posiblemente estuvo influido por la Danza del Chivato, pieza que integraron en sus repertorios las compañías de Manolo Vargas y Antonio Gades. Asimismo, fue aclamado su estilo por farrucas y por caña.
Entre sus obras más celebradas como coreógrafo, resulta imprescindible su hermoso homenaje a la bailaora Carmen Amaya. Participó también en películas como Gitana, de Joaquín Bollo Muro (1965), y en otras junto a Marujita Díaz, Carmen Sevilla, Antonio Molina... Gamboa señala en las citadas memorias la fallida intervención del bailaor en la película Bodas de sangre (1981), correspondiente a la trilogía flamenca de Carlos Saura.
Entre los reconocimientos que obtuvo a lo largo de su largüísima trayectoria, que abarca prácticamente siete décadas, destacan el Premio Sara Bernard del Teatro de las Naciones de París, con solo 16 años, y el Premio Calle de Alcalá, concedido en 1996 por su contribución al desarrollo y enriquecimiento del flamenco en Madrid. Su cuerpo será velado este mismo jueves hasta las nueve de la noche en el tanatorio de El Escorial.