Silvio Rodríguez a bordo del Playa Girón en 1969

Silvio Rodríguez a bordo del Playa Girón en 1969

Música

Silvio Rodríguez, entre 'Días y flores': su primer disco, mutilado por el franquismo, cumple medio siglo

El cubano debutó en 1975 con un álbum que incluye canciones emblemáticas como 'Pequeña serenata diurna', 'El Mayor' o 'Playa Girón'.

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La tromboflebitis y el párkinson consumían al invicto caudillo cuando a España llegó el primer disco de un joven cantautor cubano llamado Silvio Rodríguez. Producido por Frank Fernández, Días y flores contenía 11 canciones compuestas mayormente entre 1973 y 1974, entre ellas dos que no gustaron del todo a los censores franquistas, Santiago de Chile (por motivos ideológicos) y Días y flores (al parecer, por la inclusión de la palabra "coño"), por lo que consideraron oportuno extirparlas. Fueron cambiadas por Te doy una canción (que prestó título al álbum en España) y Madre. En Chile, la obra también sufrió censura.

A esas alturas, Silvio (San Antonio de los Baños, Cuba, 1946) llevaba más de una década haciendo canciones. El gusto musical le vino por vía materna y lo fue cultivando en lecciones de piano, emisoras de radio y salas de audición de bibliotecas públicas. Su padre le transmitió la afición por la lectura. Frecuenta los clásicos literarios nacionales y mundiales a través de la Editora Nacional de Cuba. Admira a José Martí, César Vallejo, Saint-John Perse, Rubén Martínez Villena.

Después del servicio militar vuelve a las calles de La Habana con una colección de un centenar de textos cuyas músicas guardaba en la memoria. Participa en tertulias literarias, trabaja en la televisión y a partir de 1967 establece contacto con los ambientes musicales de la ciudad. En Cuba, declarará años después, no había entonces mucha conciencia sobre la importancia de los autores autóctonos.

La trova primigenia parecía agonizar. Silvio escuchaba música clásica desde niño (Bach, Vivaldi, Mozart, Beethoven…), y se engancha a los Beatles a partir de Rubber Soul y a las letras de Charles Aznavour. Aprende de las canciones de Sindo Garay y Miguel Matamoros. En 1967 le brota La canción de la trova. Se define como trovador y es consciente de que para hacer canciones necesita "todas las libertades habidas y por haber".

Se identifica con la canción combatiente latinoamericana y se integra en el Centro de la Canción Protesta de la Casa de las Américas cubana junto a Pablo Milanés y Noel Nicola. Están al tanto de las voces de Violeta Parra, Víctor Jara, Daniel Viglietti, Mercedes Sosa. En 1970 se integra en el Grupo de Experimentación Sonora (GES) del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), junto a otros miembros de la Nueva Trova, movimiento estrechamente vinculado a la Revolución cubana, y participa en algunos discos colectivos.

La etapa del GES, fundado por Alfredo Guevara a partir de una sugerencia de Haydée Santamaría, fue fundamental para Silvio. Allí se reunían los jóvenes artistas, bajo la dirección de Leo Brouwer, para estudiar y escuchar música, hacer arreglos y poner en común sus trabajos. Su ambición era renovar la música cubana, partiendo de las raíces y aprovechando todo lo que pudiera enriquecerla. Allí surgió, entre otras, El Mayor (1973), el tercer corte de Días y flores, sobre el general Ignacio Agramonte y Loynaz, que participó y murió en la primera guerra cubana de independencia contra España (1868-1878). 

Como trovador consciente de su papel, sus prerrogativas y su responsabilidad, Silvio mira hacia dentro y hacia fuera, hacia Cuba y hacia el mundo, hacia el ámbito de los sentimientos y la esfera de las ideas. Quiere fusionar los ritmos vernáculos tradicionales con las músicas de otras latitudes, y apresar en textos que sueñan ser poemas las indescifrables bellezas de la vida, las inevitables contracturas del ser, las reivindicaciones necesarias, las protestas urgentes, los lirismos cotidianos, los misterios y los azares, las congojas, las contradicciones.

Retrato de Silvio Rodríguez en La Habana

Retrato de Silvio Rodríguez en La Habana Kaloian Santos Cabrera

Hacer canciones de una manera propia y suya, a partir de la sinceridad, la intuición, la exigencia y la exploración. Empezó creyendo en las canciones como compañeras de dichas y angustias y poco después se le reveló la excitante sospecha de que quizá podían ayudar a mejorar el mundo.

Días y flores es una síntesis de todo esto. Incluye dos tonadas de finales de los 60, la emblemática Playa Girón (1969), escrita junto a otras muchas en el barco del mismo nombre en el que viajó hasta las costas de África, y, con el piano de Frank Fernández, Esta canción (la más antigua del conjunto, de 1967), dedicada a Félix Grande y que es un resumen del joven Silvio conocedor de sinsabores y que se agobia con preguntas y remordimientos.

Como contraste, y con guiño a Mozart y aire de bossa, Pequeña serenata diurna (1974), donde emerge el Silvio experimentador de plenitudes: la tierra y la libertad, la compañera, el trabajo/vocación. No olvida, eso sí, a los muertos que hay detrás de su felicidad.

Las ambivalencias sentimentales y anímicas están presentes de manera acusada en Días y flores (1974), el tema de cierre, donde la felicidad de la vida sencilla con la compañera se ve empañada por la irrupción de la rabia, la preocupación y el enojo por las noticias del mundo: "La rabia es mi vocación", llega a decir.

También participan de lo terrible Santiago de Chile (1973), con sus "niños mendigos de la madrugada" en la "ciudad acorralada por símbolos de invierno", y, encabezada por una cita de Bertolt Brecht, Sueño con serpientes (1974), sobre el miedo, la dificultad, la lucha, la resistencia y la necesidad de combatir con la verdad. La predilección del autor por la noche y el sueño está asimismo en otro de los temas de este álbum que han traspasado décadas, En el claro de la luna (1974). Completan la obra Como esperando abril (1974), La vergüenza (1973) y Yo digo que las estrellas (1973).

En su segundo álbum, Al final de este viaje (1977), Silvio se centrará en la recuperación de composiciones de finales de la década anterior (Canción del elegido, Ojalá, La era está pariendo un corazón, Óleo de mujer con sombrero, Aunque no esté de moda…), años voluptuosos de hallazgos y creatividad. Medio siglo después sigue en activo y es considerado por no pocos aficionados y especialistas el más alto trovador contemporáneo en lengua española.