Richard Strauss: "Poemas sinfónicos".
De la Staatskapelle, la caja contiene las viejas grabaciones "mono" realizadas en la Kreuzkirche de Dresde en 1957: "Sinfonía alpina", "Don Juan" y "Vida de héroe", a las que se añade una perla: la "Muerte y transfiguración" tomada en directo en Salzburgo en 1972 y que no salió a la calle hasta la década siguiente. De la Filarmónica de Berlín, se incluye el "Zaratustra" de 1958 y cuatro grabaciones de 1963: "Till", valses de "El caballero de la rosa", la "Danza de los siete velos" de "Salomé" y el "Preludio solemne".
El Strauss de Karl Bühm, sobre todo el más temprano, logra lo más difícil: el vigor elegante. Sus grabaciones cuarentonas representan triunfos serenos. La "Alpina" es un prodigio de sabiduría, y "Vida de héroe" una demostración de calidad por parte de la orquesta. En "Don Juan" baja algo el nivel, pero en "Muerte y transfiguración", purísima música, el oyente se rinde sin condiciones a Bühm y a los músicos de Dresde. La Filarmónica de Berlín está espléndida, tanto en las obras de mérito como en el ampuloso "Preludio". Esta obra de circunstancias, perfecta y vacía, retrata al Strauss artesano, que es tan prodigioso como el artista