Image: Georg Friedrich Haendel
Georg Friedrich Haendel
Estrenada en Londres el 24 de febrero de 1711, Rinaldo fue la ópera con la que Haendel se presentó ante el público inglés, y utilizó para ello las mejores armas de su artillería, como una deslumbrante escritura vocal e instrumental y unos efectos escénicos capaces de competir con el más refinado de los espectáculos, para lucir todas las posibilidades de la tramoya del Queen’s Theatre de Haymarket. En esta grabación (realizada paralelamente a las representaciones escénicas de la obra en Montpellier, Innsbruck y Berlín), René Jacobs aprovecha al máximo esta teatralidad con una orquesta llena de colorido y de contrastes tímbricos -aderezada con sonidos de pájaros, máquina de viento, sonido de batallas, castañuelas- y un continuo enormemente variado, que da una enorme riqueza a su lectura.
En ello contrasta con la asimismo reciente y también magnífica versión de Christopher Hogwood para Decca, más sobria y contenida, aunque con un elenco vocal superior. En el reparto de Jacobs (que, no obstante, funciona muy bien en lo teatral) destaca claramente la mezzo Vivica Genaux, Rinaldo de voz menos cálida y sensual (aunque, curiosamente, más viril) que la de David Daniels, pero de una apabullante maestría técnica. Tampoco debemos olvidar a la conmovedora Almirena de Ileana Cotrubas en la versión de Jean-Malgoire para Sony, capaz de arrancarnos literalmente las lágrimas en su lamento "Lascia ch’io pianga".
En ello contrasta con la asimismo reciente y también magnífica versión de Christopher Hogwood para Decca, más sobria y contenida, aunque con un elenco vocal superior. En el reparto de Jacobs (que, no obstante, funciona muy bien en lo teatral) destaca claramente la mezzo Vivica Genaux, Rinaldo de voz menos cálida y sensual (aunque, curiosamente, más viril) que la de David Daniels, pero de una apabullante maestría técnica. Tampoco debemos olvidar a la conmovedora Almirena de Ileana Cotrubas en la versión de Jean-Malgoire para Sony, capaz de arrancarnos literalmente las lágrimas en su lamento "Lascia ch’io pianga".
