Prosigue Chailly su labor de descubrimiento de parcelas insólitas de los grandes operistas italianos con este disco dedicado a Verdi, que incluye nada menos que cinco primicias absolutas. Entre ellas destaca la juvenil Sinfonía en Do, cuyos principales motivos serían utilizados en la chispeante obertura de Un giorno di regno. Las piezas concertantes no difieren de otras similares de la época, aunque demuestran un buen oficio. Más interés tienen las sinfonías de La forza del destino y Aida, destinadas a reposiciones en La Scala; o el preludio, posteriormente eliminado, de Simon Boccanegra (conocido ya de una anterior grabación con Abbado), así como otro inédito de Otello. Las interpretaciones, por parte de la orquesta que lleva el nombre del compositor, son excelentes, y los solistas instrumentales (como el pianista Jean-Yves Thibaudet en las Variaciones sobre una romanza de Francesco Morlacchi) están a la altura del virtuosismo exigido. Un álbum que nos revela nuevas facetas del genial maestro de Roncole.