Los dos protagonistas de esta versión del Baile de máscaras verdiano en 1966 en el Metropolitan neoyorquino grabarían también la ópera en registro comercial. Sin embargo aquí existe el valor añadido del vivo. Vista la cantidad de últimas desapariciones (Tebaldi, de los ángeles, Carrosio, Suliotis, Watanabe, etc. y Di Stefano en coma) ha hecho bien la Scala en organizar un homenaje al más formidable tenor verdiano de su generación. Esta partitura le iba además como anillo al dedo, pues no le obligaba a llegar a zonas del registro agudo que siempre le resultaron problemáticas y su ligereza la combatía con la elegancia proverbial que siempre le caracterizó. También la voz de Leontyne Price era de las más idóneas para Amelia, con su color oscuro y aterciopelado, y el barítono Robert Merrill, fallecido hace escasos meses sin ninguna atención mediática, completa un reparto de campanillas. Desde luego una, sino la más recomendable de las versiones existentes de este título.