Al amparo del 50º aniversario del fallecimiento de Charlie Parker, las discográficas tiran de catálogo para reanimar un legado que, salvo deshonrosas excepciones, es de obligada escucha. Este estuche de 3 discos editado por Universal recupera ahora justa actualidad al calor de esta triste efeméride, máxime si en su día el lanzamiento pasó algo desapercibido. El contenido de la caja contiene todas las grabaciones que el gran saxofonista registrara para el sello Verve junto al productor Norman Granz, desde 1947 hasta 1954, meses antes de que falleciera en Nueva York. El lote incluye un total de 73 grabaciones, incluidas las sesiones de dudoso alcance Complete Verve Masters with Strings, junto a secciones de cuerda. Si bien es cierto que el material no es nuevo, la compilación íntegra de este patrimonio discográfico resulta muy gratificante y se convierte en un regalo divino si se atiende a su lujosa-maravillosa edición.
Dejando a un lado esta veintena de remites de cuerda, el resto del material nos emplaza ante las reuniones del auténtico padre del bebop junto a popes como Kenny Dorham, Tommy Turk, Al Haig, Tommy Potter o Carlos Vidal. Destacan con voz propia las sesiones compartidas junto a Dizzy Gillespie y Thelonious Monk a mediados de 1950, y arropadas por el contrabajo de Curly Russell y la batería de Buddy Rich. También meritorias resultan las entregas de enero de 1951 firmadas junto a Miles Davis y Max Roach, en las que se descubren encendidas versiones de temas como Au Privave o K.C. Blues. Otros protagonistas de tan fecunda historia son Oscar Peterson, Hank Jones, Red Roney, John Lewis y muchos otros testigos más que asistieron al nacimiento de las verdaderas bases del jazz moderno.