Asistimos a una auténtica fiesta sacra en la que se combinan sin solución de continuidad el canto llano y la polifonía. Se trata de una reconstrucción del Oficio de Vísperas del Común de Confesores (no Pontífices), integrada por piezas a cappella. Un ejemplo del trabajo de Nebra como vicemaestro de la Capilla Real de Madrid (1751), en unos años en los que abandonó prácticamente toda actividad que no fuera la de crear para la Capilla. Lejos quedaban ya los tiempos en los que brillaba en la escena, en la docencia o en la música instrumental.

Las piezas que estructuran esta recomposición de las Vísperas, nueve salmos y un Magnificat, se apartan de otras obras sacras y encuentran distintos modos expresivos y, dentro de una severidad extrema, una emoción que cala. Sobre todo si se logra, como aquí, establecer la diferencia entre el canto llano, expuesto con una propiedad proverbial por los miembros de Schola Antiqua que dirige Juan Carlos Asensio, y los fragmentos polifónicos, de un contrapunto excelso, a cargo de cuatro voces, entonadas y ajustadas, capaces de alcanzar altos grados de intensidad en el dibujo de las suaves líneas melódicas, de acentuar las disonancias y los cromatismos que enriquecen los pentagramas, reunidos dentro de un todo estilísticamente unitario e intemporal. El uso del fabordón, con efectos contrastantes, y la inclusión de "versos" organísticos, en comentarios muy ad hoc, contribuyen a dotar de amplitud, variedad y elocuencia a la reconstrucción.

Señalemos también la presencia de La Grande Chapelle en un rotundo disco del mismo sello (LAU005) dedicado a canciones instrumentales de Rodríguez de Hita (1722-1787). Cuatro instrumentistas dirigidos por ángel Recasens muestran una infinita variedad de timbres y de danzas.