Arco ágil y preciso, sonoridad delgada pero intensa, bien regulada, con matices y ataques muy refinados y un estilo recuperador, pero desde un punto de vista muy moderno, de ciertos aspectos de fraseo propios del barroco. Son rasgos de estas interpretaciones de la holandesa Janine Jansen (Utrecht, 1978). La instrumentista hace alarde de gusto y dibuja con exquisitez las animadas figuras que pueblan estos dos consabidos conciertos, el de Mendelssohn y el nº 1 de Bruch. Colaboran con presteza y solidez sinfónica la Gewandhaus de Leipzig y su titular, Riccardo Chailly. Admirable la exposición del bello Adagio de Bruch, refinado pero no sacarinoso en esta versión. Se incluye también la Romanza en fa mayor de este último músico, en la que Jansen toca igual de bien la viola.