La voz del agua, última grabación de Marina Heredia, es el mejor modo de llamar la atención de un público que se mostró tibio ante la llegada de su primer título en 2001. Quizá los diseños de producción que se emplearon entonces no fuesen los adecuados para una artista de su naturaleza. Ahora, su arco estilístico se abre a las músicas de su propia tierra, haciendo hermosísimas versiones de las trilleras y el pregón popular, y profundizando con frescura en los tradicionales tangos de La Penca. Granada en estado puro. Pero además, Marina, con una de las voces más bellas y seductoras de hoy, se adentra en la poesía taurina de Bergamín, en el Rafael Alberti de la Balada del que nunca fue a Granada o el Carlos Cano de Tango de las madres locas, elevándolos a la máxima categoría flamenca.