Curro y Carlos Piñana

Las misas tienen ya una larga práctica en el flamenco y aunque no sean frecuentes, van apareciendo con una más o menos regulada intermitencia. Cuando el Concilio Vaticano II permitió cierta liberalización de sus ceremonias, inamovibles a lo largo de los siglos, comenzaron a surgir por todo el mundo misas que parecían estar aguardando el momento propicio para salir a la luz, siempre amparadas por unas estructuras de raíz folclórica. Daba la impresión de que eran manifestaciones de tradición popular que emergían de las catacumbas y que al fin encontraban su momento de emancipación. Desde 1965, en las misas gitanas, andaluzas o flamencas han intervenido nombres tan representativos como los de Fosforito, Antonio Mairena o Enrique Morente. En este momento, les toca el turno a los hermanos Curro y Carlos Piñana, cantaor y guitarrista de profunda formación musical y académica e integrantes de una familia de artistas flamencos. Para ello, han contado con un cuarteto vocal y un quinteto de cuerda, otorgándoles a su misa una dimensión más ecuménica, debido a que fue concebida como uno de los conciertos sacros del Festival Murcia Tres Culturas.