La búlgara Krassimira Stoyanova se ha consolidado en los últimos años como una de las mejores sopranos líricas de su generación. Tras debutar en 1995 en la ópera de Sofía, emprendió una carrera internacional que la conduciría al Metropolitan de Nueva York, el Covent Garden de Londres o el Festival de Salzburgo. Su principal campo de acción es la Staatsoper de Viena, a la que pertenece desde 1998 y donde ha abordado desde la Condesa mozartiana hasta Micaela en Carmen, desde Liù en Turandot y Nedda en I pagliacci hasta Alice Ford en Falstaff o Mimí en La Bohème. Es una cantante muy personal, tanto en el color de su voz como en su manera de cantar. Así lo demuestra en este trabajo, su primer recital discográfico, que incluye La Juive de Halévy o Les Huguenots de Meyerbeer.