En las celebraciones del tricentenario de Pergolesi, Abbado ha proyectado distintas grabaciones de su obra sacra. Después de
Stabat Mater, nos ofrece ahora otras esbeltas interpretaciones. La más conocida es el
Salve Regina, que requiere la voz de una contralto, aquí una atinada
Sara Mingardo, que hace ostentación de su excelente zona grave, de tinte algo áspero, y de su concentrada expresividad, bien subrayada por los instrumentos. La
Missa brevis San Emidio nos sorprende por su variedad y en particular por las expresivas disonancias del
Kyrie eleison y de un sobrecogedor
Qui tollis. Asimismo, resultan muy gozosas las evoluciones del Coro de la Radiotelevisión Suiza y la Orquesta Mozart en el
Gloria in excelsis.
El timbre muy lírico de
Verónica Cangemi no es encantador pero dice con propiedad. Cantan también la mezzo
Teresa Romano y la gentil soprano
Raquel Harnisch en el
Laudate pueri Dominum, una partitura de 1735 a la que el director concede una luz muy especial y un magnífico y diáfano trazo.