Toda una sorpresa esta
Andromaque, única tragedia lírica compuesta por el belga André-Ernest-Modeste Grétry (1741-1813), estrenada en 1780.
Músico favorito de la reina María Antonieta, fue conocido sobre todo por sus óperas cómicas Zemira y Azor o
Ricardo Corazón de León, que alcanzaron celebridad en toda Europa (hasta el punto de que Tchaikovski llegó a citar la última en
La Dama de Picas). En esta ocasión, Grétry quiso medirse con el gran género, acudiendo a la famosa obra teatral de Jean Racine, aunque por múltiples razones la obra no obtuvo entonces el éxito deseado y merecido.
La interpretación de
Hervé Niquet al frente de su conjunto orquestal y coral, Le Concert Spirituel, es puro fuego. Los solistas vocales son magníficos: Karine Deshayes en el papel titular, Maria Riccarda Wesseling en su antagonista Andrómaca, Sebastien Guéze como el autoritario Pirro y Tassis Christoyannis en el impulsivo Orestes. Una auténtica revelación, digna de los mejores títulos de Gluck, su mayor rival.