Image: La ópera llena Valencia

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Ópera

La ópera llena Valencia

La diva belcantista Nino Machaidze protagoniza la "Lucia" de Graham Vick

22 enero, 2010 01:00

Lucia di Lammermoor, en el Maggio Musicale Fiorentino


El Palau de les Arts valenciano saluda el año con una de las óperas más representadas de la historia. Su romanticismo a flor de piel, su adecuado equilibrio armónico, su colorido legendario, su enorme belleza melódica y el experto tratamiento de las voces la han colocado en lo más alto de las preferencias del público. Es Lucia di Lammermoor una partitura magistral, que pinta al aguafuerte unos ambientes y unos personajes torturados. En pocas óperas de Donizetti hallamos tantos momentos memorables: aria de la locura, Sexteto, cabaletta Quando rapita in estasi…

En esta ocasión, el rol protagonista corre a cuenta de la soprano lírico-ligera georgiana Nino Machaidze, de soleado timbre y muy buenas maneras belcantistas. Posee homogeneidad, finura y juventud, rasgos adecuados para levantar un personaje -en absoluto de cartón piedra- como es el de la Hija de Lammermoor. El angélico pero varonil Edgardo es Franceso Meli, lírico-ligero de limpia emisión y elegancia en el decir. Un veterano, de instrumento baritonal no muy brillante, Vladimir Stoyanov, encarna al malvado de la función, el hermano de Lucia, que ha de combinar la fiereza con la persuasión. El bajo Diógenes Randes es Raimondo, el capellán, y Antonio Poli canta el sposino, de tan fugaz aparición. En el podio estará el gibraltareño, nacido en Londres, Karel Mark Chichon, de carrera tan ascendente como la de su mujer, la mezzo letona Elina Garança.

Un director a seguir, que aún necesita la confirmación que ya tiene desde hace muchos año,s es el regista Graham Vick, uno de los más inteligentes artistas de su especialidad y también de los más discutidos, que aquí exhibe una producción estrenada en el Maggio Musicale Fiorentino en 1996 y presentada enseguida en el Teatro de Ginebra, con el que se proyectó a medias. Es un trabajo muy explotado, asimismo conocido en el Liceo y en el Teatro Real. En él Lucia canta la escena de la locura sobre un blando lecho de flores rojo reventón presidido por una enorme y dominante luna, un icono de la escenografía de Paul Brown, en la que aparecen igualmente y en contraste, como telón de fondo, elementos indicativos de la tempestuosa e inhóspita Escocia.