Image: Orfeo, descenso al origen de la ópera

Image: Orfeo, descenso al origen de la ópera

Ópera

Orfeo, descenso al origen de la ópera

10 marzo, 2017 01:00

Paul Agnew durante un concierto. Foto: Yves Petit

Orfeo de Monteverdi, favola in musica, no es la primera ópera de la historia -ese mérito se lo llevan Dafne y Euridice de Peri, la Euridice de Caccini y La rapresentatione de anima e corpo de Cavalieri, nacidas en torno a 1600-, pero como si lo fuera, pues esta composición, estrenada en 1607, pasa por ser la que inaugura con todos los honores y con todas las consecuencias el género, ya que a la postre es una auténtica síntesis que coronaba un arte realmente nuevo para su época, que dejaba atrás los sistemas modales y los planteamientos contrapuntísticos heredados de la Edad Media.

En realidad es una especie de manifiesto humanista, subraya Denis Morrier, al estar su libreto -de Alessandro Striggio- plagado de referencias neoplatónicas y aparecer magníficamente estructurado. A la simetría respondió Monteverdi con una organización musical soberana, en arco, que miraba a los affetti, desarrollado alrededor de la gran aria de Orfeo Possente spirto, la pieza más trabajada desde el punto de vista formal en un todo que fundamentalmente viene a ser un canto a la libertad más absoluta de los planteamientos constructivos.

En la partitura encontramos el nuevo recitativo ya empleado por Peri y Caccini, la sutileza rítmica de la canción francesa, la polifonía tradicional del motete y el madrigal, el embellecimiento de la línea vocal con fioriture y adornos diversos, figuras cromáticas del madrigal transferidas a la monodia… Quizá por ello a lo mejor no debe considerarse Orfeo una ópera experimental, sino ante todo una afortunada tentativa de fundir diversos métodos de expresión musical de la época. Aspectos en los que reparamos cada vez que podemos asistir a una nueva interpretación de obra maestra semejante y en los que, a buen seguro, volveremos a penetrar por estos días, cuando contemplemos la representación de Les Arts Florissants este sábado y el domingo, 11 y 12, en los Teatros del Canal.

William Christie, artista conocedor, musicólogo competente, siempre fiel a las fuentes, creador y director de este histórico conjunto, no estará, sin embargo, en el foso en esta ocasión. Le deja el testigo a otro magnífico experto, con el que colabora desde hace ya años, el tenor, director y regista Paul Agnew, que intervendrá además en el papel de Apolo. El protagonismo recae en la dulce y bien modulada voz del tenor lírico-ligero Cyril Auvity, un cantante de rara exquisitez, hábil en el manejo de la voz mixta y del falsete, en la línea que seguramente defendería en su día Fracesco Rasi, creador de la parte. Al lado de este artista figuran nombres especializados en el repertorio: Hannah Morrison, Miriam Allan, Lea Dessandre, Sean Clayton, Zachary Wilder y, como hemos dicho, Paul Agnew. Veremos una coproducción realizada en alianza con el Teatro de Caen y la Philarmonie de París