El 'ballo' de Beczala en el Liceo
Piotr Beczala interpretando a Werther en el Liceu. Foto: A. Bofill
Uno de los hitos de la temporada lírica pasada fue el bis del aria Porquoi me réveiller (Werther) que Piotr Beczala concedió al enfervorizado público del Liceo. Encumbrado por la gesta, el tenor polaco, que se disputa el trono tenoril con Flórez y Kaufmann, vuelve al a Barcelona este sábado para encarnar a Riccardo en Un ballo in maschera de Verdi. "Es uno de mis personajes favoritos, una especie de niño mimado, un político, un jugador, un hombre de mente abierta, en equilibrio inestable entre el amor, el peligro y la política. Todo está descrito perfectamente en la música de Verdi, oscilante entre la felicidad y la violencia”, explica el cantante, que será guiado desde el foso por el curtido verdiano Renato Palumbo y en la escena por Vincent Boussard.El músico de Busseto, de hecho, se sobrepuso a dos condicionantes que limitaron sus ambiciones. Por un lado, la censura: el tema del regicidio no era digerible para el régimen borbónico que imperaba en Nápoles, donde estaba previsto su estreno. Verdi se había inspirado en el relato de Eugene Scribe sobre el asesinato de Gustavo III de Suecia en un baile de máscaras (musicalizado también por Auber y Mercadante). Para poderla estrenar, finalmente en Roma, en 1859, bajó el rango de la víctima (pasó de rey a gobernador) y trasladó la acción a Boston. El otro lastre era el libreto de Antonio Somma, eficaz pero de escaso vuelo. Verdi hubo de ‘elevar' el amor entre Riccardo y Amelia básicamente mediante la partitura.
Un ballo se sitúa a caballo entre el Don Giovanni mozartiano, por su tono de comedia noir, y Tristán e Isolda, por su incandescencia romántica. El parecido con esta última no es frtuo del plagio, sino de la casualidad: Wagner la compuso seis años después. Que esté defendida por Beczala es una garantía. Tras 25 años de carrera, se encuentra en plenitud. “En ese tiempo no he tenido ningún problema vocal, algo raro hoy”, afirma, quizá pensando en las dificultades de Kaufmann. Su truco es sencillo: “Planifico con una antelación de cuatro o cinco años”. El oscurecimiento de su voz le ha puesto en disposición de ‘asaltar' roles más dramáticos. “Ya estoy preparando Cavarodossi y Don José”, anuncia.
@albertoojeda77