Orlinski, la estrella de la música clásica que baila 'breakdance': "Creían que era un 'castrato'"
El contratenor polaco, de voz 'celestial' y con millones de fans, actúa este martes en el Auditorio Nacional.
20 febrero, 2024 01:35Al Festival de Canarias los músicos, antes de desembarcar, llegan con los horarios confeccionados con la disciplina propia de su oficio (su arte). Una vez que llegan, la luz, el clima y el paisaje quiebran la rigidez estipulada de antemano. Es difícil sustraerse a tanto encanto.
Jakub Józef Orlinski (Varsovia, 1980), sin embargo, llega al encuentro con El Cultural, en el vestíbulo de hotel con ambiente ultraguiri de Costa Teguise en Lanzarote, tras cumplimentar su ‘entrenamiento’ vocal junto los músicos del Pomo d'Oro.
No baja la guardia. Tiene 33 años y es muy consciente de que no puede permitírselo en este punto, en pleno ascenso imparable. El cantante polaco ha sucedido en el olimpo de los contratenores –esos hombres que cantan como niños o mujeres, equiparados a los famosos castrati– a figuras como Andreas Scholl y Philippe Jaroussky.
Este martes 20, tras su paso por Canarias, lo tendremos en el Auditorio Nacional. Un fenómeno canoro que rompe las barreras de la clásica, que va más allá. O sea, beyond, como el título de su último álbum.
Pregunta. ¿Por qué Beyond?
Respuesta. Más allá porque esta música compuesta en un barroco temprano traspasa los siglos hasta hoy. Por otro lado, quería ir más allá en muchos aspectos, como lo relacionado con la imagen, por eso la portada es muy contemporánea.
»También hemos creado un continuo musical que puede hacer que algunos se pierdan: no se diferencia bien cuándo acaba una pieza y empieza la siguiente. Es una acción continua con varios personajes.
"En la música clásica encuentro mucho amor pero también abunda el odio. Hay mucho 'hater'"
P. ¿Quería crear algo cercano a una ópera?
R. Algo entre medias de un recital y una ópera, porque de alguna manera ofrecemos una historia más allá de lo que cuentan las piezas individuales. Aparte, llevamos a cada auditorio y teatro nuestro propio juego de luces LED y un vestuario especial.
»Digamos que es un concierto escenificado en el que cabe la improvisación, en los tempos, los movimientos escénicos, la respiración, la interpretación… Los que han venido a vernos varias veces saben de lo que hablo.
P. Como ha hecho en sus dos discos anteriores (Anima Sacra y Facce d’amore), ofrece música de compositores muy populares, como Monteverdi y Cavalli, pero también trae a la luz otros menos conocidos, como Giovanni Cesare Netti. ¿Qué destacaría de este?
R. Ha sido todo un descubrimiento, de nuevo gracias a Yannis François [su musicólogo de confianza]. Me quedé boquiabierto, es increíble. Además, me ha permitido el reto de cantar por primera vez en mi vida un papel femenino. En el Barroco era muy común que un hombre cantase roles de mujeres: enfermeras, sirvientas… Lo escogí porque iba bien al hilo de la narración que quería desarrollar.
P. Por cierto, ¿tiene algún problema con la asociación genérica que se hace entre los contratenores y los castrati?
R. No, ninguno. Cuando yo empecé a cantar, en 2009, incluso antes, siempre había alguien en el público que se quedaba estupefacto y llegaba a preguntar si era un castrato. Pero, vamos, pioneros como Alfred Deller y luego Sabata, Jaroussky… nos allanaron mucho el camino.
P. ¿En qué medida diría que su voz puede ser indistinguible de alguna de la aquellos castrati?
R. Es una cuestión difícil. Solo podemos especular. Hay una grabación del último castrato vivo recogida en Roma, pero es de muy mala calidad, de modo que no se pueden sacar conclusiones definitivas. Lo único que tenemos son las partituras escritas para ellos. Y nosotros podemos hacer lo mismo, no sé si mejor o solo diferente.
[Orlinski, el canto impoluto en el Auditorio Nacional]
P. La voz de contratenor resulta embelesante.
R. Tiene como halo espiritual, que también lo puede crear un barítono o un bajo, pero el contratenor proyecta un aire exótico, como de otro planeta. 'Celestial', dicen algunos.
P. Por cierto, ¿sigue con el breakdance?
R. Sí, sí, todavía sigo con ello. Estoy en un grupo y siempre que estoy en Varsovia voy a bailar con ellos y con otras personas. No puedo dejarlo. Cuando tengo que pasar mucho tiempo en una ciudad de fuera busco gente del mundillo con la que poder practicar. Así me mantengo en forma.
"Este disco me ha permitido el reto de cantar por primera vez en mi vida un papel femenino"
P. ¿Pero participa también en competiciones?
R. No, eso no. Las competiciones ya las he dejado.
P. ¿En qué sentido le ayuda el breakdance en su carrera lírica?
R. Tiene efectos muy positivos para mí. Es muy importante. En la música clásica encuentro mucho amor pero también abunda el odio. Hay mucho hater por ahí en internet. Tipos que comentan tus vídeos, fotos, discos… Intento no pensarlo demasiado cuando me atacan, porque muchas veces los que se muestran tan críticos no tienen ni idea de lo que están hablando. Resultan ridículos.
»Esto puede hacer mucho daño si no estás muy seguro de ti. A mí me ha llevado años aprender a protegerme de estas maledicencias. En realidad, todavía sigo trabajando en ello, porque es algo que hay que asumir. Si cantas para el público, te expones a la crítica. El artista pone el corazón en sus manos y se lo entregas a la gente, y las reacciones pueden ser muy diferentes.
P. Bueno, Dalí decía que lo importante es que hablen de uno, bien o mal.
R. Eso me dice mi mentor también [risas]. Yo tengo 33 años ahora y conozco mis debilidades. Es fundamental conocerlas porque si alguien te ataca por alguna de ellas no te afecta tanto, ya que tú ya eres consciente. Así nadie te puede herir.
»Y volviendo al breakdance, diría que para mí es como la meditación. Es una forma de liberación. Lo practico sin presión, sin miedo a perder nada o a fallar. Y es otra manera de expresarme. Es, en definitiva, salud mental.
"El 'breakdance' para mí es como la meditación. Es una forma de liberación"
P. Aquí en el Festival de Canarias sus recitales se centran en su segundo álbum, Facce d'amore, mientras que en Madrid ofrecerá un programa de marcado sello polaco con su compatriota Michal Biel. Ni rastro por aquí en directo de Beyond, pues.
R. Bueno, bueno, quizá hagamos un bis en Madrid con alguna pieza de Beyond. Veremos, pero será difícil, porque es otro formato de recital diverso.
P. Ha habido importantes cambios en el gobierno de Polonia, tras unos cuantos años regida por la derecha, muy conservadora, del partido Ley y Justicia. ¿Cómo los ve?
R. Bien. Creo que ocho años de gobierno de un mismo partido es suficiente. Necesitábamos un cambio. Es pronto para sacar conclusiones. Hay que ir viendo. De momento, sigue habiendo mucha tensión en el país, una batalla entre los grandes partidos. Los cambios que se intentan impulsar se enfrentan a muchas barreras. A ver dónde puede llegar el nuevo gobierno…