Teatro

Parábola del teléfono móvil

24 enero, 1999 01:00

Hay directores que son autores y también actores. Esta versatilidad de los equipos se impone en algunas compañías independientes como L’Hongaresa, integrada por Lluïsa Cunillé, Pazo Zarzoso y Lola López. El grupo presenta estos días en Madrid "Vacantes".

Dos conversaciones telefónicas abren y cierran "Vacantes", título bajo el que Lluïsa Cunillé ha reunido seis historias cortas y que estos días se exhibe en La Cuarta Pared de Madrid. Dos teléfonos que sirven a los actores para interpretar sendos monólogos que, en definitiva, descubren la soledad del individuo y su paradójica incomunicación en estos tiempos.
La identificación del público con estas verdades importantes que se cuentan, en contra de la trascendencia que se supone, es fácil y por eso se ríe: quién no ha mantenido una conversación forzada charlando de temas culturales, saltando de la pintura al cine y del cine a la música, hasta llegar a esos horribles silencios en los que no se sabe qué decir. Nada de extraño tiene tampoco el matrimonio que intenta mantener en orden sus sentimientos hasta que un pequeño detalle hace estallar lo baqueteados que están. O la más hilarante de todas las escenas, dos personajes que se han ido a un balneario con una idea del descanso muy extendida hoy día: la de programar su ocio con una multitud de actividades. Situaciones que recuerdan al mejor Quim Monzó de "El porqué de las cosas" o al propio Raymond Carver en "Short Cuts".

Grupos integrados
"Vacantes" es un buen ejemplo de cómo trabajan esos escasos grupos independientes de nuestro país más interesados por investigar nuevas formas dramatúrgicas, que por obtener subvenciones. En primer lugar tenemos a una autora como Cunillé, nombre ya habitual del circuito alternativo de Barcelona a quién este año el Teatro Nacional de Cataluña (TNC) le estrenó "Apocalipsi". Los textos de esta disciplinada alumna de José Sanchis Sinisterra, tímida y huidiza a los medios de comunicación, que escribe en catalán y que ha sido premiada con el Calderón de la Barca en 1991("Rodeo") y con el de las Letras Catalanas en 1997, son piezas cortas, que no presentan conflictos, sino que proponen situaciones íntimas. A Cunillé le interesa desvelarnos las máscaras de nuestra vida cotidiana pero sin moralinas, lo que se agradece mucho. La precisión de sus diálogos y su discreto humor son otros elementos de su teatro.
"Vacantes" es la segunda obra que escribe para la compañía L’Hongaresa, fundada en 1995 gracias al buen olfato de la actriz Lola López, quien detectó la compatibilidad literaria de la autora con Paco Zarzoso. Zarzoso es lo que podría llamarse un creador tridimensional: escribe, dirige y actúa. Como autor (ha sido premio SGAE de este año por "Mirador") colabora con Cunillé en muchos de los textos (escribieron "Intemperie", el anterior montaje), comparte la escena con Lola López y firma la puesta en escena, que en este caso es muy medida. Con escasos elementos escenográficos (obra de Javier Quintanilla) pero muy poéticos, Zarzoso y López actúan justo lo necesario para hacerlo comprensible al público y arrancar sus risas cuando conviene. En fin un equipo que, desde luego, asegura la absoluta fidelidad a los textos.

Liz PERALES