Teatro

Actualidad del teatro para niños

Cuento y no acabo

19 diciembre, 1999 01:00

El teatro para niños vive uno de sus mejores momentos. se estima en 800 las compañias que, de una forma estable o no, trabajan en nuestro país. Tamvién crece el público. Pero no es oro todo loque reluce. Faltan autores y la calidad de los montajes no es siempre es tan buena como se quisiera. En realidad, hay pocas salas con una programación continuada.,

El teatro infantil corre ya el riesgo de convertirse en un elemento más del paisaje navideño. Cada año, por estas fechas, hay un aluvión de obras del género en los teatros. Parece como si el resto del año no hubiera representaciones para los más pequeños, como si este teatro surgiera por obra y magia de la Navidad. Pero la realidad combate esta idea, si se tiene en cuenta el número de compañías dedicadas al género -se estima en 800-, el de teatros que incluyen una programación infantil y también el público. Sólo en Madrid (que la pasada temporada registró 172.000 espectadores niños,) los 15 escenarios que acogen representaciones para los pequeños han programado 80 espectáculos diferentes del 1 de octubre al 31 de diciembre. Un fenómeno que también se observa en Barcelona,

Javo Rodríguez, autor de la "Guía de Teatro para niños", publicación de próxima aparición que edita la Asociación Española de Teatro para la Infancia y la Juventud (AETIJ), así lo confirma: "En ningún momento de la historia del teatro en España ha habido tanta demanda. Hace cinco años las salas estaban medio vacías, hoy no se encuentran entradas". Y también en este sentido se pronuncia Manuel Gómez, presidente de la AETIJ: "La recaudación de los espectáculos destinados a este segmento de población no cesa de crecer y en la mayor parte de los casos es notablemente más estable que la del teatro destinado al público adulto".

Operación de relleno

Sin embargo, dramaturgos como Alberto Miralles, que ha escrito piezas para los más pequeños, opina que "el teatro infantil constituye una operación de relleno para cubrir horas y rentabilizar espacios. No obedece a una voluntad de llevar al niño al teatro. Las salas, generalmente, no meditan su programación en torno a ideas y objetivos. El teatro infantil es demasiado importante como para dejarlo al arbitrio de la economía de mercado. Hay que tener en cuenta que el niño es una persona con pocas defensas intelectuales".

Una de las primeras cuestiones que hay que matizar sobre el género es el de su denominación. Los profesionales prefieren hablar de teatro para niños y no de teatro infantil. Julio Jaime Fischtel, director de la sala San Pol de Madrid, la única dedicada en exclusiva a los más pequeños, señala que "el teatro infantil es el que hacen los niños en los colegios, mientras que el teatro para niños o para la infancia está realizado por profesionales". El matiz, insiste, es importante: "Desde el 9 de octubre hemos puesto el cartel de no hay entradas cada fin de semana (El resto de los días están cubierto por las campañas escolares) y si es así es porque ofrecemos un espectáculo de calidad, profesionalizado, con actores, escenografía y música original. No somos unos aficionados".

El mago de Oz, que acaba de estrenar La Bicicleta, compañía estable de la San Pol, es la segunda coproducción que realiza con Polka, teatro de Londres especializado en el género. La compañía suele hacer dos espectáculos por año (Hansel y Gretel, fue la anterior) y una de las críticas que suele recibir es su inspiración recurrente a los cuentos clásicos universales, un valor seguro, un teatro comercial frente al teatro más experimental y arriesgado de las salas alternativas.

En cualquier caso, la San Pol representa uno de los siete escenarios que hay en el país dedicado exclusivamente al teatro para niños junto con el teatro Regina de Barcelona, la sala Escalante de Valencia, el teatro Arbolé de Valencia, las dos salas Paraíso del País Vasco y la sala Quinquilimón.

Para explicar el resurgir del teatro infantil, se apuntan diversas causas. Fischtel cree que es una labor de padres y docentes: "El éxito de las campañas escolares depende de los profesores pero de que p ayan los fines de semana es responsabilidad de sus padres. Ha cambiado mucho la mentalidad de los padres porque ahora ellos quieren estar con sus hijos". Para Rodríguez, las medallas corresponden al denodado esfuerzo que han hecho compañías y salas. Mientras el esimismo de Miralles le lleva a negar "que exista una cartelera infantil con continuidad", ya que en su opinión las salas antes mencionadas son simbólicas: "Pese a sus esfuerzos, la AETIJ no ha conseguido dinamizar el teatro infantil, Existen compañías magníficas pero no cubren las necesidades de una cartelera normal. Se improvisa constantemente sobre un género en precario que va destinado a un público enormemente importante".

El público es uno de los puntos más debatidos y complicados entre los artistas del género. En contra de lo que pudiera parecer, los niños no son un público uniforme. Hay grandes diferencias entre los menores de cuatro, seis u ocho años. Fischtel llega a decir que sólo es público infantil el menor de seis años, Miralles explica que "hay que distinguir entre el teatro infantil y el teatro familiar, cuyo ejemplo se encarna perfectamente en La bella y la bestia. Y en este sentido también se pronuncia el director Ricard Reguant, quien creó hace 20 años, en Barcelona, Va de Bolit, una compañía de teatro musical dirigida preferentemente a jóvenes de 12 a 15 años, "Fundé esta compañía de teatro infantil porque entonces era la única manera de hacer musicales en nuestro país, que es lo que me gusta. Actores como Carmen Conesa, Pere Ponce, Oscar Mas o Angels Gonyalons pasaron por ella y hemos tenido grandes éxitos como The Yellow Submarine, que todavía lo hacemos en gira, Snoopy o Peter Pan. Son espectáculos concebidos para un público joven, que es precisamente el más desatendido en nuestro país". Reguant, que en la actualidad vive en Madrid, mantiene que en Cataluña estos espectáculos son más fáciles de producir, mientras no encuentra quién lo haga en la capital. "No hemos captado ese público joven, tan fundamental para seguir alimentando el teatro para adultos". él no ceja en esta labor y ya prepara el próximo año Casper el fantasma, en coproducción con una compañía inglesa.

Comerciales y alternativas

La misma clasificación que los críticos suelen establecer para el teatro para adultos, se da en el teatro para niños, Así, compañías como las mencionadas llevan a gala el adjetivo de "comerciales" y difieren de las propuestas más austeras de las compañías de las salas alternativas, las cuales en los últimos años han incrementado su oferta con espectáculos del género. Teloncillo, Arbolé, Quinquilimón, La fanfarra, Matarile o Imperdible son compañías vinculadas a salas alternativas.

Una de las más veteranas de éstas es La Tartana, de Madrid, hoy adscrita a la sala Pradillo y que acaba de estrenar estas Navidades su último montaje: El Bosque de Tantatroc, una recreación que mezcla juegos de infancia con los sueños de un niño, Los casi 25 años de trayectoria han llevado a la compañía a especialiazarse en un teatro de títeres, muy efectista, dirigido principalmente a un público infantil, aunque también realizan espectáculos para adultos.

Su trayectoria les convierte en unos acreditados testigos de la evolución del teatro para niños: "En 1977, cuando comenzamos, era un momento de gran interés paratodo tipo de teatro mientras en los años 80 pasó desapercibido. Luego se ha ido ampliando el número de espacios escénicos y observamos una necesidad de los padres por llevar al teatro a sus hijos", comenta Juan Muñoz. Hoy, según dice, "los infantiles están funcionando increíblemente bien, nosotros llevamos tres años apostando por ellos", añade el director.

Respecto a la calidad del trabajo de las compañías, también hay diversas opiniones. La crítico Anne Serrano estima que "falta sobre todo rigor en el trabajo, honestidad a la hora de enfrentarse al público y mucha imaginación. En la mayoría de los espectáculos se recurre a cuentos clásicos, pero es preciso romper con estas líneas y apostar por novedades".

Por su parte, Javo Rodríguez estima que "hay una mayor calidad puesto que se han incrementado el número de producciones, aunque son pocas las compañías que pueden competir en el extranjero: Teatro Paraíso, de Vitoria, Laví e Bel de Andalucía, La Machina de Cantabria, Achiperre de Zamora o Uroc Teatro de Madrid, o La Trepa, una de las más antiguas de Barcelona.

Aspecto controvertido es también el relativo a los autores. Por lo general, la dramaturgia suele ser una labor colectiva o competencia del director y, en este sentido, es una forma de trabajo muy al estilo de las compañías de repertorio a la antigua. Es habitual oír que "no hay autores que escriban para los niños", pero cada generación de dramaturgos siempre ha ofrecido un texto para los pequeños.

TEATRO CON MAYúSCULAS

Los grandes escritores del siglo XX han pensado en los niños. Desde Benavente a Alberti pasando por Valle-Inclán y Lorca han escrito, y en algunos casos hasta dirigido, obras para el público infantil. Todos coinciden en un teatro mayor, de calidad, con diálogos inteligentes y mundos propios. La selección que a continuación reseñamos es un claro ejemplo de ello. "La muela del rey Farfán" (1909), de los álvarez Quintero, "El príncipe que todo lo aprendió en los libros" (1909), de Benavente, "Cuento de Calleja" (1909), de Gómez de la Serna, "Farsa infantil de la cabeza del dragón" (1910), de Valle-Inclán, "La niña que riega la albahaca y el príncipe preguntón" (1923), de García Lorca, "La pájara pinta" (1932), de Alberti, "El circulito de tiza" (1961), de Alfonso Sastre, "La maquinita que no quería pitar" (1969), de Lauro Olmo y Pilar Enciso, "Helena a Villa del baró Zodiac" (1975), de Benet i Jornet, "El cisne" (1978), de Fermín Cabal, "La verdadera y singular historia de la princesa y el dragón" (1980), de Alonso de Santos, "La silla voladora" (1994), de Eduardo Galán, "Cuento y no acabo" (1995), de Alberto Miralles, y "El diario del sol rojo" (1999), de Yolanda Pallín.
Miralles: "Pese a sus esfuerzos, la AETIJ no ha conseguido dinamizar el teatro infantil. No hay una programación continuada y se improvisa constantemente sobre un género en precario"