Image: Ariel Goldenberg

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Teatro

Ariel Goldenberg

"El festival rompe los hábitos creativos"

18 octubre, 2000 02:00

Festival de Otoño

Ariel Goldenberg (Buenos Aires, 1951) fue uno de los nombres que se barajaron para solucionar la última crisis del teatro de La Zarzuela, aunque él desmiente que hubiera recibido una propuesta oficial. Poco después, Alicia Moreno, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, le ofreció dirigir el Festival de Otoño. Goldenberg explica en esta entrevista las principales líneas de programación del certamen y qué es lo que va a encontrar el público.

De origen judío, vive en París y desde el pasado mes de mayo es director de uno de los grandes teatros públicos galos, el Teatro Nacional de Chaillot, cargo que compagina con la de director del festival madrileño. Goldenberg es un viejo amigo de Madrid, donde dirigió nueve ediciones del desaparecido Festival Internacional de Teatro que durante la década de los ochenta se celebrababa en primavera. Conoce bien el teatro europeo, pues ha trabajado en Alemania y Francia, como consejero del Deutsches Theater de Munich y organizando festivales como el de Munich y el de Nancy. El sector privado tampoco le es ajeno, ha llevado las giras de señeras compañías y figuras como Macunaima, Vittorio Gassman, o Peter Brook, y ha sido consejero de la compañía de Dario Fo.

-Cuando la Comunidad de Madrid le ofreció dirigir el Festival de Otoño, ¿con qué rasgos o características le describieron el festival? ¿Por cuantas ediciones se comprometió usted a dirigirlo?
-No necesitaba que me lo describieran porque ya lo conocía. De hecho, cuando Pilar Yzaguirre era directora colaboré en lo que pude con ella. Y respecto a su segunda pregunta, he aceptado el puesto por el tiempo que dure la consejera de Cultura, Alicia Moreno, y mientras pueda compatibilizarlo con el de director del Teatro Nacional de Chaillot de París, en el que llevo desde el pasado mes de junio.

El criterio de lo posible

-¿Qué criterios ha seguido usted para elaborar la programación de esta edición?
-Por un lado, este es un festival multidisciplinar. Por otro, el criterio principal que he seguido es el de lo posible. Quiero decir que hay muchos espectáculos, los grandes montajes británicos y alemanes, que no los hemos podido traer por falta de infraestructura, de espacios escénicos. En este sentido, apoyo la idea de Alicia Moreno de crear un nuevo teatro en el Canal de Isabel II que sirva para acoger este tipo de producciones. Este año, además, nos hemos encontrado con los teatros María Guerrero y Olimpia cerrados. Nos hubiera gustado contar con el Teatro Real y esperamos que en un futuro así sea. Pero aparte de estas cuestiones técnicas, cuando presentamos la programación se nos dijo que habíamos reducido los espectáculos de música clásica. Es cierto, pensamos que el género está muy presente en la cartelera madrileña. En cualquier caso, sí que he querido que hubiera muchos espectáculos de teatro musical, formas experimentales de canto, de danza, como el de Carles Santos o el de Mercè Cunninghan. Me encantaría que en el futuro incluyéramos más formas líricas porque es una manera de animar al público a ir al teatro.

-Noto una presencia destacada de producciones europeas, especialmente francesas, frente a americanas o de otros países.
-Mi nombramiento fue tardío y, en ese sentido, tuve que elegir sobre lo más próximo, sobre lo que ya conocía. únicamente el montaje de Mario Gas, A little night music, estaba comprometido de antemano, lo cual no me planteó ningún problema pues es un excelente musical que hemos coproducido.

-La programación se ha reducido con respecto al año pasado. ¿También el presupuesto?
-Me pareció que la oferta era excesiva y que ni los responsables de los medios de comunicación podían ver todo lo que se exhibía. Respecto al presupuesto, creo que se ha mantenido el de otros años, alrededor de 500 millones de pesetas.

-En reducir la programación ¿no han tenido que ver las presiones de los productores privados, que en los últimos años vienen quejándose de que el festival les quita público, que es competencia desleal?

Exhibición de producciones

-Para nada. No creo que el festival quite espectadores al teatro privado. Cuanto más acostumbras al público a ir al teatro, mejor para todos.

-Algunas críticas señalan que el Festival de Otoño es más una muestra que sirve a la exhibición de las producciones que hay en el circuito internacional que un certamen que investigue, saque a la luz artistas y compañías desconocidas y sirva de referente a programadores y directores de otros festivales.
-Creo que es una mezcla de todo, una muestra bastante equilibrada de lo más representativo que se mueve por el mundo, aunque siempre hay unas dosis de arbitrariedad a la hora de diseñar una programación. Por otro lado, yo no determino la política cultural de la Comunidad, pero para una ciudad como Madrid el festival es como una bocanada de aire fresco que puede contribuir a que algunos artistas rompan sus hábitos creativos. De todas maneras, a la hora de diseñar la programación no me he limitado a recurrir a los agentes de compañías para ver qué tienen. Algunos de los espectáculos que vienen a Madrid no están en el circuito internacional, son bastante desconocidos como el caso de Spinach, Spinach. Este montaje está interpretado por los mismos actores y compositores del Fausto que Peter Stain ha dirigido para la exposición de Hannover y que es la producción más cara y larga de la historia del teatro pues ha costado 30 millones de marcos y dura 20 horas. Stain encargó obras de menores dimensiones para ser representadas por el mismo elenco. El que presentamos es un divertimento musical, especialmente adaptado a Madrid.

Pequeño formato

-Diría que a la hora de elegir ha huído de las grandes producciones para centrarse en obras de pequeño formato.
-No es así. Las compañías de Cunningham, de Lavaudant, Gas o Decouflé vienen con espectáculos de gran formato, muy complicados de montar. Pero como ya le he dicho, en Madrid no se han construido teatros desde hace mucho tiempo, hay muchas limitaciones de escenarios.

-Hágame un diagnóstico del teatro europeo actual.
-El teatro es un reflejo de la sociedad y el europeo refleja la tendencia da una menor intervención de la administración pública. Alemania y Francia destacan, también Inglaterra aunque precisamente su teatro no se ha sustentado en lo público. Hoy en Alemania se están cerrando teatros y el sistema tradicional de repertorio que han venido manteniendo sus compañías está desapareciendo. Se está trabajando de forma convencional, la explotación es la misma que la de los teatros privados.

-Y respecto a España ¿estamos a años luz?
-No. Ocurre lo mismo. Lo más interesante se está dando en las salas alternativas, que es la cantera de donde va a salir una nueva generación de creadores.