Image: Paul Taylor y la posmodernidad

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Teatro

Paul Taylor y la posmodernidad

7 noviembre, 2001 01:00

Paul Taylor es un ejemplo de esos hombres que descubren la danza a una edad relativamente madura y luego se comen el mundo. Estudió pintura y llegó a la famosa universidad neoyorquina de Julliard con un cuerpo marcado con la musculatura de un amante de la natación. Su carrera como bailarín incluyó breves etapas con las compañías de Cunningham, José Limon, Doris Humphrey y Charles Weidman y fue solista de la compañía de Martha Graham de 1955 a 1962.

En 1954 comenzó a presentar sus propios trabajos, bastante radicales. En Duet (1957) Taylor y su pianista se quedaron quietos sin moverse durante la obra entera. Para Epic el coreógrafo, vestido de traje, se desplazaba lentamente de un lado al otro del escenario mientras una grabación daba la hora cada 10 segundos. Tamaños experimentos le valieron la columna totalmente vacía que le dedicó el crítico Louis Horst. Estas creaciones abrieron paso a una obra vitalista, con un sello inconfundible y una base claramente bailada y kinéticamente muy rica, aunque Paul Taylor, a diferencia de contemporáneos suyos como Graham o Cunningham, no ha creado una técnica propia. La crítica estadounidense Arleme Croce ha situado a la formación de Taylor señalándola como "la última compañía de danza moderna que está triunfando en la época de la danza postmoderna".

Los dos programas que presenta a partir del día 7, en el teatro de la Zarzuela de Madrid, dan cuenta de su amplio repertorio, con obras clásicas y más recientes. Company B utiliza canciones de las Hermanas Andrews, famosísimas durante los años cuarenta. Cloven Kingdom (1976) es una sátira de la sociedad urbana y Esplanade (1975), una de las piezas más emblemáticas de Taylor, con música de Bach.