Image: Magöi Mira

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Teatro

Magöi Mira

“No se debe llevar al teatro lo que se hace en el cine”

26 diciembre, 2001 01:00

Magöi Mira. Foto: Antonio Moreno

La actriz Magöi Mira se lanza ahora a la dirección de escena con una adaptación de El perro del hortelano, que tantos éxitos procuró a Pilar Miró en su versión cinematográfica. Dice que ha escogido este título de Lope de Vega por la actualidad del tema -¿puede la nobleza emparentarse con el pueblo llano?- y añade que ha ambientado la historia en un palacio que podría ser el de La Zarzuela o el de Liria, da igual. Con un equipo de nueve actores, en el que destaca su hija Clara Sanchis en el papel de Diana y Antonio Garrido en el de Teodoro, la obra se estrena en el Condal de Barcelona el 6 de enero.

Debutó este año como directora de escena con Top Girls, una obra que se representó por salas alternativas y que tuvo tan buena acogida que la invitaron a dirigir un proyecto de mayor envergadura. Arropada por su marido, el director del Centro Andaluz de Teatro Emilio Hernández, autor de la versión, y con un elenco en el que destaca su hija Clara Sanchis, Mira ha puesto en pie una pieza del XVII muy romántica, que se desarrolla a ritmo de música latina.

-¿Qué le ha llevado a aventurarse en la dirección escénica? ¿Hubiera resultado más fácil empezar con una obra contemporánea?
-Pues una buena dosis de descaro y atrevimiento y, sobre todo, la confianza que han puesto en mí Carles Roca y Jordi González que son mis productores. Lo importante es tener un buen texto, una buena versión y buenos actores, y tengo a Lope de Vega, a Emilio Hernández y a seis actores y tres actrices que tienen talento y saben lo que hacen.

- ¿Por qué El perro del hortelano? ¿No teme que la versión cinematográfica de Miró lleve al público y a los actores a comparaciones inadecuadas?
-El perro del Hortelano porque me parece una bellísima comedia de Lope, inteligente y bien construida, y porque precisamente el debate que abrió Lope en el siglo XVII sigue hoy en la calle: ¿puede la nobleza emparentar con el pueblo llano? ¿Qué pasa cuando la Corona y el sexo no coinciden en el mismo objeto de deseo? Y no habrá comparación posible con la película. De Pilar aprendí que no se debe llevar a la escena lo que se hace en el cine.Y eso es lo que he hecho. Y mi Condesita es de hoy, vive en un palacio de hoy, con criados de hoy y escucha música latina. Y por supuesto, gracias a la película mucha gente sabe que se trata de algo bueno.

- A tenor de los acontecimientos, cuando los nobles pretenden emparejarse con el pueblo llano, lo tienen fastidiado. Incluso Lope recurre a un deus ex-machina, a un artificio para que parezca lo que no es.
-Mire, en esta vida hay que fastidiarse lo menos posible y así, los nobles pueden optar, como dice Diana en un momento de la obra, a "dejar la nobleza de los privilegios y buscar la nobleza del corazón". Esa es una opción por la que optó un heredero de siglo XX. Desde luego que la solución de Lope (inventarse un padre noble para el amor plebeyo de la condesa) no es la solución de hoy, pero en aquel momento sólo plantear el tema fue más revolucionario que ahora, porque el 90 por ciento de los matrimonios eran de conveniencia. Esta disfunción Lope se la cargó, unió sexo y poder con una condesita que decide casarse con el hombre que realmente le pone. En definitiva, todo depende de la necesidad de poder y de la clase de poder que se elija. Poder social y económico

- Ha hecho una adaptación moderna de la obra al ambiente de nuestros días ¿no me irá a decir que está ambientada en el Palacio de la Zarzuela?
-Podría ser el palacio de la Zarzuela, el de Liria o la mansión de Nicole Kidman. Estoy contando la historia de una mujer que tiene poder social y económico y lo cuento con un lenguaje de hoy. La versión de Emilio Hernández es respetuosa al máximo con la belleza del verso de Lope, con su métrica y su rima y fluye con la libertad suficiente para poder encontrarse con la velocidad del pensamiento de hoy, evitando arcaísmos y repeticiones que considero innecesarias. Lope hoy hubiera sido líder de audiencia y eso queremos nosotros, seducir al espectador.

El artificio del verso


-Y hablando de Miró, usted trabajó con ella en El anzuelo de Fenisa y también con su hija Clara, con la que ahora repite. ¿Cómo lleva lo de compartir el escenario con la familia?
-Lo del escenario y la familia, bien, gracias. Se cambian los roles y eso siempre se agradece. Ahora tengo la oportunidad de conseguir que mi hija Clara haga algo como yo quiero, ¿increíble no?

-Como intérprete ¿qué es lo más difícil del teatro clásico? ¿Cree que tienen razón aquellos que dicen que hoy no se recita bien el verso?
-Para mí lo más difícil, - a pesar y gracias al artificio del verso-, es que los personajes no dejen de ser personas, que les palpite el corazón. Lo difícil, y ahí esta el reto, es convertir el verso en un placer para el actor y también para el espectador, que disfrute con la palabra. Y en relación con decir el verso, nadie sabe cómo se recitaba el verso en el siglo XVII, entonces no había grabadoras y en cualquier caso no serviría, a mí no me serviría. La vida es movimiento, afortunadamente, y la mirada de hoy es diferente, el corazón palpita a otro ritmo.

- ¿Se nota mucho la diferencia entre un director que ha sido actor y otro que no lo es?
-Totalmente, es como si un director de orquesta no supiera tocar un instrumento. Pienso que dirigirían mucho mejor si hubieran actuado, aunque algunos lo hicieron en sus comienzos.

-Hablando de comienzos, el suyo en el teatro fue con un monólogo de Sanchis Sinisterra, con el que tuvo bastante éxito ¿Qué recuerdos le trae? ¿por qué cree que Sinisterra es hoy uno de los dramaturgos que más afectos encontrados despierta?
-Empecé con La noche de Molly Bloom, el último capítulo del Ulises, de James Joyce, adaptado por Sanchis y que fue mi primer trabajo. A partir de entonces descubrí que yo servía para esto, y siempre he creído en mí desde aquel primer día en que me encontré con el espectador. Y sí, Sanchis Sinisterra es uno de los dramaturgos que más me interesan en este momento, tiene talento, un mundo imaginario especial, mágico, propio, es un irreverente, un buen provocador...por suerte no gusta a todo el mundo, a mí me gustó mucho, es el padre de mis hijas y me sigue gustando.

-Qué proyectos tiene después de éste? ¿Quizá volver a la interpretación?
-Sí, estreno en febrero un texto de Vicente Molina Foix, Lenguas de Plata, en el que me va a dirigir el propio Vicente y con el que estoy viviendo un momento de gran complicidad. Estrenamos en Valencia, pues es una producción de la Generalitat Valenciana.

-Y abierta la senda de la dirección, ¿va a seguirla o prefiere actuar?
-No tengo preferencias, la vida dirá. Lo que me gusta, lo que sé hacer es comunicarme con el público, con mi fisicidad o contando una historia con unos actores. Cuando dirijo no duermo, no como pero engordo, entro en una especie de levitación física que me produce una extraña excitación. Soy una directora autodidacta aunque estoy bien rodeada.