Image: Más escenarios para el musical

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Teatro

Más escenarios para el musical

El espectáculo porteño Tanguera abre el Nuevo Teatro Alcalá

23 enero, 2003 01:00

Los bailarines Godoy y Horvath

Desde Buenos Aires llega Tanguera, el espectáculo de mayor éxito del pasado y crítico año porteño. Antes de pasar por Broadway, los 40 bailarines del musical inaugurarán el 29 de enero en Madrid el Nuevo Teatro Alcalá, un escenario más dedicado al musical.

Se llamó Coliseo Pardiñas en sus orígenes, por 1927, luego Coliseo Alcalá, más tarde Alcalá Palace y ahora se reabre, catorce años después de permanecer casi en ruinas, como Nuevo Teatro Alcalá. Reconstruido por el carismático empresario argentino Alejandro Romay, el teatro de la calle Jorge Juan de Madrid se consagrará al musical. Quince millones de euros ha costado la restauración que ha dotado al teatro con dos salas -la Lola Membrives, con 1.223 butacas, y la María Guerrero, con 310- y un conservatorio para formar actores en comedia musical.

Tanguera inaugura el teatro el día 29 -y no el pasado 22, en contra de lo que reza la publicidad difundida-. Obtuvo un gran éxito en su país de origen el pasado año, a pesar de la crisis, y constituye la tercera producción teatral argentina que desembarca en Madrid (Art y No seré feliz pero tengo marido). Puede que el hecho de que el musical reconstruya el origen de la nación argentina a través de la historia del tango explique en parte su éxito. El espectáculo se ambienta en el Buenos Aires de mediados del siglo XIX, con las oleadas de inmigrantes, caldo de cultivo para el tango, un baile y una música que fusiona cuatro géneros: habanera, tanguillo andaluz, candombe (procedente de los esclavos africanos que llegaron al Río de la Plata) y milonga (cantada por las gauchos emigrados a la ciudad). Personajes que pueblan el arrabal desfilan por la escena: el compadre (heredero urbano del gaucho), las prostitutas, y los "niños bien". Al principio, los hombres que querían bailar el tango -los milongueros- sólo podían hacerlo en los burdeles, de manera clandestina, hasta que la burguesía lo popularizó y lo llevó hasta París. Esto recrea un espectáculo en el que intervienen 40 bailarines liderados por la coreógrafa y primera bailarina, Mora Godoy, y cuya música firman Gardelin y Adrober.