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Teatro

Al menos sonría

La comedia revitaliza la escena teatral y llena las arcas de las taquillas

27 marzo, 2003 01:00

Anabel Alomso, Amparo Larrañaga y Cati Solivellas

El 27 de marzo se celebra el Día Mundial del Teatro y El Cultural ha querido dedicárselo al género rey de la escena española: la comedia. En tiempos de guerra el público reclama humor y ésta parece ser la consigna de productores y salas privadas desde el 11 S. La cena de los idiotas, ¡Se quieren!, No es tan fácil o Defendiendo al cavernícola son ejemplos de comedias que están arrasando en la taquilla, superando incluso a algunos musicales. Este género se instala en el teatro comercial frente al institucional, que prefiere la tragedia. El Cultural ha reunido a los actores que protagonizan las obras de mayor éxito de la cartelera madrileña.

Si el teatro padece una enfermedad crónica, la comedia es el tratamiento más eficaz para devolverle la buena salud. ésa es la receta que han seguido los productores y compañías desde siempre. En la actualidad, el teatro capitalino recupera público y con grandes resultados: la temporada pasada ganó 40.000 espectadores. El 46´6 por ciento de las obras del cartel madrileño son, hoy por hoy, comedias. El resto son musicales, espectáculos de danza y tragedias; éstas últimas se programan principalmente en los escenarios públicos. En el circuito alternativo la presencia de la comedia es menor, ya que hay mayor diversidad de géneros.

La comedia es el género teatral español por excelencia. Desde Aristófanes y Plauto, pasando por el Siglo de Oro y Benavante, con quien se inicia la nueva comedia en el siglo XX, el humor ha sido el que mejores resultados de taquilla ha dado.

Yolanda García Serrano, guionista de cine y autora de la versión de Confesiones de mujeres de 30 que se exhibe en el Lara de Madrid, apunta al fenómeno Arte como el auténtico revulsivo teatral de los últimos años. "Arte de Flotats atrajo a gente que normalmente no pisaba un teatro. Incluso se llegó a poner de moda ir al teatro".

El fenómeno de los monólogos
Luego, el fenómeno se complementó con los monólogos, herederos directos de la Stand Up Comedy americana, que algunos no consideran teatro sino "un género parateatral ya que le falta la magia de la representación", dice Esteve Ferrer, director de Se quieren, obra que triunfa en el Marquina. José Luis Alonso de Santos, uno de nuestros comediógrafos de más éxito y estudioso del teatro -su libro La escritura dramática (Castalia) abunda en este tema- cree que el éxito se debe a que "la comedia ayuda a vivir. Producen esa euforia necesaria para existir. Es analgésica y antiinflamatoria, como la aspirina. Por eso el público recibe mejor las comedias que las tragedias". Para Alonso de Santos, que tiene actualmente en cartel La comedia de Carla y Luisa, protagonizada por Cristina Higueras y Fiorella Faltoyano y que se exhibe en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, la clave de la comedia está en el humor y en su actualidad. "La risa es importante, evidentemente, pero yo creo que uno de los motivos por los que conectan bien con el público es por su actualidad. Es muy inmediata, trata temas cotidianos, que son los que realmente preocupan a la gente. La comedia es espía de su tiempo, va a las fuentes de la vida diaria, mientras que la tragedia se basa en el mito y es más cultural y educadora, además de estar pagada por las instituciones". Si la tragedia nos plantea los problemas del mundo, la comedia nos ayuda a vivir con ellos y por eso cuenta con el favor de un público con menos prejuicios culturales e ideológicos.

Caballo ganador
Otro factor que contribuye a esta proliferación de comedias es la actitud de los productores que apuestan "por el caballo ganador". Esteve Ferrer explica que la comedia es un género más propio del teatro comercial que del institucional: "Es lógico que el productor privado apueste por algo seguro". Y añade que aunque hay buenos autores españoles de comedias, los productores optan por importarlas una vez comprobado el éxito de éstas en otros países. "Los riesgos son grandes para productores y exhibidores y por esto también se busca el respaldo de un reparto de actores conocidos", añade Josep Maria Mestres, director de No es tan fácil, la obra de Paco Mir que se exhibe en el Muñoz Seca.

Como señala José Luis Alonso de Santos, "las instituciones y los políticos avalan y subvencionan la tragedia, mientras que el público respalda la comedia. Una comedia no puede vivir sin su público y sabes rápidamente si funciona o no porque la respuesta es inmediata. En la tragedia no está clara la respuesta. El público siempre acude a la comedia, la crítica no". Y es que todos estos artistas coinciden en señalar cierto menosprecio hacia el género. "La comedia -continúa De Santos- paga el precio de ser despreciada por los eruditos porque es el arte de la mayoría. Siempre ha existido una cultura intelectual y una cultura popular".

Hay que señalar que si el humor es el ingrediente necesario de la comedia, no todas son cómicas, no todas cultivan la comicidad.

Los diversos estilos
La alta comedia está representada por Arte, de Yasmina Reza. Es una obra muy bien escrita, de una arquitectura impecable, que roza el tema trágico de la fractura de una amistad aunque el desenlace sea feliz como exige el género. La guerra es la protagonista de Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán-Gómez, que se exhibe en La Latina, y que está más cerca del sainete o la comedia costumbrista que también ha practicado Alonso de Santos, aunque precisamente no sea La comedia de Carla y Luisa su mejor exponente. ésta es una comedia dramática al igual que Noches de amor efímero, de Paloma Pedrero, que como la propia autora dice busca"abordar temas comprometidos como los malos tratos a las mujeres en clave de humor. Y digo que es comedia porque a pesar de tratar temas desdichados siempre abro una puerta a la esperanza, pero si tardara más en echar el telón acabaría en tragedia".

Sin embargo, las que triunfan son las claramente humorísticas. Entre ellas figura en primer lugar La cena de los idiotas, que vive su cuarta temporada de éxito en el teatro Príncipe. Se trata de una comedia de situación que plantea un enredo protagonizado por un idiota que es motivo de burla. Luego hay una lista de títulos que se inspiran en la guerra de sexos o si se prefiere en las relaciones amorosas. La más taquillera de todas, ¡Se quieren!, tiene el tirón de estar protagonizada por Amparo Larrañaga e Iñaki Miramón. También No es tan fácil, con Pepe Viyuela, Pepa Zaragoza y Javier Veiga, habla de las dificultades de un hombre para abandonar a su esposa. Anabel Alonso, María Pujalte y Cati Solivellas desgranan en Confesiones de mujeres de 30 sus desencuentros con los hombres. Están los irreverentes de Yllana, que han triunfado con 666 y ahora vuelven a la sala Alfil, en busca de ese público joven. Como define David Ottone, su director, "hacemos un teatro reflexivo y transgresor, que busca el entretenimiento de forma personal y libre. Somos políticamente incorrectos". Y añade que para hacer buena comedia "hay que tener un gran actor cómico, buscar siempre la sorpresa y no tener condicionamientos morales".

Y luego está en el Arlequín Nancho Novo con Defendiendo al cavernícola, en el que desarrolla un monólogo en torno a las diferencias biológicas del hombre y la mujer. Escrito por el americano Rob Becker, sigue una dramaturgia frente a los que integran 5mujeres.com, de gran éxito y cuyo atractivo está en la presencia de caras populares como Llum Barrera o Pilar Bardem.

Reflexionar desde la risa
Otro de los debates más viejos en torno a la comedia es su finalidad, si debe inducir o no al espectador a reflexionar. "Siempre que se escribe se reflexiona", dice De Santos. "No me interesa escribir obras intrascendentes", añade Pedrero. Gerardo Malla, protagonista de Las bicicletas son para el verano, explica que esta obra "es un espectáculo comprometido con la realidad y contrasta con el teatro frívolo y evanescente que ahora se hace, una tendencia fruto de la situación política actual". Miguel Mihura lo veía de otra manera: "el humor verdadero no se propone enseñar o corregir, lo único que pretende el humor es que, por un instante, nos salgamos de nosotros mismos y demos una vuelta alrededor... El humor es verle la trampa a todo, darse cuenta por dónde cojean las cosas; comprender que todo tiene un revés, que todas las cosas pueden ser de otra manera, sin querer por ello que dejen de ser tal como son, porque esto es pecado y pedantería. El humorismo... es lo mejor para pasar las tardes".