Image: Carne de escenario

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Teatro

Carne de escenario

Seis directores elaboran 'Estriptis', un espectáculo sobre la seducción del cuerpo desnudo

22 noviembre, 2007 01:00

Escena de Metamorfosis, el espectáculo de Jaime Chavarri

El cuerpo humano ha sido el tema que más ha inspirado a los artistas plásticos en la historia. El Festival Temporada Alta de Gerona pretende mostrar ahora lo que da de sí en el teatro, con un espectáculo creado y dirigido por Jaime Chávarri, Carles Padrissa, Andrés Lima, Mario Gas, Sol Picó y Rafael Amargo. Seis historias en las que desvestirse es el hilo argumental de un conjunto que podrá verse el sábado y el domingo en el teatro de Salt.

Seducción, sexo y arte se unen en Estriptis, un espectáculo que ha despertado mucho morbo y cuyos artífices cuentan veladamente cómo lo están confeccionando. Cuatro directores de escena y dos coreógrafos han recibido el encargo del Festival Temporada Alta de Gerona de crear un espectáculo sobre la idea del desnudo, más precisamente del ‘striptease’ o de cómo quitarse la ropa en público y mostrarse sin nada y, sobre todo, de las sensaciones que ejerce en los espectadores. Lo que podría ser un ejercicio de exhibicionismo pretende ir mucho más lejos, convertirse en uno artístico en el que desvestirse y quedarse sin máscaras sea un punto de partida para recorrer nuevos e insospechados caminos.

De los seis artistas elegidos, tres proceden originariamente del teatro (Mario Gas, Andrés Lima y Carles Padrissa), dos de la danza (Rafael Amargo y Sol Picó) y uno del cine (Jaime Chávarri). Todos han compartido un mismo pretexto, mostrar al hombre o a la mujer desnudos, pero cada uno ha trazado un sendero diferente en los que, curiosamente, el sexo y la contemplación de los cuerpos no son las ideas dominantes. Unos han de servirse del ‘striptease’ para contar una historia de pareja, mientras otros prefieren un desnudo más mental que físico. Excepto Gas, que presenta la pieza más supuestamente parecida a lo que cualquier persona piensa cuando escucha la palabra ‘striptease’ con In the heat of the night.

La obra presenta a una mujer, interpretada por Claudia Faci, que regresa de una fiesta a su casa. Allí, en la más completa soledad, se dispone a irse a dormir por lo que empieza a desnudarse sin ninguna prisa. El director del Teatro Español niega que su contribución al espectáculo sea "la más exhibicionista". Además de replicar que no conoce la de sus compañeros de cartel, Gas no está interesado en "teorizar sobre el ‘striptease’ ni si es un arte o no lo es", sino en partir de un hecho determinado y que luego cada uno saque sus propias conclusiones de lo que acaba de ver. Que pueden ser "las excitaciones que provoquen un cuerpo desnudo sobre los ‘voyeurs" o la pura contemplación estética de una mujer que se quita la ropa".

El exceso aparece en el espectáculo con la aportación de Pradissa, uno de los directores de la formación teatral La Fura dels Baus. Para el artista, "la seducción es aquello que dispara el botón de una persona hacia otra". A partir de ahí se inicia un proceso de atracción cuya "relación absoluta, la unión más profunda entre dos seres, es el sexo". Pero ya se sabe, en casa del furero, cuchillo de palo, así que Padrissa ha preparado su capítulo de Estriptis con una sola persona sobre el escenario. Se trata de una soprano ligera capaz de emitir una novena que responde al tópico de las cantantes de ópera. "Es gorda, en plan Botero, con 100 kilos de voz, que me permite reivindicar que la masa, en vez de la arruga, es bella", continúa Padrissa.

"Un orgasmo a gritos". Con ese planteamiento, la cantante Joana Estebanell emprende un viaje por determinadas partes de Carmina Burana, adaptado a la guitarra por Fernando Solano, en el que "la voz la lleva hasta hacer el amor y conseguir un orgasmo a gritos" al que acompañan los textos de la obra más conocida del alemán Carl Orff. Y con los que Padrissa se sirve para reivindicar "el delicioso placer sensorial de todo el cuerpo humano".

Amargo y Lima coinciden en mucho. Tanto que parecen tener telepatía el uno con el otro. El bailarín y el autor y director teatral recurren a una relación de pareja para Estriptis, porque les interesa ilustrar "la lucha de poder entre sus dos componentes", explica Lima, que ha partido de un antiguo espectáculo de Animalario, Pornografía barata, para crear Noche de bodas, título de su entrega. En la pieza, un hombre y una mujer celebran su matrimonio; primero, como una unión entre los dos que desemboca en "un combate para ver quién domina al otro". Para imponerse al otro, cada uno emplea diversas armas, desde "los gritos, las humillaciones hasta levantarse la mano y arrancarse la piel a tiras". Una lucha que reproduce, en su opinión, "la realidad cotidiana en todos los ámbitos de la vida".

El punto de partida de Amargo es similar, aunque está centrado en la relación de "dos chicos de la gauche divine barcelonesa" para lo que se ha inspirado en la obra de Gil de Biedma. Con ese telón de fondo, el coreógrafo ha preparado una danza "muy bonita y diferente" a sus trabajos anteriores, donde un escritor y su amante pelean por cambiar los papeles de ambos, llegando al "abuso de poder y al intento de someter al otro". Aunque para ello tengan que romper con sus planteamientos iniciales y llegar a un estado en el que no se reconocerían si pudieran, por un instante, verse desde fuera.

Chávarri, en cambio, opta por hablar de la seducción mutua, del empate que se establece en la lucha entre dominante y dominado. O mejor, entre una mujer y un caballo, que es lo que son los dos protagonistas que ha elegido para Metamorfosis, "una fijación que tenía desde pequeñito", afirma el director de cine, pero que también ha trabajado en varias ocasiones para el teatro.

Amor entre iguales. La relación entre ambos reproduce los cánones clásicos de este tipo de parejas. Así, la obra empieza como un ejercicio de dominación entre "una mujer guapa, poderosa, que quiere someter a un noble, bruto y listísimo animal como es el caballo". Pero en un momento de la pieza la línea oficial derrapa, abandona la ortodoxia y acaba mostrando "una relación de amor entre iguales" donde impera el humor mezclado con el aroma circense y el de cabaret.

Picó sigue un juego diferente. La coreógrafa ha aparcado totalmente la idea del estriptis como un desnudo físico para meterse en uno más mental, aunque eso no quiera decir que su protagonista se quite todo lo que recubre su cuerpo. Pero no es ropa, sino "todas las cargas, en forma de prótesis" que tiene una mujer encima. "Es más interesante quitarse los complejos", justifica su variación sobre la imagen canónica del desnudo que tiene la mayoría de personas. Y a eso ha recurrido, a una serie de "imágenes y recuerdos de espectáculos anteriores, en especial PEVE" como punto de partida para confeccionar una nueva pieza para el espectáculo colectivo que estrena en el festival.

Su colaboración presenta a una bailarina ya en la cuarentena que se va despojando de las cosas que ha ido acumulando en su vida y que se le han adherido como un fardo sobre ella. Poco a poco las va dejando hasta llegar al desnudo vital que le permite volver a ser lo que fue. Es en ese momento cuando aparece "la verdadera esencia de la persona", sin que pueda importarle cómo le venlos demás.