Eduardo Pavlovsky

Eduardo Pavlovsky vuelve a Madrid con Variaciones Meyerhold. La obra, que se estrena mañana en la sala Triángulo, es un viaje por la vida del padre de la biomecánica en el que "el Tato" construye cada día el personaje sobre la improvisación y la respuesta del público. El actor impartirá también un taller, dentro del Festival La Alternativa.

- ¿Por qué decidió hacer una obra sobre Meyerhold?
- Porque es uno de los grandes creadores de teatro y porque recién el KGB sacó los archivos sobre su verdadera muerte y el asesinato de su esposa. Me pareció muy interesante dar a conocer en un país como Argentina el martirologio de Meyerhold, acusado de ser agente alemán, fascista, troskysta...

- ¿Ser un espíritu libre se acaba pagando?
- Me baso en el último discurso que pronunció, descubierto por Juan Antonio Hormigón, en 1939. Fue el que impulsó a todos en contra de él, con esas terribles acusaciones. Le pulverizaron, incluso pidieron para él la pena de muerte en el Bolshoi. ¡En un teatro! Era un hombre que luchaba por lo que creía y denunció el teatro político lineal, aburrido del realismo socialista. Pagó su libertad.

- ¿Qué supuso Meyerhold para el teatro?
- Soy un hombre de acción, no me gusta hablar en general. Meyerhold influyó en mi libertad, en la de mi cuerpo. Me ha enseñado el valor de la improvisación y la imaginación en el teatro, el de la interacción del público porque el teatro se construye con el público. Para seguirle descarté la escuela de la biomecánica, para que nadie se quedara encerrado en un cuerpo teórico definido. Lo mejor era seguir su propia línea.

- Es decir, está el manantial que hay que conocer para luego escoger cada uno su propio río donde bañarse…
- Claro. Primero hay que conocer todas las corrientes y después hacerse la singularidad específica con la emoción, los sentimientos y el propio cuerpo.

-¿Y Pavlovsky autor?
- Las mismas que como actor y la forma de creación de los personajes, que no debe ser psicológica. También hacer las cosas con libertad a la hora de estar en un escenario, como si estuviera en el salón de mi casa. Aunque como autor he aprendido sobre todo de Beckett.