Image: Donnellan & Ormerod

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Teatro

Donnellan & Ormerod

“Shakespeare es como un diamante bajo la luz, cambia permanentemente”

19 junio, 2008 02:00

Donnellan y Ormerod. Foto: Domenec Umbert.

Declan Donnellan y Nick Ormerod han logrado escalar los escenarios europeos con su brillante teatro. El próximo jueves, día 26, recibirán el VIII Premio Corral de Comedias que les otorga el Festival de Almagro, donde además se presentarán tres de sus espectáculos (Troilus and Cressida, Andromaque y Twelfth Nights). Obras que también se verán en Madrid, Barcelona, Zaragoza y San Sebastián. El autor Ignacio García May, traductor de Donnellan en España, habló con los artistas.

La primera vez que vi en persona a Declan Donnellan y Nick Ormerod, directores artísticos de esa admirable compañía de teatro británico llamada Cheek by Jowl, tuve la impresión de encontrarme frente a dos purísimos ejemplares de un arquetipo que los aficionados a la literatura británica conocen bien: el del "englishman abroad", el inglés lejos del hogar. Robert Byron o Peter Fleming, en suma, tomando su taza de té en algún lugar recóndito de Afganistán o de Tartaria. Declan, robusto, sonrosado y muy, muy expresivo, complementaba a Nick, moreno, enjuto y cordialmente reservado. Hablábamos de lo que más tarde sería la versión española del libro de Donnellan, The Actor and the Target, y cuando se me ocurrió decirles que la traducción literal al español del título sería "el actor y la diana" se produjo un silencio. Se miraron el uno al otro y finalmente Declan protestó, muy serio: "¡Pero la gente va a pensar que es un libro sobre la Princesa de Gales!". Inmediatamente después soltaron una carcajada y entonces entendí que iba a ser muy fácil llevarse bien con aquella pareja.

La anécdota puede parecer tontorrona, pero creo que esconde las claves de Cheek by Jowl. Por una parte, su sentido del humor les impide caer en la trampa de la solemnidad a la hora de enfrentarse con los grandes clásicos del teatro, base del repertorio de la compañía. Pero su trabajo no se basa en esa irreverencia infantil y agresiva hacia los textos que tan de moda se ha puesto entre ciertos directores, sino que parte de un análisis meticuloso de las palabras y sus ambigöedades. En los espectáculos de Cheek by Jowl uno experimenta la curiosa euforia que surge de entender por fin esos textos que durante años nos han parecido endiablada y tozudamente incomprensibles.

Ahora, Donnellan y Ormerod han regresado a España, país que conocen bien y que visitan a menudo, para participar en lo que Declan ha bautizado, con su peculiar humor, como "una extravaganza multilingöe de Cheek by Jowl", extravaganza que incluye la presentación de tres producciones distintas (Troilo y Crésida, Noche de Reyes y Andrómaca) y la concesión a la compañía del Premio Corral de Comedias, honor en el cual les preceden Vanessa Redgrave y Michel Piccoli.

Tres obras de gira por España
- Las tres obras que se presentan tienen en común su ubicación en una Grecia más mitológica que real: Troilo y Crésida y Andrómaca suceden durante la guerra de Troya, y Shakespeare sitúa Noche de Reyes en la costa de Iliria. ¿Es una casualidad?
-Bueno, Troilo y Crésida se hace en inglés, Andrómaca en francés y Noche de reyes en ruso, así que la geografía no va a resultar muy precisa…

-Y además se representan en Madrid, en Barcelona, en Zaragoza, en San Sebastián y en Almagro. ¡Toda una declaración de principios!
- (Ríe) ¡Te dije que era una auténtica extravaganza!

Donnellan y Ormerod se conocieron en Cambridge, en los años setenta, mientras hacían teatro, como actores, en las horas que sus estudios de Derecho les dejaban libres. Nick ha descrito el encuentro con ironía: "Hacíamos Macbeth. Yo era el Asesino Segundo y Declan era Lennox. Desde entonces seguimos haciendo los mismos papeles".

- Tengo una teoría sobre el trabajo de Cheek by Jowl, tiene que ver con vuestra formación como abogados.
- Bien, pues mucho cuidado porque si no nos gusta te pondremos una denuncia…

- Creo que vuestro acercamiento a los textos, esa forma de examinar cada palabra hasta exprimirle todo su sentido, proviene de vuestra experiencia en ese terreno.
- Es cierto que Nick y yo nos licenciamos en Derecho, y somos abogados cualificados. No estoy muy seguro de que exista la conexión entre nuestras habilidades forenses y nuestra forma de analizar el texto, aunque, ahora que lo dices, quizá sea así…

-Es una respuesta elusiva; típica de los abogados…
- (Ríe) ¡La protesta no ha lugar!

- De acuerdo; hablemos de vuestra relación con España. Cheek by Jowl lleva visitándonos regularmente desde…
-Hace veintitrés años que vinimos por vez primera, con una producción de Pericles. Creo que era el segundo festival de Almagro, ¿no? Desde entonces hemos venido muy a menudo.

-¿Cuál es vuestro mejor recuerdo de esos veintitantos años de visitas continuadas?
-Creo que el momento más emocionante fue cuando trajimos Fuenteovejuna, de Lope de Vega, a Sevilla, pero ése fue un espectáculo que hicimos con el National Theatre de Londres, no con Cheek by Jowl. Entonces experimentamos una tremenda afinidad con el público español. Aquel recibimiento… Aunque la verdad es que en todas las ocasiones que hemos venido, por ejemplo, con Cimbelino o The Changelling, los actores se han sentido conmovidos por la acogida del público de aquí.

-Llevo años oyendo hablar de proyectos para que hagáis un espectáculo con actores españoles pero, por alguna razón, no parecen llegar a materializarse. ¿Veremos por fin un Donnellan/Ormerod en español?
- Nos encantaría trabajar con actores españoles. Estamos en conversaciones con Mario Gas para hacer algo en el Teatro Español, y también con el Teatre Nacional de Cataluña.

-¿Cómo es el proceso de trabajo en Cheek by Jowl?
-Empezamos sin conceptos predefinidos. No hay una escenografía o un vestuario previamente decididos: todo evoluciona durante los ensayos. Trabajamos siempre para crear un espíritu de conjunto, porque para nosotros lo más importante es la idea de los actores como grupo.

- Hay una constante en vuestras puestas en escena, y es la desnudez del escenario. Por ejemplo, en Troilo y Crésida sólo hay unos lienzos colgados. Muchos escenógrafos parecen empeñados en llenar de cosas la escena, pero Nick hace lo contrario.
- Nick hace los diseños durante el proceso de ensayos, así que sus ideas provienen directamente de ellos. Todo crece orgánicamente y en paralelo, y en función de las necesidades actorales. Ambos creemos que el teatro es el arte del actor, y Nick opina que a un actor no se le puede ver si el espacio está abarrotado de trastos; por eso, sencillamente, los quitamos de en medio.

Simbiosis artística
Nick participa en todas las decisiones de la puesta en escena, hasta el punto de que cabría preguntarse dónde están los límites del trabajo de cada uno de ellos. En este sentido, confieso que esta pareja me recuerda a veces a otro dúo esencial de la cultura popular británica, los cineastas Michael Powell y Emeric Pressburger.

-¿Es verdad que volvéis una y otra vez a los espectáculos cuando ya están acabados?
-Bueno, es que, desde nuestro punto de vista, no están nunca acabados. Seguimos ensayándolos, como ensayaremos ahora en Madrid, o en los otros lugares, porque para nosotros el teatro es un proceso constante. Es la idea que exponía en El actor y la diana.

De las tres producciones que nos visitan quizá sea Troilo y Crésida la más esperada. Se trata de una de esas obras extrañas con las que a veces nos golpea Shakespeare: se ha calificado como comedia, tragedia, pieza histórica y sátira en diferentes ocasiones, y tiene algo de todo ello. Quizá por eso se cuenta entre las menos populares: ni siquiera se sabe con seguridad si llegó a estrenarse en vida del propio Bardo, y cada época, desde entonces, ha encontrado razones para no hacerlo, hasta que en el siglo XX fue redescubierta por William Poel, el gran recuperador de la tradición escénica isabelina. Al parecer, el cinismo con el que Shakespeare explora la Guerra de Troya necesitaba tiempo para ser asimilado. Aquí no es particularmente famosa, si bien no hace demasiados años que Francisco Vidal dirigió una versión con actores de la Fundación William Layton.

-Con éste son ya trece shakespeares.
-Shakespeare es como un diamante puesto bajo la luz: cambia permanentemente. Es siempre un viaje de descubrimiento, y, en consecuencia, algo que nutre al actor cuando tiene que trabajar con un mismo material durante un tiempo prolongado.

- Habéis montado a autores contemporáneos, como Martin Bent o Tony Kushner, pero trabajáis sobre todo con textos clásicos. ¡Como dramaturgo estoy obligado a protestar!
-¡Sí, pero hay una razón! Convivimos con las obras durante periodos muy largos de tiempo, así que tenemos que trabajar con textos que se nos revelen, que se destilen, muy, muy lentamente. Encontramos que los clásicos, y Shakespeare, en particular, se comportan así.

-Troilo y Crésida es una pieza rara.
- Mucha gente la considera cínica. Hay quien cree que Shakespeare la escribió durante una depresión que le sobrevino por el agotamiento tras acabar Hamlet.

-La metáfora bélica nos lleva a los conflictos de la actualidad.
-Claro: la idea de una situación que se repite una y otra vez… Por otra parte, la historia de los dos amantes establece un paralelo con el relato político: Crésida es hija de un traidor… Desde nuestro punto de vista se trata de una obra sobre el autoengaño y la autodecepción que éste lleva aparejada. Y si Troilo se enfurece tanto es por lo mucho que se ha engañado a sí mismo.

-La envidia también es importante en la historia.
-La envidia, desde luego: algo que aparece a menudo en Shakespeare. Es una motivación muy poderosa y algo francamente doloroso para los personajes que la experimentan. Y también está la presencia del sexo: Pándaro actúa como alcahuete de su propia sobrina, los diálogos de Troilo y Cresida están llenos de pasión... Hay en toda la obra un mundo de belleza idealizada.

"El tiempo, mi señor, lleva a la espalda un saco donde echa las limosnas destinadas al olvido, ese monstruo hinchado de ingratitud. Esos desperdicios son las bellas acciones del pasado, devoradas en el mismo momento en que se hacen, olvidadas en cuanto se concluyen". Así habla Ulises en Troilo y Crésida pero los aficionados al teatro sabemos que no es del todo verdad: los espectáculos más bellos sobreviven y nos acompañan siempre en la memoria. Y Cheek by Jowl ha contribuido a ello en no pocas ocasiones.