Image: Castellucci y Dréville

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Teatro

Castellucci y Dréville

Las estrellas invitadas del Festival de Aviñón

10 julio, 2008 02:00

Christophe Raynaud de Lage

Son los artistas invitados de esta edición del Festival de Aviñón: Romeo Castellucci, italiano y director de la compañía Raffaello Sanzio, y Cathérine Dréville, gran actriz francesa discípula de Vitez y de Vassiliev. Uno es director de escena, la otra está consagrada a la interpretación, y poco tienen en común, pues practican un teatro muy diferente. Castellucci estrena tres obras en Aviñón: Inferno, Purgatorio y Paradiso. Dréville actúa en cuatro espectáculos.

Desde que Vincent Baudriller y Hortense Archambault fueron nombrados hace cuatro años directores del Festival de Aviñón, cada edición está asociada a uno o varios artistas del que muestran su obra escénica y le ofrece coproducir espectáculos. En ediciones anteriores Jan Fabre, Thomas Ostermeier o Josef Nadj fueron los "elegidos". Este año el extraordinario balcón escénico que es Aviñón lo comparten dos artistas que practican un teatro que tiene poco en común: Romeo Castellucci y Valérie Dréville. Precisamente el contraste de su arte es lo que ha animado a los directores a reunirlos: "Esta asociación con uno o varios artistas es la columna vertebral de nuestros proyecto: nos permite mantener en el centro de nuestras preocupaciones la creación, explorar lo que está en juego hoy en el teatro... el artista asociado nos conduce a su territorio y... también nos permite desplazar cada año el centro de gravedad del Festival", explica Baudrillard.

Tanto Dréville como Castellucci ha actuado en numerosas ocasiones en este Festival. Dréville es una de las actrices francesas de más prestigio: Se formó al lado de Antoine Vitez (su primer maestro) y de Claude Regy, es miembro de la Comédie Française y ha protagonizado papeles estelares de la escena: Electra, Fedra, Medea, Anfitrión, La Celestina. Y también ha actuado en películas de Godard, Alain Resnais, Arnaud Desplechin...

Aprendizaje continuo. Sin embargo, por su trayectoria se diría que la actriz parece disfrutar más con el aprendizaje que con la actuación. En España hubo ocasión de verla hace ya casi cuatro años en Sevilla, en el teatro Central, protagonizando Medea Material, de Heiner Möller y dirigida por el ruso Anatoli Vassiliev. Siendo "pensionnaire" de la Comédie Française, Dréville conoció al maestro ruso cuando éste montó en París Baile de máscaras de Lermontov. Fue un encuentro decisivo, ya que tras varios montajes con él decidió estudiar en su teatro-escuela de Moscú y aprender ruso para comprender mejor las enseñanzas del maestro. Considerado un gurú del teatro, Vassiliev ha desarrollado una teoría teatral alejada de la escuela rusa y de la herencia de Stanislavski (como se sabe, centrada en las estructuras psicológicas de los personajes); básicamente Vassiliev busca expresar un teatro de ideas a través del trabajo sobre la palabra. "Durante los ensayos, Vassiliev trabaja por separado la palabra, la puesta en escena y el análisis del texto. Los diferentes elementos no se unen hasta el día de la representación, lo que le da un carácter único, jamás ensayado", explica Dréville.

En un polo se diría que opuesto se sitúa el teatro de Romeo Castelucci, más tentado por lo visual que por lo textual. "Mi trabajo consiste en hacer pasar imágenes por el escenario. Me siento como una especie de recolector de imágenes, más que un inventor: las recreo sobre el escenario, con mis herramientas, con los cuerpos y las sensaciones. Todas estas imágenes existen ya, se trata de disponerlas en una cierta forma de escritura dramática para que el espectador las mire. La escritura de la escena pasa a través de palabras, por supuesto, pero también de imágenes, sonidos, todo lo que puede llegar al cuerpo y al corazón del espectador", ha explicado.

Estas ideas artísticas, en contra de lo que pueda pensarse, no ha impedido a Castellucci refugiarse en las grandes obras de la Literatura. Por ejemplo, se estrenó precisamente en Aviñón, en 1998, con Giulio Cesare, su versión de la obra de Shakespeare, de quien también ha llevado a escena Hamlet. Versiones muy particulares, a veces relecturas libérrimas como Masoch et Orestea, adaptación de La Orestiada. Poco a poco Castellucci ha ido ganando en complejidad, pues así lo muestran los desafíos escénicos a los que se ha enfrentado: de Céline montó Viaje al fin de la noche y más recientemente acometió nada menos que al primer libro del Antiguo Testamento, Genesi (se exhibió en el Central de Sevilla en 2002).

Su proyecto más complejo fue lanzado en 2001: Tragedia Endogonidia (que se vio en Barcelona, en el Lliure); consistía en un entramado de representaciones que, como si fuera un organismo vivo, se iban transformando según transcurría el tiempo y se modificaba el espacio en función de la gira que la compañía de Castellucci hacía por las distintas ciudades europeas. El tema que las unía era "el lirismo del sufrimiento".

Ahora, Castellucci se ha inspirado en La Divina Comedia de Dante para los tres espectáculos que ofrece en Aviñón: Inferno (en la Cour d’honneur), Purgatorio (en Châteublanc) y Paradiso (en L’église des Celestins). En realidad, el poema de Dante ha inspirado la obra de Castellucci desde sus inicios, cuando era estudiante de Bellas Artes en Bolonia: "Leer, releer, extender, recalcar y estudiar a fondo La Divina Comedia para poder olvidarla. Abosorberla a través de la epidermis. Dejarla secar sobre mi como una camisa mojada", decía.

Un negocio muy familiar. Fue en 1981 cuando Castellucci fundó la Societas Raffaello Sanzio en compañía de su mujer, la dramaturga Chiara Guidi, y su hermana Claudia, también escritora. Se instalaron en Cesena, en la región italiana de la Emilia-Romagna, y en ese ambiente Romeo desarrolló un teatro muy plástico, inspirado en temas universales, con un estilo moderno, dirigido a los sentidos del espectador y a grabar en su memoria imágenes y rituales de una belleza impactante. Un teatro familiar en el que habitualmente actúa su prole de hijos.

Dante es precisamente uno de los autores que sí van a compartir Castellucci y Dréville en este Festival, ya que la actriz ofrecerá el día 21 una lectura de fragmentos en la Cour d’honneur. Además, participa en otros tres espectáculos: Partage de Midi, un texto autobiográfico de Paul Claudel e interpretado por cuatro actores de diverso recorrido (además de Dréville, figuran Nicolas Bouchad, Charlotte Clamens y Jean-François Sivadier) y cuya idea es borrar la frontera entre actores y personajes (Carrière de Boulbon); Rende-vous avec Antoine Vitez, serie de evocaciones de quien fue su maestro que hace con otros actores que colaboraron con él. Y, por último, la actriz leerá Thérese philosophe (Museo Calvet),del Marqués de Sade que Vassiliev ha recreado para la radio.

Los Países Bajos se mueven

El Festival galo tiene este año una presencia muy destacada de artistas y compañías de los Países Bajos. Tres de los seis creadores que participan en el proyecto Toneelhuis de Amberes, dirigido por el diseñador Guy Cassiers, actúan en Aviñón. El propio Cassiers presenta dos espectáculos de teatro-video: Wolfskers, original de Jeroen Olyslaegersle, y Atropa, sobre la guerra de Troya y en el que emplea discursos de Bush y Donald Rumsfeld para repetir el argumento de Agamenon de que "la lógica de la guerra prevalecerá siempre". Otro miembro de Toneelhuis es Sidi Larbi Cherkaoui, de 32 años, y uno de los bailarines más virtuosos de su generación. Presenta Sutra, un espectáculo que ha confeccionado tras una estancia en China con los monjes Shaolin, atraído por su mística y por el conocimiento extremado que tienen de las artes marciales. El espectáculo también está programado en el Festival Grec de Barcelona y en el Festival de Otoño de Madrid. Y miembro asociado también de este centro de creación es Benjamin Verdonck que firma junto con Fumiyo Ikeda y Alain Platel Nine Finger. La bailarina Ikeda ha pasado cerca de 20 años en la prestigiosa compañía Rosas, de Anne Teresa De Keersmaeker, y se ha unido al actor y performer Verdonck (que habitualmente actúa en espacios al aire libre durante largos espacios de tiempo) y al director y coreógrafo Alain Platel.