Image: Nina Stemme debuta como Salomé en el Liceo

Image: Nina Stemme debuta como Salomé en el Liceo

Teatro

Nina Stemme debuta como Salomé en el Liceo

“Mi papel debe mantener su erotismo”

12 junio, 2009 02:00

Foto: A. Boffill

La gran diva sueca Nina Stemme irrumpe el próximo viernes en el Liceo convertida en Salomé, "una mujer violenta y salvaje" con la que la soprano se empleará como bailarina.

Tras unos poco afortunados intentos iniciales en el género (como el drama caballeresco Guntram, en 1894, y Feuersnot, trasunto en cierto modo de los wagnerianos Maestros Cantores, en 1901), Richard Strauss sorprendió al público con Salomé; (1905), a partir del drama de Oscar Wilde, y Elektra (1909), ejemplos ambos de un expresionismo postromántico pleno de disonancias y cercano a la atonalidad. Con su siguiente ejemplo teatral, Der Rosenkavalier (1910), el compositor de Múnich moderó su lenguaje armónico, abriendo una segunda etapa de óperas llenas de guiños hacia el pasado, si bien tratados con un lenguaje extremadamente personal.

La idea de llevar a la escena operística la escandalosa obra de teatro de Oscar Wilde estuvo llena de dificultades, pero constituyó un triunfo internacional. Escrita, a partir del original francés, sobre una traducción alemana absolutamente fiel debida a Hedwig Lachmann, la obra -estrenada en la ópera Real de la Corte de Dresde el 9 de diciembre de 1905 con la soprano wagneriana Marie Wittich como protagonista- contiene momentos de una sensualidad asfixiante (como la Danza de los siete velos o la escena final), y está estructurada en un solo acto sin interrupción, con lo que su autor logra una intensidad dramática, una violencia y una modernidad que después alcanzaría en muy contadas ocasiones.

Para la producción que se estrena el próximo viernes, día 19, en el Liceo de Barcelona se cuenta con la soprano sueca Nina Stemme, una de las voces femeninas más interesantes del panorama actual, y quien, tras resultar premiada en los prestigiosos concursos Operalia y Cantantes del Mundo en Cardiff, se ha convertido en una firme realidad, siendo considerada la digna sucesora de otras glorias nórdicas como Birgit Nilsson o Astrid Varnay, como demostró en sus espléndidas Isoldas de Glyndebourne y Bayreuth.

Danza como añadidura.
Después de su excelente Jenufa de hace algunas temporadas, Nina Stemme volverá al Coliseo de las Ramblas para ofrecer su primera encarnación de la princesa de Judea (que traerá en la próxima temporada al Teatro Real de Madrid, en el celebrado montaje de Robert Carsen), "un papel tremendo -como ella misma afirma-, que exige de ti todo cuanto puedas darle, en cuanto a técnica de respiración, capacidad de resistencia, fraseo... Es una mujer violenta y salvaje, aunque con una enorme necesidad de amor". "Además -continúa-, está el tema de la danza, que es un verdadero pro- blema en tanto que las cantantes no somos bailarinas profesionales. Al margen de lo que puedan pensar algunos directores de escena, la danza que ejecuta Salomé debe mantener el carácter erótico de la escena, porque si no pierde todo su sentido dramático".

Junto a Stemme estarán, completando el cuarteto protagonista, tres sólidos cantantes americanos: la robusta mezzo Jane Henschel como la terrible Herodías, el versátil tenor Robert Brubaker como su pusilánime esposo, el tetrarca Herodes, y el noble barítono Mark Delavan como el tonante profeta Jochanaan. Habrá un total de 11 funciones, que se extenderán hasta el día 7 de julio (con un segundo elenco encabezado por la joven soprano Erika Sunnegardh, otra representante de la magnífica cantera escandinava actual), todas ellas con Michael Boder, el nuevo rector musical del Liceo, a la batuta. La puesta en escena, en esta coproducción con el Théâtre Royal de la Monnaie de Bruselas, lleva la firma del belga Guy Joosten, experimentado hombre de teatro, bien conocido por la fuerte carga psicoanalítica de sus montajes, que ya dirigió Elektra en Barcelona, y que en esta ocasión ha situado la historia en un claustrofóbico interior burgués.