Image: La locura como terapia

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Teatro

La locura como terapia

David Desola estrena La charca inútil en el Español

29 enero, 2010 01:00

Adolfo Fernández, en la obra. Foto: Chicho

David Desola ganó en 2007 el Premio Lope de Vega de Teatro con La charca inútil, un drama sobre la locura como antídoto para mantenerse cuerdo. Se acaba de estrenar en la sala pequeña del teatro Español de Madrid.

En mis dos últimas obras", explica el autor David Desola (Barcelona, 1971), "intenté escribir comedias y me salieron dramas. Con La charca inútil (Premio Lope de Vega de Teatro 2007) me propuse escribir un drama a ver si lograba hacer una comedia y, finalmente, me volvió a salir un drama, esta vez al cuadrado". Sin duda este "al cuadrado" nos alerta de la distancia existente entre lo que el autor quiere hacer y lo que, finalmente, llega a conseguir. En esta distancia es donde se mide el autor. Y a veces cuanto más cree acercarse a lo que quiere hacer, más se aleja. No sé si existen autores que consigan acortar esa distancia que finalmente termina revelando aquello que realmente son.

El jardín del autor
Esto lo explica muy bien Alonso de Santos cuando compara al autor con el oficio de jardinero: cada creador descubre a lo largo de su vida cuál es el trozo de jardín que mejor sabe cultivar. No se trata de que todo el mundo cultive rosas o geranios sino de saber qué flores cultiva mejor. Al fin y al cabo cada autor cultivará lo que pueda en función de la tierra que posea. Y Desola, a pesar de querer cultivar una comedia, ha conseguido de nuevo un drama. Un profesor en crisis que acaba de sufrir una agresión en la escuela y que reniega de la enseñanza, accede a dar clases particulares y termina estableciendo una extraña relación con la madre del alumno: una mujer inmersa en el universo que ella misma supo crearse como refugio de una realidad insoportable.

Hay creadores que consiguen ir más allá del onanismo con el que muchas veces se enfrentan al sufrimiento propio, siendo capaces de detectar el dolor ajeno y transformarlo en experiencia artística. Así, la tierra que cultiva este joven autor (premio Marqués de Bradomín, 1999) recoge el dolor de experiencias ajenas y lo deposita cual jardinero entre los pliegues del texto teatral. El espectador, a su vez, habrá de morder el cebo que le presta el director de escena, el talentoso y experimentado Roberto Cerdá, para habitar ese mismo dolor, ahora transmutado en representación teatral.

"La charca inútil", nos cuenta Cerdá, "desglosa un espectro muy preciso de sentimientos humanos relacionados con lo que más tememos de nuestra existencia: la ausencia de quienes amamos". Desola ha escrito un drama sobre la locura como refugio a una existencia insoportable. Nos encontramos ante una madre (Sonia Almarcha) que para ser feliz se inventa una nueva vida a partir del recuerdo del hijo que acaba de perder y al que ve cada día en su habitación vacía; un maestro (Adolfo Fernández) que, después de abandonar su profesión tras ser golpeado y humillado por sus alumnos, termina hablando solo en los parques... y el extraño personaje de Hierofante (Miguel Palenzuela).

Bofetada al espectador
Un texto donde, como dice el autor, "las acciones tienen mucha más importancia que lo que dicen los personajes y lo que se intuye es mucho más relevante que lo que se percibe a simple vista. Una historia sobre la locura como terapia contra la soledad que pretende abofetear al espectador".

David Desola y Roberto Cerdá, acompañado de su equipo (Joan Espasa, Ikerne Giménez, Pedro Yagüe, Mariano Marín), y los actores mencionados parecen conocer muy bien algo tan abstracto como es el deseo de vivir una realidad diferente a la que, por suerte o fortuna, nos ha tocado vivir. El teatro municipal acoge la representación de los Premios Lope de Vega. ésta se representa hasta el 28 de febrero.