Image: Las compañías buscan dónde investigar

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Teatro

Las compañías buscan dónde investigar

Son pocos los teatros públicos que se preocupan por cuidar esta parcela

6 abril, 2012 02:00

Ensayando El Misántropo, por la Compañía Michael Chejov

Los cambios en los teatros de Madrid y en el Centro Dramático Nacional invitan a reflexionar sobre su relación con las compañías y los artistas. El Cultural ha sondeado a éstas sobre cómo son y cómo les gustaría que fueran.

Madrid concentra la mayor actividad teatral del país, tanto por el número de empresas y colectivos artísticos que en ella radican, como por el número de salas de exhibición (24 escenarios privados, 20 públicos, 9 salas alternativas y 34 centros culturales). En este mapa escénico los teatros públicos ocupan un lugar privilegiado para aquellas compañías y artistas artífices de un teatro de escritura contemporánea y de investigación escénica. Sin embargo, pocos son los centros públicos que se preocupan por cuidar esta parcela.

A lo largo de los últimos 30 años se ha ido modificando la relación de los teatros públicos con los artistas y las compañías. Por ejemplo, se ha pasado de que estos escenarios fueran coto cerrado para las formaciones independientes a abrirse a ellas lentamente e, incluso, a alimentarse casi en exclusiva de sus producciones (Teatros del Canal). El Cultural ha querido conocer la opinión de algunos de los artistas que trabajan más habitualmente en estos escenarios sobre las debilidades o carencias que ellos han detectado en el modelo público teatral.

Hay que advertir que todos los entrevistados son decididos partidarios del teatro público, entre otras razones porque son los primeros beneficiados, como ellos mismos reconocen. Y todos coinciden en que si el teatro público está para algo es para la investigación escénica y la creación contemporánea. Como dice el autor y director Alfredo Sanzol: "Debería dedicarse al teatro que todavía no existe".

Javier García Yagüe fundó la sala Cuarta Pared de Madrid hace 26 años y como director de escena ha sido invitado a colaborar en el Centro Dramático Nacional (CDN) a título personal. García Yagüe cree que el principal problema que hoy arrastra el modelo es su falta de definición: "Hoy no está nada claro el límite entre el teatro público y el privado, por lo que no es extraño que surjan voces criticando la competencia desleal en la que incurren en muchos casos. Me pregunto ¿es misión del teatro público escenificar a un autor de éxito? Esta cuestión debería estar muy clara pero no es así, porque también a los teatros públicos se les exigen unos resultados económicos". Para él este asunto, tan fundamental, va ligado al de la investigación escénica, algo que pocos centros hacen.

Desde la sala Cuarta Pared, García Yagüe ha impulsado el Espacio de Teatro Contemporáneo (ETC), un lugar de investigación y desarrollo de nuevos lenguajes escénicos que está financiado por el Ayuntamiento de Madrid y el Ministerio de Cultura. "La investigación, en cualquier campo y especialmente en el científico, está asociada al dinero público, porque no busca un retorno inmediato. Y así nos la planteamos, nuestros proyectos no persiguen la realización de una obra".

Becas y talleres

Por su parte, Andrés Lima, director de Animalario, ha trabajado tanto con su compañía como en solitario en los distintos teatros madrileños. Recientemente ha representado en las Naves del Español El montaplatos. Él ya lleva un tiempo que sigue la fórmula de hacer talleres previos para poner en pie sus espectáculos más personales, como Penumbra. Ahora ha comenzado uno nuevo, que versa sobre el capitalismo y que se prolongará a lo largo de año y medio. Cuenta con el apoyo del Teatro Español. "Necesito tiempo para investigar, para generar equipos. Es una fórmula que enriquece". Pero es poco habitual en nuestro país: "No conozco ningún teatro público que beque a autores. Por eso, hay poca cantera, porque los teatros están más preocupados en producir y programar".

Como los precedentes, el director Luis D'Ors cree que la investigación es parte sustancial de su labor. Él ha trabajado en los últimos años en el CDN y acaba de estrenar en La Abadía con su Compañía de Actores Michael Chejov Ensayando el Misántropo, resultado de un Taller de Exploración (TEX) impulsado por el teatro. Hay que señalar que La Abadía es el único de Madrid que organiza periódicamente talleres con maestros y profesionales, aunque a esta práctica ya ha empezado a apuntarse el Matadero.

D'Ors cree que el teatro público debe situarse en el riesgo: "Apostar por el trabajo continuado de compañías con trayectoria sólida; es la manera de fidelizar su confianza, sin dejar de estar atento a los nuevos valores". Porque para D'Ors, una de las dificultades que deben sortear las compañías es "que las instituciones tengan noticia de su trabajo". Por ello aconseja a los teatros contar con la figura de "un oteador" que esté atento a éstas. A García Yagüe, sin embargo, lo que le preocupa es la escasa visibilidad de las compañías por el público. "En este terreno hay mucho que hacer, porque tiene que ver con el papel que ocupa el teatro en nuestra sociedad, o sea con la educación, y con la labor de los teatros para fidelizar a sus espectadores".

En relación con la exhibición hay también aspectos mejorables. Sanzol, que ha estrenado uno de los éxitos de la temporada, En la luna, por encargo de La Abadía, cree que "es absurdo que los teatros públicos estén cerrados tantos días al año. Los colectivos necesitan infraestructuras y los teatros las tienen. En estos momentos de recortes habrá que buscar otras maneras de tenerlos abiertos".

Y llegamos a uno de los asuntos más complejos, el que tiene que ver con la organización de las plantillas. García Yagüe sostiene que en los teatros públicos las condiciones económicas son indiscutibles, pero cree que "la cuestión técnica condiciona mucho la actividad artística". Se refiere a que "los turnos laborales de los equipos técnicos de los teatros nacionales son poco flexibles. Es imposible hacer giras, los técnicos tienen unos calendarios complejos que exigen doblar el número de personas a desplazar y resulta muy costoso para el teatro. Y, claro, estamos hablando de un teatro de ámbito nacional, que no se debe únicamente a Madrid. La solución que han buscado hasta ahora es llegar a acuerdos con las compañías privadas para que gestionen las giras, donándoles las producciones. Eso no ataca el problema de fondo y la realidad es que nadie, en el Ministerio de Cultura, le hinca el diente".