Image: El ser o no ser del texto teatral

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Teatro

El ser o no ser del texto teatral

1 septiembre, 2017 02:00

Un momento de El cartógrafo, de Juan Mayorga. Foto: Ceferino López

Algunas propuestas escénicas de vanguardia relegan al texto en los escenarios. Lo prueba el cambio de rumbo de Matadero, que tanta hostilidad y decepción ha suscitado. Y que deja ciertas preguntas en el aire: ¿caminamos hacia un teatro sin base literaria? ¿Es una hipótesis concebible? Mayorga, Álvaro Tato, Despeyroux, José Ramón Fernández, José Manuel Mora y José Padilla 'arman el debate.

Ya lo avisó Mateo Feijóo cuando se presentó como responsable artístico de las Naves de Matadero: el texto sólo sería un ingrediente más en los montajes que se vieran en sus salas. Y cuando destapó su programación, en un acto que derivó en un debate ontológico (y por momentos surrealista) sobre lo que es teatro y lo que no lo es, esa advertencia se concretó con nitidez: salvoFive Easy Pieces, la brutal obra de Milo Rau, el resto de las propuestas transitaban por géneros como la danza y la performance, carentes de un sustrato literario. Entonces sobrevino la guerra de manifiestos y la división del gremio, en el que un sector importante se sentía excuido. A la salida de aquella presentación se respiraba un ambiente guerracivilista. El texto dramático, de pronto, se había convertido en un motivo de disputa, en un campo de batalla.

Aunque tal tensión, según Denise Despeyroux, firmante del mainifiesto de apoyo a Feijóo, no es en absoluto una novedad. "El teatro está vivo y por eso a cada crisis de la sociedad le corresponde una crisis del teatro. Desde que empezó a hablarse de postmodernidad como la era del fin de los grandes relatos, se ha venido cuestionando el papel de la fábula y de la narración en el teatro y en consecuencia el papel del texto", explica la actriz, directora y autora que tras el fenómeno off de Carne viva se ha abierto hueco en la cartelera institucional y comercial. A su juicio, ese cuestionamiento ha tenido respuestas "brillantes e imaginativas". Como la de Rafael Spregelburd, "inspirándose en la complejidad de la teoría del caos". O la de Wajdi Mouawad, "reinventando la tragedia". O la de Sanchis Sinisterra "indagando en los hallazgos de la teoría sistémica". "Todos ellos -sentencia- han demostrado no sólo que sigue siendo posible narrar en el teatro, con un gran protagonismo de la palabra, sino también que contarnos historias es tan necesario como siempre y puede ser más asombroso que nunca".

También lo acredita Mayorga, con su dramaturgia de sólido poso humanista- El cartógrafo fue una de las últimas obras que se vio antes de la era de Feijóo en Matadero. Centrada en la tragedia del gueto de Varsovia, tenía un fuste novelístico. Rasgo que la enfrenta con la corriente 'antiliteraria' (o mejor dicho: 'aliteraria') ahora imperante en el rebautizado Centro Internacional de Artes Vivas. Mayorga se sumió al contramanifiesto

Es un tópico ese diagnóstico de que el texto es una antigualla. Y negar un tópico, ayuda a reforzarlo" Mayorga.

que denuncia ''la desaparición de dos espacios de exhibición de las artes escénicas tan emblemáticos'', firmado por 700 profesionales. El autor de Reikiavik se muestra reacio a participar en un debate que percibe como tramposo. "Es un tópico ese diagnóstico de que el texto es una antigualla. Y negar un tópico, ayuda a reforzarlo. Por eso prefiero concentrarme en escribir mis obras". Estas, aunque tienen difícil volver a Matadero por un tiempo, siguen representándose a discreción dentro y fuera de España. Revela que hay proyecyos para que salten escenas próximamente en Argentina, Brasil, Bulgaria, Corea, Grecia, Cuba... En este último país estrenará el 6 de septiembre Cartas de amor a Stalin, con la curiosidad de ver cómo reciben precisamente allí este título.

Mayorga denuncia la lista sin presunción, simplemente para evidenciar la vigencia de la palabra dramática. Y zanja su intervención remitiéndose a un pasaje de Elipses, su colección de ensayos publicada por Uña Rota, donde, apunta, "digo todo lo que pued decir al respecto: El teatro vive en la tensión entre la escritura y su pronunciación. Si no hay escritura, no hay teatro. Esto vale tanto para la puesta en escena de una pieza de literatura dramática como para la improvisación a partir de un tema o un motivo; tanto en la performance o la danza como en fenómenos parateatrales cual lo son el discurso en un mitin o un desfile de moda. No a todo ello subyace literatura, pero a todo ello subyace escritura. Si hay un gesto fijado, hay escritura -incluso si ese gesto es luego variado o elidido ante el espectador-. Los ensayos -que la lengua francesa llama repeticiones- se hacen sobre una escritura -aunque ésta no esté fijada en un papel ni haya un firmante- o la producen. Construir un espectáculo es escribir en el espacio y en e tiempo: componer un conjunto de signos que el espectador ha de leer''.

Sinergia de escrituras

Esa tensión/conexión/combustión entre escritura escénica (la del director) y literaria (la del autor) es la "la naturaleza primordial del teatro", según el dramaturgo José Manuel Mora, que dio cobijo a los montajes más vanguardistas y radicalmente contemporáneos en el Frinje de Matadero, festival que se celebraba cada verano y que coordinaba junto a Marion Betriu. Hasta que Feijóo ha decidido prescindir de él, entendiendo que se solapa con su propia línea de programación. La alianza de Mora con la directora Carlota Ferrer es uno de los mejores ejemplos hoy del potencial expresivo de la sinergia de ambas escrituras (recordamos sus Nadadores nocturnos, galardonados con el Max al mejor espectáculo revelación en 2015). Para Mora, el texto es un elemento clave dentro de la fugacidad del teatro: "Es el contenedor de los estratos fósiles de las heridas del autor y su tiempo. Funciona como un testigo histórico del hecho teatral". Y aclara: "Cuando hablo de teatro de texto no me refiero a bustos parlantes. En el texo siempre subyacen viejos impulsos portadores de nuevos planos estéticos y éticos".

Un momento de la obra Gameboy. Foto: Jean François Quay

Mora ha promovido la escritura dramática en los talleres del Frinje. Al frente de ellos han estado figuras internacionales (Klata, Ravenhill, Richter) y nacionales, como Alberto Conejero, integrante de una generación joven de dramatugos que está dando mucha tinta a nuestras tablas. Ahí están, aparte de los mencionados Mora y Despeyroux, José Padilla, Marta Buchaca, Guillen Clua, Jordi Casanovas, Antonio Rojano, Lola Blasco, Carolina África, Álvaro Tato, Paco Bezerra... Una hornada que se suma a la de sus mayores: Ernesto Caballero, Laila Ripoll, Juan Mayorga, Rodrigo García, Ángelica Liddell...
Cada vez que salgo de España oigo lo mismo: que estamos viviendo un segundo Siglo de Oro" José Ramón Fernández.

"Cada vez que salgo de España oigo lo mismo: que estamos viviendo algo así como un segundo Siglo de Oro. Son varias generaciones las que están haciendo que su literatura dialogue con el escenario con extraordinarios resultados", señala José Ramón Fernández (El minuto del payaso).

Tampoco cree Álvaro Tato que el texto pueda verse arrinconado en los próximos años."Me parece ciencia ficción que sucediera algo semejante", afirma el director literario de Ron Lalá. "Basta con echar un vistazo a la cartelera: el teatro textual ocupa la inmensa mayoría de los espacios de representación. Y la palabra reside en el centro del teatro en Occidente desde Pericles. La vacua inflación en redes sociales y medios de información de las polémicas ha provocado una disputa esperpéntica de tintes cainitas". De todas formas, sí cree que en Matadero las cosas podrían haberse hecho de otra manera, más práctica: "Era un centro que ya funcionaba con un determinado planteamiento. Pienso que en vez de cambiar de rumbo hubiera sido más sabio habilitar un nuevo espacio para otro tipo de tendencias. Paro lo triste es que un posible diálogo fértil haya degenerado en una discusión agria y estéril, entre gente que en el fondo se dedica a lo mismo, aunque sea con formas distintas".

Me parece ciencia ficción que el texto se vea arrinconado. La palabra reside en el centro del teatro desde Pericles" Álvaro Tato.

"Para mí no hay nada nuevo bajo el sol", añade José Padilla, uno de los máximos representantes de la eclosión de dramaturgos canarios, desencadenada por el proyecto Canarias escribe teatro, de Alexis Corujo y Rafa Rodríguez. "La evolución consiste en la remezcla. Considero que así debe ser". El autor de Las crónicas de Peter Sanchidrián, estrenada este verano en Kamikaze, advierte que la controversia está contaminada por factores políticos: "En un principio yo también me sentí violentado, pero no tardé en descubrir que la sublevación venía dada por la forma beligerante con la que el ayuntamiento obró para el cambio de ruta. Era muy fácil hacerlo de otro modo. Creo que eso, aun hoy, nos mantiene desorientados, pero no debería afectar al programa que trae el nuevo director. Y esto lo digo a pesar de que soy un autor eminentemente textual, para el que, quizá, no haya hueco en su propuesta".

Habrá que verlo. De momento, el clamor por a convivencia, la diversidad y la amalgama de géneros es el discurso que prevalece en el colecitvo escénico. "He tenido la fortuna -dice Tato- de crear hace poco dramaturgias para espectáculos de danza (Zarzuela en danza y Nacidad sombra) y pienso que el texto se enriquece y se envuelve de riesgo, vértigo y esencialidad cuando se encuentra en posición de acompañante".

De Ibsen al Pato Donald

Y José Ramón Fernández cierra el debate con este bello y esclarecedor monólogo de Eva al desnudo: "Escucha, jovencita y aprende. ¿Quieres saber qué es el teatro? Un circo de pulgas. También es ópera, y rodeos, carnavales, ballets, danzas tribales indias, guiñol, un hombre orquesta: todo es teatro. Donde haya magia, fantasía y público, hay teatro. El Pato Donald, Ibsen, y el Llanero Solitario, Sarah Bernhardt y Poodles Hannefor, Lunt y Fontaine, Berty Grable, Rex el caballo salvaje, Eleonora Duse: todo es teatro. No los entiendes a todos. No te gustan todos. ¿Por qué ibas a hacerlo? El teatro es para cualquiera, incluida tú, pero no en exclusiva. Así que no lo apruebes ni desapruebes. Quizá no sea tu tipo de teatro, pero, en algún sitio, para alguien lo es".

@albertoojeda77