La extinción de los neandertales y la llegada del Homo sapiens a la Península Ibérica, aproximadamente hace 40.000 años, son dos de los grandes enigmas de la evolución humana que han centrado las investigaciones recientes de los paleoantropólogos. De hecho, los nuevos descubrimientos han ensanchado la horquilla cronológica de ambos fenómenos y desvelado un escenario cada vez más complejo. En una cantera de Gibraltar se ha hallado una huella perteneciente a un neandertal adolescente de 28.300 años de antigüedad; mientras que las evidencias documentadas en la cueva lusa de Lapa do Picareiro o en la malagueña de Bajondillo han retrasado varios milenios la presencia del humano moderno en el sur de las actuales España y Portugal.
A ese puzle evolutivo se siguen añadiendo piezas. Un nuevo estudio publicado este miércoles en la revista PLoS ONE apunta a que las poblaciones neandertales de la Península ibérica empezaron a desaparecer y a ser reemplazadas por otros grupos de la misma especie procedentes del suroeste de Francia incluso antes de la llegada del Homo sapiens.
Los trabajos, liderados por Joseba Rios-Garaizar, del Museo Arqueológico de Bilbao, y que han contado con la participación del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), se han centrado en el yacimiento Aranbaltza II, en la comarca vizcaína de Uribe Kosta. Se trata del asentamiento más importante por número de evidencias del Chatelperroniense peninsular, una cultura neandertal que se extendió desde la cuenca parisina hasta la Región Cantábrica y se desarrolló entre hace 43.760 y 39.220 años. En el sitio, descubierto en 1957 e integrado por varias zonas arqueológicas, hay registros de ocupación desde el Paleolítico Medio hasta principios de la Edad del Bronce.
En Aranbaltza II se produjo un importante asentamiento al aire libre —el primero documentado en España de estas características— en el que se realizaron numerosas actividades, incluyendo la fabricación de láminas y soportes para las llamadas puntas de Chatelperrón. El equipo internacional de investigadores ha analizado más de 5.000 fragmentos de materiales líticos recuperados del yacimiento vasco, datados aproximadamente hace unos 43.000 años, y los ha comparado con los de otros asentamientos cercanos atribuidos a neandertales, de tecnología Musteriense. El principal hallazgo es que el sistema chatelperroniense y su industria lítica no se solapa en el tiempo con tecnologías neandertales más antiguas.
"Hemos podido comprobar que esta ocupación no está relacionada con las ocupaciones previas de neandertales de la Región Cantábrica, que desaparecen hace unos 45.000 años. Esto es, mil años antes de la ocupación de Aranbaltza II. Esto nos lleva a proponer que el Chatelperroniense llega a la Región Cantábrica de la mano de otros grupos de neandertales provenientes del suroeste de Francia", explica a este periódico Joseba Rios-Garaizar. De hecho, entre los artefactos analizados se ha identificado sílex extraído de afloramientos del país galo, a unos 150 kilómetros en línea recta.
Humanos modernos
Los investigadores, por lo tanto, sugieren que las poblaciones ibéricas neandertales más antiguas y sus tecnologías desaparecieron y fueron sustituidas por diferentes grupos de la misma especie que usaban herramientas de estilo chatelperroniense. "En esa misma época —añade el arqueólogo— no hay otras culturas neandertales en la Región Cantábrica. En áreas cercanas, como la Meseta Norte o la Sierra de Cameros, por ejemplo, los neandertales están desarrollando tecnologías que siguen estando basadas en la producción de lascas. En el Chatelperroniense se centran en la fabricación de láminas, especialmente en láminas para hacer puntas".
El desarrollo de esta cultura acontece en un momento en que el Homo sapiens ya está presente en el este de Europa. Sin embargo, lo más relevante es esa discontinuidad que se ha documentado entre las ocupaciones del Paleolítico Medio y el Chatelperroniense —¿por qué se extinguen o abandonan los neandertales esa parte del norte de la Península hace 45.000 años y poco después se asientan allí nuevas comunidades?—, y la relativa corta duración de este último grupo de homínidos, que fueron rápidamente reemplazados por el Homo sapiens.
El estudio reafirma la hipótesis de que la compleja trayectoria y el desenlace de los neandertales se debió a cuestiones endógenas y climáticas —en esos milenios se registró una sucesión de eventos de frío intenso— más que a la simple aparición de la nueva especie. "Nuestro trabajo refuerza la idea de que los neandertales están sufriendo una crisis, probablemente demográfica, antes de que los humanos modernos lleguen a Europa", subraya Rios-Garaizar. "En este contexto, el proceso de desaparición del linaje neandertal se acelera con la llegada del Homo sapiens".
Los investigadores aventuran que poner el foco en futuros estudios sobre estos patrones de extinción y reemplazo de los neandertales a nivel local puede arrojar una luz muy importante para descifrar uno de los grandes interrogantes de la evolución humana.
Estudio espacial
De manera coordinada, se ha publicado en la revista Archaeological and Anthropological Sciences el estudio espacial del yacimiento de Aranbaltza II. En él, Laura Sánchez-Romero, investigadora del Human Evolution Research Center de la Universidad de California en Berkeley, aborda los procesos responsables de la formación del sitio a través de la aplicación de análisis hotspots (puntos calientes), densidad y patrones de orientación de los materiales arqueológicos en combinación con datos sedimentológicos.
Este trabajo destaca la necesidad de analizar los yacimientos desde una perspectiva geoarqueológica y de organización espacial para conocer los factores que han propiciado la acumulación de materiales antes de hacer suposiciones acerca del comportamiento humano. Los resultados muestran que los materiales fueron rápidamente enterrados, de forma que quedaron protegidos y así su integridad espacial, permitiendo de esta forma la preservación de las principales zonas de acumulación de restos arqueológicos y por tanto las actividades que se desarrollaron en el yacimiento.