La plaqueta documentada en el yacimiento de la Cova Gran de Santa Linya. / Foto: Ramón Gabriel (Efe)

La plaqueta documentada en el yacimiento de la Cova Gran de Santa Linya. / Foto: Ramón Gabriel (Efe)

Arqueología

Una cabra y un paisaje de hace 14.000 años: hallan una singular obra de arte en una cueva de Lleida

Los arqueólogos documentan en el yacimiento de la Cova Gran de Santa Linya la primera plaqueta con grabados del Paleolítico Superior del Prepirineo catalán.

28 julio, 2022 18:33

Una plaqueta de hace unos 14.000 años ha sido hallada por un equipo del Centro de Estudios del Patrimonio Arqueológico de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en el abrigo de la Cova Gran de Santa Linya (Avellanes-Santa Linya, Lleida). Se trata de la primera pieza artística del Paleolítico Superior identificada en el Prepirineo catalán. 

En concreto, los investigadores han podido documentar inscripciones en ambas caras: en el anverso una cabra en actitud de erguirse representada "mediante un truco visual"; mientras que en el reverso, el artista reprodujo un "logo" del yacimiento, un paisaje que combina la silueta de la bóveda del abrigo y el cauce del torrente de Sant Miquel a sus pies.

El objeto se suma al limitado conjunto de piezas singulares del Paleolítico Superior existente en Cataluña y contribuye a la reflexión sobre la existencia de un "nuevo estilo" desarrollado por las primeras poblaciones cazadoras-recolectoras del nordeste de la Península Ibérica, según han detallado los prehistoriadores en un comunicado.

Imagen de la plaqueta y sus grabados.

Imagen de la plaqueta y sus grabados. CEPArq-UAB

"Esta representación artística identifica un nuevo elemento singular que viene a sumarse al rico y amplio registro arqueológico que en los últimos veinte años está proporcionando la investigación en este yacimiento, clave en el actual desarrollo de la arqueología de Cataluña", ha señalado Rafael Mora, director del CEPArq y catedrático del Departamento de Prehistoria de la UAB, durante la presentación del hallazgo este jueves en el Museo de Lleida.

El descubrimiento de la plaqueta se ha realizado en el mismo sector de la excavación donde se halló el esqueleto parcial de la Homo sapiens Linya, la mujer de la Noguera, pero en un nivel de ocupación que se originó unos siglos antes. La pieza ha salido a la luz en un contexto que conservaba materiales orgánicos, datados mediante análisis de radiocarbono hace 14.000 años. Esta nueva información permitirá comparar estos grabados con otras plaquetas de otros yacimientos cuyo periodo de realización exacto se desconoce o se fija en rangos temporales más amplios.

Simbolismo

La plaqueta se hizo sobre una roca margo-calcárea, un material que no aparece en la Cova Gran, por lo que debió ser transportado hasta el abrigo. Sus dimensiones son de 11 centímetros de largo por 8 de ancho y en la superficie el equipo de investigación ha identificado un conjunto de trazos intencionados formado por múltiples líneas finas y espesas, probablemente realizadas con uno o varios instrumentos de sílex.

Su restauración y posterior estudio, para el que se ha contado con la colaboración de Rafael Martínez Valle, investigador especialista en Arte Prehistórico del Instituto Valenciano de Conservación, Restauración e Investigación de Bienes Culturales de la Generalitat Valenciana (IVCR+i), han permitido reconstruir las composiciones que aparecen en ambas caras, que sorprenden por su simpleza y esquematismo.

Los grabados reproducen figuras de un alto contenido simbólico para los primeros pobladores del nordeste peninsular: "Hay elementos y recursos visuales con los que narrar historias o concretar espacios que denotan que la persona o personas que los ejecutaron eran inteligentes y técnicamente diestras, y que combinando escasas líneas eran capaces de generar visualizaciones con un alto contenido empático que hemos podido descodificar miles de años después", ha destacado el investigador Jorge Martínez-Moreno (CEPArq-UAB).

Presentación de la pieza en el Museo de Lleida.

Presentación de la pieza en el Museo de Lleida. Efe

La cara A muestra numerosos trazos distribuidos por la superficie de la roca, lo que ha dificultado la lectura de la composición que contiene. Sin embargo, tras un escaneado 3D junto con otras técnicas visuales, se reconoce una primera figura, a partir de lo que parece una pequeña cara de perfil sobre la que se asienta una imponente cornamenta.

A partir de la cabeza, un grueso trazo diseña las líneas del lomo y vientre, al que se adosan varios apéndices que corresponden con las extremidades. Esta disposición sugiere un animal en reposo y los grandes cuernos que exhibe identifican a un macho de bucardo, la cabra propia del Pirineo extinta desde el año 2000. Además, se ha podido determinar que, aprovechando algunos surcos de esta composición, se trazaron nuevas líneas que configuran otra figura que se superpone sobre la anterior.

Los grabados de la cara B se escoran hacia uno de los bordes del soporte, con un amplio vacío dejado premeditadamente. A partir de escasos surcos, un gran trazo cóncavo que en su base se cierra por dos líneas paralelas quebradas configuran lo que los investigadores consideran la primera representación del paisaje de la Cova Gran, que combina la silueta de la bóveda del abrigo y el cauce del torrente de Sant Miquel a sus pies.

De las figuras esquemáticas, intencionalmente reducidas a simples trazos, derivan mensajes sorprendentes, según el equipo de investigación: "El truco visual utilizado en el dibujo del bucardo, al superponer dos figuras, expresa un movimiento captado con gran pericia y de gran singularidad, muy raramente utilizado en grabados sobre piedra; y la representación de la propia Cova Gran, al combinar una curva y dos líneas quebradas, recrea un paisaje importante para esas gentes con una economía de trazos que recuerda el diseño de un logotipo actual".

Para los investigadores del CEPArq-UAB y del IVCR+i interpretar los grabados conservados en la plaqueta recuperada en la Cova Gran de Santa Linya ha sido un gran desafío y "su estudio y el de otras representaciones similares abre nuevas vías para explorar una tradición artística ancestral poco conocida y que se antoja muy rica".

Martínez-Moreno ha recordado que "Pablo Picasso, el gran visionario del nuevo arte del siglo XX, afirmaba que había necesitado toda una vida para aprender a pintar como un niño, una aseveración que subraya que estas grafías prehistóricas, aparentemente simples, están impregnadas de un aire de modernidad presente en nuestra cotidianeidad, que se puede rastrear en el discurso del arte contemporáneo y se consolida en el lenguaje del cómic".