Los hallazgos que arrojan luz sobre la destrucción de los reinos bíblicos de Israel y Judá
Los análisis arqueomagnéticos de materiales recuperados en 17 yacimientos incendiados permiten construir una cronología más precisa de las campañas militares de los arameos, asirios o babilonios.
25 octubre, 2022 03:16Hazael fue un rey del estado arameo de Aram-Damasco que, según los relatos históricos, encabezó al menos una campaña militar contra los pueblos que en el siglo IX a.C. habitaban la zona del Levante meridional, un territorio que aproximadamente cubre los actuales Israel, Palestina y Jordania. La Biblia hebrea, en concreto, recoge que sus tropas destruyeron la ciudad de Gat, uno de los principales asentamientos de los filisteos y donde habría nacido el gigantesco guerrero Goliat. Este sitio ha sido identificado por los arqueólogos en Tell es-Safi, un yacimiento situado a medio camino entre Ascalón y Jerusalén, y el asalto datado hacia 830 a.C.
Beth-Shean, también en Israel, en el valle homónimo, es otro sitio relacionado con los acontecimientos bíblicos, aunque más pequeño y misterioso. Las excavaciones efectuadas a finales del siglo pasado esbozaron que su final también fue violento como consecuencia de la acción conquistadora de Hazael. Pero el reciente análisis arqueomagnético de vestigios materiales recuperados durante los trabajos arqueológicos ha desvelado una fecha bastante más antigua para el episodio bélico: las nuevas dataciones remontan la destrucción de Beth-Shean a las últimas décadas del siglo X a.C.
¿Quiénes fueron entonces los atacantes? Los egipcios, y probablemente el faraón Sheshonq I, fundador de la Dinastía XXII, que además redujo a cenizas otros lugares cercanos como Horvat Tevet y Rehov. Este soberano también aparece mencionado en la Biblia hebrea y, en uno de los relieves grabados en su honor en el templo de Karnak, tanto Beth-Shean —durante el Imperio Nuevo de Egipto había servido como epicentro del poder faraónico en el norte de Canaán— como Rehov aparecen representadas como prisioneros de guerra, simbolizando una ciudad conquistada.
Todas estas dataciones son el resultado de los análisis geomagnéticos de materiales procedentes de contextos arqueológicos relacionados con las campañas militares lanzadas por los arameos, los asirios o los babilonios contra los estados de Israel y Judá que tuvieron lugar entre los siglos X y VI a.C. Estas guerras cuentan con numerosas menciones en textos antiguos, pero muy pocas de las pruebas físicas de los incendios intencionados han podido ser fechadas con seguridad. Historiadores y arqueólogos, por lo tanto, llevan años enfrentándose a interrogantes sobre la autenticidad histórica de las narraciones bíblicas.
En un estudio recién publicado en la revista científica PNAS, Yoav Vaknin, investigador de la Universidad de Tel Aviv, y su equipo presentan una nueva cronología combinando las fechas de referencia establecidas por la comunidad académica para los principales acontecimientos de la época con las atribuidas a la destrucción de 17 yacimientos y a dos depósitos cerámicos mediante el análisis de la dirección y/o intensidad del antiguo campo geomagnético registrado en ladrillos de barro. Durante este periodo, el campo magnético de la región fue extremadamente anómalo con rápidos cambios y valores de alta intensidad, que llegaron a doblar los actuales.
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Jerusalén, 586 a.C.
Ante el vacío que no han podido llenar la información proporcionada por las fuentes históricas y por los análisis radiocarbónicos, el arqueomagnetismo permite relacionar contextos arqueológicos con campañas militares específicas. Así, se ha podido determinar que la destrucción del asentamiento de Beth-Shean, a manos del faraón Sheshonq I, fue anterior a las de Gat, Rehov o Tel Zayit, propiciadas por el rey arameo Hazael. También confirmar hipótesis lanzadas previamente por los arqueólogos, como que Beth-Shemesh, ciudad del reino de Judá, fue arrasada a principios del siglo VIII a.C.
Entre 733 y 732 a.C., el rey asirio Tiglatpileser III conquistó el norte del reino de Israel, lugares como Betsaida y Tel Kinarot. Le seguiría en esta empresa bélica el monarca Senaquerib, que en 701 a.C. asedió y arrasó la destacada plaza de Tel Lachish. Las fuentes asirias y los textos bíblicos hablan de otros sitios de Judá que fueron devastados. Pero los datos arqueomagnéticos recabados por los investigadores en algunos de estos posibles escenarios como Beerseba, Tel Zayit —en un nivel estratigráfico posterior al caso citado anteriormente— o Tell Beit Mirsim no concuerdan con el año proporcionado por los escritos históricos.
Tras la retirada de los asirios del Levante, Babilonia sometió la región en varias campañas dirigidas por Nabucodonosor II. Ha sido motivo de debate la fecha exacta de la destrucción de la ciudad filistea de Ecrón, pero seguramente ocurrió entre 604 y 598 a.C. La intervención babilónica de 586 a.C. condujo a la destrucción de nuevo de Tel Lachish y de Jerusalén y su templo, empujando al reino de Judá a su fin. Los resultados aqueomagnéticos de Vaknin y su equipo han podido confirmar con precisión esta cronología.
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"Los últimos días del reino de Judá son muy debatidos. Algunos investigadores argumentan que no fue completamente destruido por los babilonios", detalla Erez Ben Yosef, otro de los participantes del estudio. "Mientras que Jerusalén y las ciudades fronterizas desaparecieron, otras en la zona de Negev y el sur casi no se vieron afectadas. Los resultados geomagnéticos respaldan esta hipótesis: varias décadas después de haber arrasado Jerusalén y el Primer Templo, los sitios que habían sobrevivido a la campaña de Babilonia cayeron finalmente, probablemente ante los edomitas".
"Esta investigación demuestra cómo una curva de arqueointensidad construida a partir de un espeso conjunto de datos arqueomagnéticos en el que las dataciones se basan en el radiocarbono (para períodos anteriores al siglo VIII a.C.) y edades históricas firmes (desde el siglo VIII a.C. en adelante) puede usarse como una poderosa herramienta cronológica", concluyen los investigadores.